La huelga encubierta de controladores les ha roto el corazón. Esta pareja de Zaragoza, que no quiere dar su nombre ni aparecer en ninguna foto, llevaba cinco años esperando para poder adoptar a una niña. Su hija les esperaba este lunes en Rusia. Pero no llegarán a tiempo. Su vuelo iba a Moscú y, desde allí, debían recorrer una larga distancia en el tren transiberiano hasta la ciudad de Vladimost, en la costa este.
Esta pareja tenía que haber salido de la Terminal 1 de Barajas (Madrid) ayer por la tarde. A mediodía, seguía haciendo cola ante uno de los mostradores de información del aeropuerto, cargados de maletas y un carro para traerse a la niña. 'Maldita la suerte, que justo hemos tenido que ir en el puente. No es una fecha elegida, es justo la que nos pusieron', lamenta él. Ella empieza a llorar. 'El miércoles tenemos el reconocimiento médico y el jueves es el juicio [es el paso final, cuando oficialmente se entrega al niño en tutela]', relata la mujer, destrozada. 'Si ahora no llegamos a tiempo, tendremos que reiniciar el proceso, esperar unos meses más para traernos a la niña', explica él, mientras abraza a su mujer.
El trance de esta pareja pone de manifiesto hasta qué punto el cierre del espacio aéreo español ha influido en los ciudadanos de a pie. Más de 600.000 personas sufrieron, en mayor o menor medida, la cancelación de los vuelos. Los había que viajaban por placer. Otros iban a visitar a familiares. Algunos no pudieron regresar a casa desde su lugar de trabajo. La casuística es variada: bodas, adopciones, reencuentros familiares, viajes de trabajo, viajes de placer... Todos los planes se vinieron abajo.
Miles de personas ancianos y niños, personas con discapacidad y deportistas, españoles y extranjeros pasaron la noche del viernes en los aeropuertos, envueltos en las mantas amarillas que les entregaron los efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME). Por otra parte, un hombre de 57 años falleció de un infarto tras aterrizar en Barajas procedente de Cuba. En principio, su muerte no guarda relación con la huelga.
Valencia - Javier y Luisa
Boda cancelada, reencuentro difícil
A Javier, español, y Luisa, paraguaya, les esperaba su boda en el país natal de ella. La ceremonia estaba fijada para el martes desde hacía meses: la cita reservada con el juez, los familiares avisados y la madre de Luisa con el corazón en un puño porque por fin iba a ver a su hija tras cuatro años.
Pero ahora todo se ha ido al garete. 'Teníamos un billete comprado para ayer [el viernes] con tres escalas, desde Valencia a París, de ahí a Sao Pauloy, por fin, Ciudad del Este, nuestro destino. No pudimos volar y ahora la compañía sólo tiene sitio para el próximo lunes y sólo hasta Sao Paulo. De allí habrá que coger un autobús o un coche o qué se yo para llegar a Paraguay', se lamentaba ayer Javier, acodado en el mostrador de información de Aena en el aeropuerto de Valencia. Su boda ha quedado tan cancelada como su vuelo, porque para poder casarse tenían que presentar la documentación 24 horas antes ante el juez. Ya no les da tiempo.
El drama no se reduce a un cambio de fechas. Para que Luisa pueda volver a España convertida en la mujer de Javier tiene que pasar un mes desde la boda. Y no está claro que les vaya a dar tiempo a concertar de nuevo la ceremonia antes de la fecha fijada para el billete de vuelta. 'Tendré que volver yo solo, y desde aquí reclamarla', concluyó Javier.
Palma de Mallorca - James
'¿Qué les va a pasar a estos tipos?'
James volvía a Londres con Ryanair. Sus vacaciones en Mallorca no han sido lo que esperaba. La huelga encubierta de controladores ha puesto la guinda a una semana de lluvias en Mallorca. 'He tenido que dormir en el aeropuerto. Esto es tercermundista. Lo único que me han dado es agua y poca información. Todo está muy mal organizado. ¿Alguien me puede explicar qué les va a pasar a estos tipos?', se quejaba.
