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El PSOE se desploma en las elecciones por su giro a la derecha

Los socialistas retroceden siete puntos y pierden casi todo el poder territorial en juego. Los conservadores ganan las grandes batallas pese a subir sólo dos puntos. El partido de Rajoy rompe el empate de 2007 con una diferencia de más de

PERE RUSIÑOL

La peor pesadilla del PSOE y el sueño más extraordinario del PP abandonaron ayer el terreno onírico y se fusionaron en la realidad: los conservadores obtuvieron un triunfo aplastante en las elecciones autonómicas y municipales de ayer, que dejaron a los socialistas sin apenas poder territorial y en una posición muy delicada ante las generales del año que viene. Pero no fue tanto un partido ganado por el PP —crece apenas dos puntos—, como perdido por el PSOE, que se hunde al nivel de 1979, cuando el PCE aún le disputaba la hegemonía en la izquierda y juntos sumaban para gobernar. [Así te lo hemos contado]

El leve aumento de IU -de apenas un punto- no compensa la debacle socialista, generalizada con sólo contadísimas excepciones. En cambio, UPyD entra con fuerza en Madrid y apunta a la consolidación de un partido que ya tiene escaño en el Congreso, aunque como un fenómeno básicamente madrileño. En Euskadi, Bildu no sólo irrumpe en las instituciones, sino que lo hace con la fuerza de un tsunami y desplaza al PSOE como segundo partido -logra el primer puesto en Guipúzcoa- y también consigue un resultado notable en Navarra.

El empate técnico entre socialistas y conservadores de las dos últimas convocatorias municipales y autonómicas en España se ha desequilibrado tanto en favor del PP que evoca, con una intensidad incluso mayor, el gran avance que tuvo este partido en 1995 —casi un millón de votos y 4,5 puntos de ventaja—, que fue el prólogo de la llegada de José María Aznar a la Moncloa.

La situación sería ahora mucho peor para los socialistas que en 1995: no sólo porque quedaría a más de siete puntos y más de dos millones de votos por debajo, sino porque ya no le quedan apenas plazas que defender —de las comunidades en juego, sólo conservaba in extremis Extremadura, con el 99% escrutado— y la caída es notable en sus dos bazas más potentes en las generales: Andalucía —donde perdió todas las capitales— y Catalunya, donde el PSC pierde su gran icono, Barcelona, que gobernaba desde 1979.

Sin embargo, al quedarse el PP clavado en un techo del 37%, la izquierda aún conserva esperanzas para 2012, al menos teóricas. Sobre todo si lograra contactar al menos con los indecisos que al final se quedaron en casa o con parte de los indignados que tanto se han hecho oír en esta campaña.

Zapatero vincula el resultado a la crisis y descarta un adelanto electoral 

Nadie puede asegurar aún cuál ha sido el efecto exacto de las concentraciones de los indignados, pero lo que es seguro es que ni ha generado abstención —se ha mantenido en un nivel similar al de 2007— ni han disparado el voto en blanco (sube siete décimas, hasta 2,61%) ni el nulo (crece medio punto y se queda en 1,63%).

Los resultados apuntan a que el giro económico que el Gobierno del PSOE emprendió hace un año coordinado con la UE -José Luis Rodríguez Zapatero ha explicado que para evitar un rescate- le ha pasado una factura elevadísima. Anoche, el presidente vinculó el desplome a la crisis económica. Zapatero descartó adelantar las elecciones y dijo que seguirá trabajando para consolidar la recuperación.

En realidad, el fenómeno se está dando en toda la UE desde que se agudizó la crisis: todos los gobiernos reciben un voto de castigo y, además, la socialdemocracia cae incluso cuando no gobierna, sin que el resto de la izquierda avance en la misma proporción.

De las comunidades que ayer estaban en juego, el PSOE aún tenía posibilidades de mantener Extremadura con IU. Pero ni siquiera retuvo Castilla-La Mancha, que gobernaba desde 1983 y que era su esperanza para salvar los muebles y tener al menos una derrota dulce, porque el PP presentaba a su secretaria general, María Dolores de Cospedal.

 

Pese a subir apenas dos puntos en toda España, el PP logra el avance soñado mirando desde la barrera la debacle socialista. Los conservadores se han mantenido en casi todos sus feudos, incluyendo la Comunidad de Madrid— aun perdiendo seis puntos en la capital— y el País Valencià, pese a que Francisco Camps, imputado por cohecho pasivo, ha perdido cuatro puntos.

El PP se impone en Castilla-La Mancha, pero en Asturias le supera Cascos 

Entre los escasos puntos negativos que anoche cosechó el PP destaca el mal trago de quedar en Asturias por detrás de su ex general secretario, Francisco Álvarez-Cascos, aunque anoche todo indicaba que si pactan podrían acabar con el Gobierno de la izquierda plural. También les quedó un regusto amargo en Catalunya, donde sigue su estancamiento —pese a que su candidato xenófobo fue el más votado en Badalona— y además ven cómo explota a su derecha la ultra Plataforma per Catalunya, que suma casi 70 concejales, y por la dificultad para consolidar la ola de cambio a la que aspiraba en Galicia, donde la izquierda retiene cuatro de las siete grandes ciudades, aunque no A Coruña.

IU-ICV sube, pero mucho menos de lo que soñaba tras el estallido del movimiento de los indignados: pasa del 6,64 al 7,49, apenas un punto en unos comicios en los que el PSOE se deja siete. Además, pierde sus principales feudos de poder territorial, empezando por Córdoba.


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