Medio año basta para conocer el impacto de un recorte severo en las cuentas de la sanidad. Catalunya, en la avanzadilla de los ajustes que preconiza la derecha europea para contener deuda y déficit y sortear así la supuesta hecatombe financiera, tiene ya los primeros resultados de su plan para ahorrar mil millones de euros en la sanidad. Los ajustes en personal interino, camas hospitalarias, quirófanos y otros servicios asistenciales han provocado que las listas de espera hayan aumentado un 24,3% entre enero y junio. Unas 13.300 personas más que evidencian la incapacidad de la nueva configuración del sistema para absorber la demanda de una población que ha dejado de crecer, pero sigue envejeciendo.
A la política del Gobierno tricolor que precedió al actual, de CiU, ya le costó gestionar con agilidad la demanda existente en los últimos tiempos, cuando se empezaba a vislumbrar el cambio de ciclo económico. Pero los datos advierten ahora de que el proceso se ha acelerado y que la capacidad del sistema sanitario se ha convertido en un auténtico cuello de botella para dar respuesta a los 70.000contribuyentes pendientes de fecha y hora en el quirófano.
Se registran 13.000 enfermos más que en enero y el tiempo de espera se alarga
La consecuencia es evidente. No sólo hay más gente esperando, sino que la espera se dilata. Hace medio año se tenían que esperar 4,11 meses y ahora son 4,3 meses. Esa estadística global atiende al convenio suscrito con el Ministerio de Sanidad, según el cual el tiempo de espera no podía superar el medio año en 14 operaciones quirúrgicas seleccionadas. Según los datos del Departament de Salut de la Generalitat, sólo en una de esas intervenciones, la de implantación de prótesis de rodilla, no se respetaba el umbral. Unos 6,3 meses separaban el diagnóstico de la operación.
Pero la nueva coyuntura lo cambiará todo. Catalunya se desmarcará de los preceptos marcados por Madrid y cambiará el modelo, que a partir de finales de este año tendrá una única vía de entrada pero dos velocidades de salida. Según explicó ayer el conseller de Salut, Boi Ruiz, se modifican los criterios y la fecha de incorporación a la base de datos de las listas dejará de dictar la fecha de la intervención según los recursos sanitarios disponibles. Los criterios médicos sobre la gravedad de la enfermedad y los riesgos que arrastra la prolongación de la espera serán a partir de ahora determinantes.
Los casos más graves (determinados en función del impacto en la calidad de vida, el riesgo de espera, el tiempo acumulado en las listas y la efectividad de la intervención para el día a día del paciente) se intentarán resolver por la vía rápida, pero con un modelo flexible. El tipo de dolencia y de intervención determinará cuánto tiempo se puede esperar como máximo para entrar en quirófano. En los casos más críticos se podría activar automáticamente una espera de 45 días, que será también el plazo que se prefigura para lo casos de cáncer. En el de las dolencias cardiacas el plazo de espera máximo previsto será de dos meses. De hecho, para este tipo de enfermedades con riesgo vital se creará un circuito rápido de intervención.
El Govern duplica el plazo máximo de garantía y prioriza a los pacientes graves
En los casos con menos riesgos, la operación se podrá alargar en el tiempo hasta los 12 meses. Aún existen dudas sobre cómo se establecerán los criterios y si se tendrán en cuenta contingencias como el gasto farmacéutico asociado a retrasar la operación y sus efectos secundarios. Ruiz aseguró ayer que eso no significará que se agote ese plazo máximo, pero el decreto que aprobará el Gobierno catalán en el plazo de dos semanas sí que blindará a la Generalitat ante quejas de los usuarios.
Otro de los elementos clave en la modificación del modelo catalán es que caen de la lista dos de las intervenciones que sí tenían periodo de garantía hasta ahora: la de quiste pilonidal y la de juanetes. En estas dos listas había casi 7.300 personas en lista de espera que dejan de ser una prioridad, si bien la Conselleria se ha comprometido a buscar una solución para las personas que configuran ahora esa lista.
Un cambio que debería beneficiar a los usuarios es la actuación de oficio para garantizar el tiempo de espera. Hasta ahora los usuarios debían reclamar la garantía e iniciar un proceso burocrático que agravaba más todo el proceso en una situación de enfermedad. Y la Generalitat también creará listas únicas de espera por áreas territoriales y no por centros médicos, con la intención de racionalizar las operaciones según la gravedad de forma conjunta. En el caso de que un proceso supere los límites, el Catsalut ofrecerá la intervención en un centro diferente al más próximo del paciente. La filosofía ya la desveló Ruiz hace tiempo: los usuarios tendrán que esperar más tiempo y moverse más.
Disgusto sindical por la amenaza de despidos en la sanidad catalana
Hoy se conocerá en profundidad el parecer de los sindicatos ante la nueva programación. La enmienda a la totalidad por el aumento de las listas de espera está asegurado en un momento de enfado creciente entre los sanitarios. Pero también por la evolución de las negociaciones sobre los recortes salariales. Ayer hubo encuentro en la sede del Institut Català de la Salut (ICS) para intentar consensuar la forma en que la plantilla y el ente autonómico pueden encajar un ahorro en costes salariales de 45 millones de euros, planteado hace dos semanas.
Ayer sí fue posible lareunión que el pasado viernes no se pudo celebrar por la invasión sindical de la sede del ICS. El despliegue de los Mossos d'Esquadra, que blindaron la puerta de entrada de la institución, permitió que, esta vez sí, los sindicatos pudieran escuchar la propuesta y los argumentos del director del ente, Joaquim Casanovas. No sólo no gustaron esas explicaciones sino que disgustó lo que entendieron como una amenaza: o los profesionales médicos aceptan el recorte en los complementos específicos de los meses de octubre, noviembre y diciembre o están en riesgo 1.500 empleos.
Los Mossos protegen la sede del ICS para evitar otra ocupación
Tal y como están las cosas, la huelga generalizada en los ocho hospitales catalanes que controla el ICS toma fuerza. Medio millar de trabajadores, sobre todo enfermeras, volvieron a asistir ayer para protestar contra las nuevas medidas. Un cartel lo decía todo: 'No me puedo apretar el cinturón y bajarme los pantalones a la vez'. Realmente difícil.
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