Nada nuevo en el discurso del líder del PP, Mariano Rajoy, en la sesión del Congreso dedicada al paro: ni una idea, ni una propuesta. La única medida que propuso Rajoy para reducir el desempleo fue pedir la dimisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Cree el jefe de los conservadores que Zapatero no debe seguir imponiendo sus errores, pues, a su juicio, 'cuando uno se equivoca tanto como usted lo ha hecho, debe retirarse aunque la ley no le obligue'.

Para el presidente del PP, Zapatero debe abandonar 'ensoñaciones' como su proyecto de economía sostenible o el de 'la economía verde' y retirarse. 'Cuanto antes penetre esta sencilla idea en su cabeza, será mejor para todos', sentenció en medio de los aplausos de los diputados de su grupo.

Rajoy también pidió al presidente que convoque elecciones generales para que, como 'gesto llamativo', el Gobierno de España pueda recuperar la credibilidad. Sin unas elecciones ahora, Rajoy cree que será 'imposible' devolver la confianza y ejecutar las reformas necesarias que la situación requiere y 'animar' la inversión para generar empleo.

Dijo que no le vale como 'excusa' que el Ejecutivo argumente que unos comicios ahora supondrían perder dos meses en campaña electoral porque lo que se estarían perdiendo son dos años de gestión para recuperar la economía. Opinó que el presidente ya sólo puede ofrecer, 'en el mejor de los casos', un estancamiento económico con unas tasas de paro similares a las actuales, casi cinco millones de desempleados. Es decir, el 20% de la población activa, subrayó en la tribuna, que, en el caso de los jóvenes, se eleva hasta un 'vergonzoso' 40%.

Unas cifras que al comienzo de la crisis, recordó, estaban en el entorno de la media europea y por debajo de Francia y Alemania y, sin embargo, en este momento, la tasa de desempleo española dobla la francesa y triplica la alemana. Estos resultados 'son un mérito personal suyo', le echó en cara Rajoy a Zapatero, y demuestran una incompetencia 'concienzuda, voluntariosa y perseverante'.

Rajoy terminó recriminando a Zapatero que no fuera capaz de ver lo que se venía encima, e incluso negarlo, y de sólo haber puesto en marcha 'pintorescas y ruinosas' medidas. Pero de las suyas, de las del PP, ni rastro.