Cuando decidió deshacerse de aquel chucho, lo ató a su ranchera, pisó el acelerador y lo arrastró durante 700 metros. Luego, agonizante, lo abandonó junto a un puente, donde fue encontrado un par de días después.

Sucedió en un pueblo de Lleida hace más de dos años y el autor de los hechos, condenado a seis meses de prisión, se libró de los barrotes porque no tenía antecedentes. Bastó con pagar una multa.

No era un caso aislado, pero ponía de manifiesto la tibieza del Código Penal, cuya reforma considera el maltrato a animales de compañía —sin necesidad de que haya ensañamiento— como un delito que puede acarrear una pena de entre tres meses y un año de cárcel, conmutables por una multa en el caso de que el agresor tenga el certificado de antecedentes penales inmaculado.

Entonces, salió a la luz el vídeo del perro Schnauzi, que mostraba las torturas a las que era sometido el cachorro por un individuo que prometía ensañarse en el futuro con más animales. En el hipotético caso de que fuera detenido y posteriormente condenado, el sádico verdugo —por cuya localización algunas asociaciones han ofrecido una recompensa de 6.000 euros— eludiría la cárcel previo pago de una sanción económica.

Ahí comenzó a bullir Internet, donde surgió una iniativa popular 'sin jerarquías ni ánimo de lucro' para cambiar la ley, según aseguran los responsables de la web noalmaltratoanimal.org, donde pueden consultarse los escenarios de las protestas. En general, tendrán lugar este viernes, a las 20 horas, en todas las provincias españolas, a excepción de Cáceres, Ávila, Segovia y Soria.

'El vídeo de Schnauzi es el detonante de las manifestaciones, aunque la mayoría de los convocantes vivimos a diario la problemática del maltrato animal', explica Laura Tomás, portavoz estatal de la iniciativa, quien denuncia el atraso de nuestro país en la materia respecto a Europa. 'La reforma del Código Penal no ha sido suficiente, queremos más. Por ejemplo, adherirnos al Convenio europeo de protección de animales domésticos', añade.

'Cuando una persona maltrata a un animal, genera violencia', reflexiona Tomás. 'Ésta se normaliza y, al final, es un tipo de relación permitida que pasa a otras esferas de la vida'. Para evitar esa normalización del salvajismo, ella y miles de personas han mostrado su repulsa en Facebook y otras redes sociales. Algunas, secundadas por partidos y asociaciones animalistas que se ha adherido al manifiesto, también corporeizarán su repulsa al maltrato en plena calle.

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