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Arranca la campaña francesa con Sarkozy pisándole los talones a Hollande

El candidato conservador mantiene la estrategia del miedo a la llegada de la izquierda al Elíseo.

PÚBLICO.ES

Tras meses de reñida precampaña, la carrera hacia la presidencia de Francia se ha iniciado oficialmente esta mañana con el eco en España de las últimas declaraciones del presidente saliente, Nicolas Sarkozy, que no ha dudado en sembrar desconfianza sobre la situación de la economía española con el objetivo de intentar desbancar de la primera posición de las encuestas a su rival directo, el socialista François Hollande. 

Con una campaña agresiva y populista, Sarkozy se ha puesto a sí mismo de nuevo en la carrera después de que a finales de 2011 la derecha francesa dudara de la idoneidad de su candidatura debido a su alta impopularidad. En aquel momento se le daba como rotundo perdedor en la segunda vuelta frente a Hollande e incluso se contemplaba una posible derrota en el primer asalto, que se celebrará el próximo 22 de abril. La segunda vuelta se celebará el 6 de mayo. Las tornas han cambiado en las últimas semanas y, aunque según algunos sondeos, el candidato del PS mantiene una pequeña ventaja, Sarkozy ya está pisándoles los talones. 

Consciente de lo ajustado de los sondeos, el candidato conservador ha optado por emprender una estrategia agresiva y ha enarbolado en las últimas semanas la bandera del miedo al desembarco de la izquierda en el Elíseo. Para ello, no ha escatimado en críticas a Grecia y también a España, especialmente a la gestión que el Gobierno de Zapatero hizo de la crisis. El domingo, en una entrevista en Le Journal du Dimanche, el candidato conservador se comprometió a cumplir 'escrupulosamente' con el déficit porque dijo estar 'convencido' de que sus compatriotas 'no quieren conocer la suerte de Grecia o vivir las mismas dificultades de España'.

Mélenchon, del Frente Izquierda, se perfila como tercero en los sondeos Durante las semanas previas al inicio de la campaña, Sarkozy ha intenado buscar apoyo electoral más allá de los tradicionales caladeros de votos de su partido, la Unión para un Movimiento Popular (UMP). Así, ha elaborado un discurso duro contra la inmigración, llegando incluso a plantear la reducción a la mitad del número de extranjeros que puedan entrar en Francia o el suspenso a la participación de su país en el Tratado de Schengen, que rige la libre circulación de personas en Europa, si no se soluciona la, a su juicio, complicada situación en la frontera entre Turquía y Grecia. 'Hay muchos extranjeros en Francia', ha llegado a decir. 

Entre otras, estas propuestas acercan a Sarkozy a la figura de su competidora por la derecha, Marine Le Pen, del partido ultra Frente Nacional (FN), célebre por sus ataques a los musulmanes y por su voluntad de cerrar las fronteras de Francia o forzar la salida francesa del Euro. 

Hollande, por su parte, aupado a la candidatura por el PS tras verse truncada la carrera de Dominique Strauss-Kahn por sus supuestos escándalos sexuales, ha hecho pública en las últimas semanas la hoja de ruta que seguirá si llega al Elíseo, un programa colmado de propuestas sociales. Así, pretende aumentar en un 25% las ayudas a familias con hijos en edad escolar, congelar durante un trimestre el precio de la gasolina, reducir en un 30% los salarios de los ministros y del jefe del Estado, emprender una reforma fiscal que limite las exenciones fiscales para los ricos o volver a situar la edad de jubilación en los 60 años para las personas que empezaran a trabajar a los 18 y hayan cumplido los años de cotización que marca la ley. 

Asimismo, el candidato socialista ha lanzado propuestas para los jóvenes, como la posible creación de un fondo de solidaridad que les permita acceder a la vivienda de alquiler. También en materia educativa, para lo que se ha comprometido a crear 60.000 nuevos puestos de trabajo nuevos en cinco años. Precisamente en los jóvenes es en quiénes confía Hollande para hacer frente a la abstención que tanto daño puede hacerle en estas elecciones. De hecho, según un sondeo elaborado por BVA para la prensa regional y RTL, que recoge Le Parisien, el 25% de los franceses podría abstenerse en estas presidenciales. 

A Hollande también le podría afectar en la primera vuelta el ascenso de Jean-Luc Mélenchon, candidato del Frente de Izquierdas (FI), al que las últimas encuestas sitúan en tercera posición, por delante de Le Pen. Arrancó la fuerte en la precampaña, cuando consiguió reunir a 100.000 personas en la plaza de la Bastilla de París el pasado 18 de marzo. Mélenchon, que abandonó el PS en 2008 al considerar que este evolucionaba hacia el centro, recibió el apoyo del Partido Comunista Francés (PCF), que renunció a presentar candidato en estos comicios por primera vez desde 1974. El candidato de izquierdas enarbola un discurso anticapitalista y, entre sus propuestas, están, por ejemplo, subir el salario mínimo a 1700 euros (el actual es de 1398), recuperar la jubilación a los 60 años o llevar a cabo una reforma fiscal muy dura con los que más tienen. 

Esta mañana, en una entrevista en RTL, Eric Coquerel, hombre fuerte de la candidatura de Mélenchon, ha dicho que si no está presente en la segunda vuelta, el aspirante del FI animará a votar para 'derrotar' a Sarkozy. No obstante, ha asegurado que su programa es 'incompatible' con el de los socialistas, por lo que ha descartado la 'participación' del FI en un hipotético gobierno liderado por Hollande. 

El auge de Jean-Luc Mélenchon y el discurso antiinmigración de Nicolas Sarkozy han contribuido a eclipsar la figura de Marine Le Pen. Todo parece señalar que la candidata de la extrema derecha no reeditará el logro de su padre, Jean-Marie Le Pen, quien pasó a la segunda vuelta en 2002, informa AFP. 

Las perspectivas son decepcionantes también para el centrista François Bayrou, tercer hombre en la presidencial de 2007 con 18,6% de los votos, y que podría esta vez tener que contentarse con el quinto puesto.

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