Pasadas las siete de la tarde de ayer (hora peninsular) el mercante ruso Lafayette atracó en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria. Para entonces ya había sido denunciado ante la Policía y la Guardia Civil por Casa Daniela, proyecto de las religiosas oblatas especializado en trata de seres humanos.

El objetivo es que una investigación rigurosa determine si en el interior del buque hay niños trabajando como se denunció en el anterior puerto en el que atracó: Ferrol, donde la Fiscalía ordenó un dispositivo de vigilancia y control de la tripulación, pero no trasladó la denuncia interpuesta por trabajadores de la empresa Navantia a la autoridad judicial para un registro exhaustivo, que también requriría autorización de la Embajada rusa, pabellón bajo el que navega el barco.

Norberto Fresno, abogado de Casa Daniela, que actúa de forma coordinada con Agamme (Asociación Galega contra o Matrato ao Menor), considera fundamental el visionado de las cintas del astillero de Ferrol donde el Lafayette fue reparado. Allí es donde presuntamente se vio a niños trabajando, pero todavía no se ha procedido a examinar las imágenes.

Si muestran a menores, habrá indicios más que suficientes para actuar. 'Sería muy grave que se viera a los niños y no hubieran llegado aquí', aventuró Fresno, quien se quejó de que España firme todos los convenios internacionales para proteger a menores y luego no se actúe con contundencia ante una denuncia como la interpuesta. Si no avanza la presentada ayer, acudirá al juzgado de guardia.