Llegó el día. Tras meses de debates y polémicas, de cruces de cifras y de presiones de los sectores afectados para suavizar su contenido, la nueva Ley Antitabaco ya es desde hoy una norma de obligado cumplimiento para todos los ciudadanos. La norma, respaldada en el Parlamento por la inmensa mayoría de los grupos, viene a resolver los déficits de su antecesora, la Ley aprobada en 2005 e impulsada por Elena Salgado, que erradicó el tabaco de los centros de trabajo pero no impidió que se siguiera fumando en la mayoría de los establecimientos hosteleros. A partir de hoy no habrá excepciones y el tabaco estará proscrito en todos los espacios cerrados de bares y restaurantes, de forma que los fumadores, que vivieron en Nochevieja su última noche de humo en los bares, se verán abocados a salir a la calle a fumar, salvo que el local cuente con una terraza al aire libre, donde se seguirá pudiendo dar rienda suelta al vicio del pitillo.
En general, y con algunas excepciones en prisiones, centros psiquiátricos, de personas mayores y personas con discapacidad, que podrán tener salas cerradas para fumadores, no podrá fumar en ningún espacio público cerrado, desapareciendo incluso las áreas de fumadores de los aeropuertos. La Ley incluso extiende a algunos lugares públicos al aire libre la prohibición, como es el caso de los parques infantiles y los recintos de escuelas, institutos y centros sanitarios.
Los clientes de hostelería tendrán que salir a la calle a fumar
Pese a las presiones del sctor de la hostelería y del lobby tabaquero para introducir excepciones y moratorias, el Gobierno y el Grupo Socialista mantuvieron el pulso firme y no permitieron cambios sustanciales en la tramitación parlamentaria de la norma, que fue ratificada por el Congreso el pasado 21 de diciembre ante la atenta mirada, desde la tribuna de público de la Cámara Baja, de los principales representantes del sector sanitario.
La portavoz de la Comisión de Sanidad del Congreso, Pilar Grande, explica a Público, ante la entrada en vigor de la Ley, que durante la tramitación parlamentaria, y pese a las presiones de la industria tabaquera y los hosteleros, nunca vio peligrar que la norma consiguiera su 'objetivo último', es decir, prohibir fumar en espacios públicos cerrados. A su juicio, la Ley supone 'un paso de gigante' en materia de salud pública, ya que configura 'un modelo de sociedad mucho más sana'. En cuanto a las críticas de los hosteleros, que ven peligrar sus ingresos y el empleo en el sector, la diputada socialista entiende sus inquietudes, si bien afirma que la norma 'va a igualar' a todos los establecimientos, que desde hoy 'van a jugar con las mismas reglas del juego'. En cuanto al riesgo de que la Ley se incumpla, Grande tiene claro que 'los propios ciudadanos apoyarán esta Ley y evitarán que haya insumisos, tanto particulares como institucionales'.
Grande (PSOE): 'La Ley es un paso de gigante para la salud pública'
Del mismo parecer es Mario Mingo, portavoz del Partido Popular en la misma comisión, que considera que 'no debe haber dudas sobre el cumplimiento de esta Ley porque las leyes están para cumplirlas'. 'Hemos hecho una ley francamente buena desde el punto de vista sanitario, y se ha mejorado mucho en el trámite parlamentario', sostiene Mingo, médico de profesión, que destaca la posibilidad de que se financien los tratamientos para dejar de fumar si el Consejo Interterritorial de Sanidad da su visto bueno. En cualquier caso, mantiene que la Ley provocará un impacto económico negativo que se hubiera podido evitar sin resentir la fortaleza sanitaria de la Ley. 'Se podrían haber incluido excepciones, con sentido común y racionalidad, que habrían satisfecho a fumadores y hosteleros cumpliendo los objetivos sanitarios de la Ley; no hay que supone un cambio social muy importante y que hay todavía 12 millones de fumadores en España', dijo.
Otro de los diputados que participaron en la tramitación de la Ley Antitabaco, el diputado de Izquierda Unida Gaspar Llamazares, que es el también médico y presidente de la Comisión de Sanidad de la Cámara Baja, cree que aunque hoy es 'un buen día para la salud pública', 'va a costar la aplicación práctica de esta ley porque se deben cambiar hábitos adquiridos desde hace años'. No obstante, Llamazares espera que los problemas 'sólo sean de aplicar nuevas costumbres individuales y no vengan dados por un incumplimiento organizado por parte de ningún sector, ni amparado por ninguna administración', como sí ocurrió en 2005, cuando 'se amparó su incumplimiento por razones partidistas'.
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