'El 15-M no se para, no tenemos nada que perder', se comentaba a finales de julio en la Puerta del Sol. Dos meses y poco después, la marcha de indignados que partió de Madrid llegará mañana a su destino: Bruselas.

El grupo tiene previsto hacer su entrada en la ciudad en torno a las 16:00 horas e instalar el campamento en un parque de Koekelberg, un distrito de la capital belga a pocos kilómetros del centro de la ciudad. Pese a que las autoridades locales no han autorizado a los indignados a acampar, los organizadores de la marcha mantienen a través de las redes sociales la convocatoria para ofrecer una rueda de prensa in situ a las 19:00 horas del sábado.

La intención es permanecer al menos una semana en Bruselas. Para ello, se han programado una serie de actividades, entre ellas debates y talleres, hasta el siguiente sábado, 15 de octubre, cuando esperan celebrar un 'Ágora Mundial', que pretende ser el primer encuentro internacional de indignados de distintos países.  

En la víspera de su llegada, el eurodiputado de Izquierda Unida, Willy Meyer, ha emitido un comunicado ofreciendo a los indignados acudir al Parlamento Europeo para trasladar sus quejas a la Cámara.

'Consideramos que todas las instituciones europeas tienen que estar abiertas de par en par a los ciudadanos y ciudadanas, por eso les he ofrecido a las marchas la posibilidad de presentar sus reivindicaciones y propuestas ante los miembros del Parlamento Europeo', ha dicho Meyer. La cita sería el próximo martes, en el marco de una conferencia de indignados a la que están invitados los eurodiputados que deseen participar.

Durante el camino, los marchantes han camino alrededor de 22 kilómetros al día y han ido recogiendo propuestas por los distintos pueblos y ciudades con el fin de mejorar la coordinación del movimiento a nivel internacional y alcanzar un marco de acción común.