Sevilla - Mulé Ahmed
Viaje solidario truncado
'Todavía no hemos podido ir a Argel', se lamenta Mulé, natural de Tinduf, mientras ve pasar las horas muertas en el aeropuerto de Sevilla. 'Mi hermana y yo vamos al Sáhara con un grupo de voluntarios a ayudar en lo que se pueda dentro de los campos de refugiados. Esta situación nos deja por los suelos. Nuestro vuelo salía a las cinco y media de la mañana rumbo a Tinduf y teníamos que estar en Argelia al mediodía, pero vemos que va para largo. A ver si cuando se reanude el tráfico aéreo', se consolaba ayer a media tarde. Mulé estaba 'rabiosa'. 'Para colmo, he venido en autobús desde Murcia porque en el aeropuerto de Sevilla podíamos coger un vuelo directo para Argel y, ahora, mira'.
La mujer se costeó su billete gracias al dinero que gana con los cupones de la ONCE. Ahora vive en Abarán, un pueblo de Murcia, con su hermana. Son voluntarias de una asociación de ayuda al pueblo saharaui que les ha costeado el viaje. Llegó a España en 1996 para curarse un problema de cataratas. Un error médico la dejó ciega un año después, lo que la obligó a quedarse en España. Mulé lleva en el equipaje medicamentos, suero y leche en polvo para los niños.
Valencia - Dana y Javier
'Nos han tratado como animales'
Lo peor no fue ver cómo el viernes por la noche se cancelaba su vuelo a Rumanía. Ni esperar en medio de la más absoluta desinformación durante horas. Ni siquiera dormir en el vestíbulo del aeropuerto de Valencia. 'Lo peor cuenta Dana es el frío que hemos pasado toda la noche, porque nadie tuvo el detalle de dejar encendida la calefacción o traernos una estufa'. Ella y su marido, Javier, recibieron anoche el tercer aviso, en 24 horas, de que su vuelo con destino Timisoara, la ciudad natal de ella, iba a despegar. Sus rostros reflejaban el cansancio despuésde un día sin salir del aeródromo.
Los dos se quejaron de que su compañía aérea, Wizz, les prestó una atención infame: 'Nos dijeron que si nos íbamos a dormir a otro sitio y salía el vuelo, perderíamos el avión y las maletas, que ya estaban facturadas', se queja Javier. En medio del infortunio compartido, los pasajeros ya se conocen. Por eso Dana y Javier señalan a los niños del pasaje y cuentan que también ellos tuvieron que pasar la noche allí, abrigados por las mantas que sus padres improvisaron con su propia ropa. 'Nos han tratado como animales, como una manada, que lo sepa todo el mundo', denunció Dana.
Madrid - María Luisa
'Me robaron en Perú y ahora, esto'
A María Luisa le ha salido caro volver, después de 50 años, a su país natal. A los 8 años dejó Lima (Perú)con su madre y emprendieron una nueva vida en Dinamarca, donde incluso olvidó su lengua natal. La mujer se comunica en inglés. Hace un mes decidió volverse a Perú a ver a su familia. Hasta ahí, todo bien. En el viaje de vuelta, todo se complicó.
El viernes, María Luisa llegó a Barajas, donde tenía que coger un enlace hasta Dinamarca. Con la cancelación de vuelos, durmió en Barajas, acurrucada en una silla. 'Es la primera vez que viajo sola, sin mi marido', lamentaba María Luisa. 'Me ha pasado de todo: me robaron el bolso en Perú y ahora esto', denunciaba, sin perder una sonrisa de cansancio.
Málaga - Fátima Alconchel
'Mi ilusión era volver donde me crié'
Entre los 7.000 afectados que Aena contabilizó ayer en el aeródromo de la Costa del Sol (Málaga) estaba Fátima Alconchel y ocho familiares suyos, vecinos de Vélez-Málaga. Tenían que partir hacia Basilea en un vuelo de Easyjet a las siete de la tarde. Pero cuatro horas antes, la compañía comunicó que no habría viaje. 'Lo peor ya no es el dinero. Es la ilusión que teníamos por volver a la Alsacia [en Francia], donde me crié', explica Fátima, que tenía los billetes comprados desde el pasado agosto. La alternativa para ellos era esperar hasta el jueves. 'Imposible. Tenemos que trabajar', responde Fátima. Con ella iba a viajar su madre, su hija y varios nietos. Mientras Fátima asumía que no podría viajar, sus primos en Francia hacían un último esfuerzo buscando otros vuelos. O estaban completos o su precio era excesivo.
