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Mas anuncia un nuevo tijeretazo público dos días después del 20-N

El Govern anuncia recortes salariales a funcionarios y subidas en tasas de servicios básicos

ALBERT MARTÍN VIDAL

“Si explico mis ideas perderé las elecciones”. Así se expresó Josep Antoni Duran i Lleida el pasado 17 de octubre durante una charla en la escuela de negocios Esade. Faltaba entonces exactamente un mes y medio para las elecciones. Ayer, dos días después del histórico triunfo de CiU en Catalunya, el president Artur Mas anunció un duro plan de choque contra la crisis que de haberse conocido antes probablemente habría afectado al resultado del 20-N.

El president de la Generalitat compareció ayer por sorpresa ante los medios de comunicación para detallar por dónde irán los presupuestos de la Administración catalana del año próximo. Mas ya había anunciado que seguirían marcados por la austeridad, pero pocos imaginaron que el presidente de CiU preveía medidas como las que hizo públicas.

Los funcionarios catalanes ya saben que una vez más verán rebajados sus ingresos. Si el 12 de mayo de 2010 fue una fecha que los trabajadores públicos españoles difícilmente olvidarán, los catalanes ya tienen una réplica en el 22 de noviembre de 2011. Mas explicó que afectará a todos los trabajadores públicos y que el porcentaje de recorte salarial “no será importante”. Además, recordó que “tienen trabajo asegurado de por vida y es lógico que se les pueda pedir un sacrificio extra”. Como ha venido siendo habitual, este recorte viene acompañado de la renuncia de los altos cargos del Govern a una paga extra el próximo curso.

Asimismo, y siguiendo con la hoja de ruta de austeridad y control del gasto público que ha sido la marca de su Govern, Mas rompió uno de sus principales compromisos de campaña para abrir la puerta a un tipo de copago sanitario, implantando un “ticket moderador para evitar los abusos en el sistema” que podría suponer un aumento en el copago de fármacos y afectaría a personas que hasta ahora los tenían financiados.

Tasas universitarias, transporte público, agua y gasolina serán más caros

Pero Mas anunció también un cambio de rumbo a su política fiscal al admitir que el Govern buscará más ingresos. El jefe del Ejecutivo catalán admitió que no le gusta el Impuesto del Patrimonio recuperado por el Gobierno de Zapatero, pero dijo que lo aplicará. La posibilidad de dar marcha atrás con el Impuesto de Sucesiones, suprimido por el Govern para que dejara de afectar a las grandes fortunas, ni la considera. “No somos un Gobierno errático”, dijo Mas, que hubo de admitir después que ese impuesto es “una excepción”. Sin Sucesiones, la Generalitat dejó de ingresar 246 millones hasta 2013.

Así, la presión fiscal decretada por Mas afectará a las tasas universitarias, el transporte público, el agua y la gasolina. También abrió la puerta a la venta de edificios y a la privatización de empresas públicas. En total, la Generalitat se ahorraría 1.000 millones y podría cumplir así con una de sus prioridades: cumplir el objetivo de 1,3% de déficit para 2012 e incidir en que “Catalunya sea una excepción en la imagen de desbarajuste que tiene el sur de Europa”.

Entre las medidas anunciadas ayer no se encuentra, por cierto, una propuesta electoral de Duran, que llamaba a dedicar “un punto y pico del PIB” a políticas activas de reactivación económica.

Mas demostró no tener el menor inconveniente en afrontar críticas por plantear este plan sorpresa sólo dos días después de unas elecciones a las que CiU se presentó sin explicar estas medidas. Aseguró que el Ejecutivo no conocía sus intenciones y que era el instante justo de hacerlo porque “esto necesita de un clima de serenidad”.

Lo que resulta evidente es que el tempo elegido por Mas le sitúa un paso por delante de Rajoy, cuyo primer paso sigue siendo una incógnita. Y esta ventaja psicológica de Mas, que presumió ayer de presidir la Administración que más recortes hace en España, es importante ante los tiempos que se avecinan.

Mas rompe un compromiso de su campaña y se abre al ‘copago’ sanitario

De hecho, Mas no tuvo inconveniente en asegurar que considera “lógico” que Gobierno central y Generalitat “se ayuden mutuamente para intentar que el barco mantenga su línea de flotación y no embarranque”. En este sentido, y de cara a la aprobación de las cuentas de 2012, dio por hecho que el PP colaborará: “Debería estar en disposición de hablar”.

Este ofrecimiento del presidente de la Generalitat llega sólo un día después de que el PP cortara las alas a la petición del pacto fiscal de la que CiU ha hecho bandera en el último año. Alicia Sánchez-Camacho aseguró que esta propuesta no sirve para salir de la crisis y recordó a CiU que “no es determinante en la gobernabilidad de España”, mientras que los diputados conservadores sí lo son en el Parlament.

Mas, que abandonó el discurso optimista que mostró en esta materia durante la campaña, recordó al PP que en la nueva financiación catalana “también España se juega mucho” y le instó a “reflexionar”. Según dijo, el pacto fiscal “es de las pocas oportunidades que tiene el Estado español para rehacer sus relaciones con Catalunya de manera tranquila y serena; no la deberían desaprovechar”. En este sentido, prometió “colaboración institucional” con el Gobierno español si a su vez recibe “comprensión con la situación que vive Catalunya, que más que nunca está practicando la austeridad”.

Todo ello llegó el mismo día que Mas admitió el efecto que están teniendo los recortes: “Hemos tocado fondo, tocamos hueso”.

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