La izquierda abertzale dio ayer un nuevo paso en la estrategia que le aparta de la violencia y que está permitiendo su reingreso en la legalidad. Varios miles de personas exigieron en San Sebastián lo que los convocantes denominaron 'derechos civiles' y que hoy se concreta en la legalización de su partido, Sortu, aún pendiente de un fallo del Tribunal Constitucional. Pero ayer, por primera vez, los congregados escucharon desde la tribuna un rechazo 'sin paliativos' a las últimas expresiones de violencia: los destrozos en los monolitos en recuerdo de los socialistas asesinados por ETA Juan María Jáuregui y Fernando Múgica.
'No es admisible que se ataque así la memoria de las víctimas de la violencia', dijo Joxean Agirre, portavoz de Eleak. Esta plataforma era la convocante del acto y, según fuentes de la lucha antiterrorista, uno de los instrumentos impulsados por los antiguos dirigentes de Batasuna para borrar definitivamente la influencia de ETA en la izquierda abertzale. Organizaciones como Eleak o Egin Dezagun Bidea ocupan ahora el espacio de otras -Ekin, Segi y Askatasuna- que no terminaban de cortar el cordón umbilical que les unía a la banda y que se opusieron a la nueva estrategia sin violencia surgida del debate celebrado por las bases, como adelantó este periódico el 26 de junio.
Eleak, organización convocante, ha sido creada para borrar la influencia de ETA
Ayer tarde, la expresión del rechazo a la violencia no se produjo dentro de las cuatro paredes de la sala de juicios de la Audiencia Nacional, ni en las páginas de un periódico. Tampoco salió de los labios de Arnaldo Otegi o Rufi Exteberria. Fue en plena calle, ante miles de militantes y verbalizada por un expreso de ETA, Joxean Agirre, condenado a 86 años de cárcel y que a su salida de prisión siguió manteniendo las posiciones más duras a favor de la violencia como portavoz de Askatasuna. En el otoño de 2008, según relató como testigo de la defensa en el juicio por el caso Bateragune, Otegi se puso en contacto con él para pedirle que se sumara a sus planes desde la columna que escribe en el diario Gara.
En todo caso, Agirre advirtió ayer que ese alejamiento de la violencia 'no admite dobleces ni olvidos premeditados'. Aludía a las víctimas de la violencia que la izquierda abertzale atribuye al Estado. En concreto, Agirre se refirió a los alcaldes de Bildu que han recibido cartas amenazantes y a los cuatro fallecidos en la capital donostiarra entre 1949 y 1979 en enfrentamientos con la Policía. 'Recordar a estas personas no significa que olvidemos otras muertes y sufrimientos -dijo Aguirre-. Tan sólo subrayamos la necesidad de abordar la cuestión de las víctimas, de todas, con rigor y respeto, porque el derecho a la memoria colectiva de este pueblo, la convivencia futura, no pasan por el olvido, la exclusión y la ofensa constante contra cientos de muertos y miles de represaliados por la violencia estatal'.
Miles de asistentes a una manifestación para reclamar «derechos civiles»
Entre los asistentes a la marcha se encontraban los miembros de la izquierda abertzale Tasio Erkizia, Niko Moreno, Miren Legorburu y Ángel Mari Elkano; el coordinador de Aralar, Patxi Zabaleta; la integrante de la Ejecutiva Nacional de EA Maider Carrere, y el juntero de Bildu y miembro de Alternatiba Enrique Martínez. Sin embargo, faltaron los líderes de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria y Rafa Díez Usabiaga. Algunos de los asistentes comentaron haber visto al diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, que no habría aguardado a la conclusión del acto.
Tanto el lema de la pancarta, Euskal Herria libre eta legala. Eskubide guztiak guztiontzat (Euskal Herria libre y legal. Todos los derechos para todos), como el contenido del discurso de Agirre habían sido pactados por todos los partidos que estuvieron presentes en la marcha, así como por la izquierda abertzale tradicional. Aralar está pendiente de aprobar en un próximo congreso concurrir a las elecciones generales junto a Bildu.
La afluencia de la manifestación, celebrada en pleno agosto y en medio de un puente, estuvo lejos de alcanzar la de otras convocatorias, como la tradicional a favor de los presos de ETA que tiene lugar en Bilbao todas las Navidades. Arrancó pasadas las cinco de la tarde del paseo de La Concha y concluyó en la Plaza Okendo. El departamento de Interior había prohibido el punto de arranque elegido por los organizadores, el Boulevard donostiarra, porque estos días se celebra la Semana Grande y eso afectaría al 'normal desarrollo de los actos previstos', además de poner 'en riesgo la seguridad de los asistentes'. El acto, como estaba previsto, concluyó antes de las siete de la tarde, momento en el que se produjo el cañonazo desde la terraza del Ayuntamiento donostiarra, que marca el arranque de la Semana Grande.
En su resolución, Interior advertía de que durante la manifestación no se podrían proferir lemas en favor de organizaciones terroristas ni otros que supusieran 'descrédito, menosprecio o humillación' a las víctimas del terrorismo. Los únicos lemas que se corearon fueron los habituales pidiendo el regreso de los 'presos vascos' y en favor de la independencia.
Eleak hizo un llamamiento 'expreso' a PSOE y PP para que abandonen el 'inmovilismo' y arranquen el nuevo curso político en septiembre 'con una nueva política'. 'Esa es la llave de la solución', dijo su portavoz, que también tuvo en su discurso palabras para las últimas polémicas del verano. Agirre denunció lo que considera 'la política irreponsable de insultar al contrario, negar el saludo como forma de buscar un titular o vigilar las banderas en su mástil, atentos a si ondean como ordenan la ley o el viento'.
El contenido de la marcha estuvo consensuado con Bildu y Aralar
Agirre, en sintonía con el discurso de la izquierda abertzale en esta nueva etapa, dijo que 'una sucesión de pasos y compromisos multilaterales debe asentar el proceso en marcha y convertirlo en irreversible, con renuncia expresa y definitiva al uso de la violencia por todas las partes'. La izquierda abertzale se ha marcado como objetivos tras el éxito electoral el 22-M la legalización de su propio partido, Sortu, y el fin de la actual política penitenciaria de dispersión. Para ambas reivindicaciones tuvo palabras Agirre. De Sortu, dijo que el Tribunal Constitucional tiene que declararlo legal 'deprisa y claramente'.
Ayer, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, declaró a Ep que la existencia de Bildu dificulta que los presos de la banda se sumen a los procesos individuales de reinserción. Desde que la izquierda abertzale comenzara su estrategia de regreso a la legalidad, la suma de reclusos de la banda a la denominada vía Nanclares se ha ralentizado, según fuentes penitenciarias, por la creencia dentro del colectivo de que la nueva estrategia conllevará una salida negociada y conjunta a su situación que no les obligue a renegar de su pasado en ETA y a romper los vínculos con el mundo al que han pertenecido durante años.
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