Barcelona - Ester Soms
Función teatral anulada en Israel
El grupo Teatre de Contacte está anunciado esta noche en Netanya, en Israel. Pero sus nueve integrantes, con toda la escenografía, se quedaron ayer en el aeropuerto de Barcelona. Tras toda la mañana pendientes del vuelo de Air Baltic que hace el trayecto Barcelona-Riga-Tel Aviv, llamando a un teléfono de información de Letonia con las líneas permanentemente ocupadas, a las 17 horas les comunicaron en El Prat que hasta el día siguiente no saldrían. Demasiado tarde: Ester Soms y sus compañeros se han quedado en casa, después de meses de trabajo artístico y protocolario, puesto que para una com-pañía extranjera no es fácil ir a Israel. El embajador español se perderá su actuación.
Madrid - Diego
Papá Noel tendrá que esperar
Diego estaba ilusionadísimo. Iba a Laponia con sus padres a ver a Papá Noel. Iban a visitar su fábrica de juguetes, a ver los renos, a subirse en trineos... Ayer, a primera hora de la tarde, el niño, de 9 años, leía un libro sentado en el suelo del aeropuerto de Barajas. Su vuelo no había despegado a la hora prevista: las 6.30 horas.
Tras cerca de seis horas de espera y la confirmación por parte de la compañía de que, de despegar, lo haría al día siguiente, la familia desistió. 'Vamos a recoger las maletas. Nos vamos a casa', explicaba el padre de Diego, Javier. La familia dio por cancelado ayer el viaje, de cinco días. 'Nos dicen que igual sale mañana, que nos apretarán la agenda de actividades, pero que no nos descontarán nada de lo que ha costado. Así, no. Ya no tiene sentido', explicaba Javier. Su hijo sonreía. 'Menos mal que el niño está sereno', se tranquilizaba.
Barcelona - María Blanca Arispe
Una madre en coma en Bolivia
María Blanca estaba ayer por la tarde en una cola interminable sin saber si su vuelo a Bolivia (vía Madrid) saldría ese día o no. Trabaja como mujer de la limpieza y lleva seis años en Barcelona, donde comparte piso con otras tres compatriotas. La mujer esperaba ayer poder viajar a su país para ver a su madre, que se encuentra en coma tras haber sufrido un infarto. Regresará en dos meses a Barcelona, tras ver también a sus dos hijas, que permanecen en Cochabamba. El vuelo, de urgencia, le costó 1.100 euros.
Madrid - María Elena Sánchez
Viaje accidentadoal convento
Sor María Elena no había visitado nunca España. El jueves dejó su convento en México para trasladarse a Azkoitia (Guipúzcoa), donde su compatriota y amiga sor Esperanza lleva años viviendo. Esta segunda había viajado a México para acompañarla en el viaje y visitar a su familia. Las dos religiosas andaban ayer por la terminal 4 del aeropuerto de Barajas desorientadas. 'Cuántas cosas nos han pasado desde que salimos de México', se lamentaba María Elena.
Su vuelo llegó a Madrid ayer a las 6.30 horas. En teoría, dos horas después debían coger otro vuelo hasta Bilbao. Pero el espacio aéreo estaba cerrado. 'Nos dijeron que a las 11 se resolvería todo, pero no fue así', explica sor Esperanza. Entonces, las dos mujeres decidieron avisar de su situación al convento. 'La madre superiora nos dijo que enseguida llamaba a un señor y que se venían hasta aquí en coche a recogernos', relata la monja.
Las religiosas buscaban un teléfono público. 'Necesitamos llamar a la madre superiora. Nos ha dicho que llegaría sobre esta hora, pero no sabemos dónde la tenemos que esperar', justificaban. Perdieron el dinero del vuelo de Madrid a Bilbao, pero anoche iban a dormir en el convento.
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