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Camps insiste en su política de opacidad sobre la corrupción

El president no explica el destino de 362.000 euros que recibió un instituto dirigido por Iñaki Urdangarín para promocionar un evento que nunca se celebró

SERGI TARÍN

Preguntar por los presuntos casos de corrupción que debilitan la economía valenciana es, según Francisco Camps, un acto de deslealtad institucional. Es la idea que transmite jueves tras jueves en la sesión de control en las Corts valencianas.

Para el Molt Honorable, una opinión es un insulto; una crítica, una traición. Bajo ese principio, el Gobierno valenciano niega sistemáticamente a la oposición todo tipo de documentos relacionados con las tramas corruptas que, de sur a norte, vertebran el territorio valenciano: Brugal en Alicante, Gürtel en Valencia y el caso Fabra en Castellón.

El Instituto Noós está siendo investigado en el caso 'Palma Arena'

Se trata de tres poderosos ejemplos de opacidad, pero no los únicos. Ayer, el grupo Compromís inquirió a Camps por el convenio que firmó en diciembre de 2005 con el Instiuto Nóos (en aquel entonces, en manos de Iñaki Urdangarín, yerno de Juan Carlos de Borbón) para promocionar la candidatura de Valencia a los Juegos Europeos de 2010, competición que jamás llegó a celebrarse. El acuerdo se cerró por tres millones, de los que ya se habría abonado 382.000 euros.

'¿Qué actividades ha realizado Nóos? ¿Dónde están las facturas?', preguntó Enric Morera, portavoz de Compromís, quien amenazó con acudir a los juzgados si la Generalitat no muestra las cuentas. 'Todo está debidamente documentado y fiscalizado', objetó Francisco Camps sin aportar ni un dato. La respuesta encendió a la diputada Mireia Mollá: 'No quiere admitir que le han timado. Sería aceptar que es un presidente nefasto y que cualquier tramposo le llamaba, le regalaba palabras bonitas y le robaba nuestro dinero', espetó Mollá.

El Instituto Nóos también cobró del Gobierno Valenciano 2,4 millones por organizar en 2005 y 2006 el Valencia Sunnit, congreso que analizó el impacto económico de grandes acontecimientos deportivos. Nóos está bajo el foco del juez instructor del caso Palma Arena, que investiga el supuesto incremento irregular del ex presidente de Balears, Jaume Matas, quien pagó a este instituto 1,2 millones de euros por la organización de otro foro sobre deporte y turismo.

Luna asegura que, si Valencia fuese un Estado, sería 'un Estado fallido'

El de Camps con los diputados de Compromís no fue el único duelo que se vivió en la jornada de ayer en las Corts. El Molt Honorable la emprendió con Ángel Luna, el portavoz socialista, cuando este le preguntó por el caso Brugal y la supuesta implicación de consellers y familiares de consellers en la adjudicación a dedo de contratos públicos. 'Si no existiera, habría que inventarlo', le arreó el president con desprecio. 'Afortunadamente, se le adelantaron mis padres', contestó Luna, auténtica migraña política para Camps, quien cada jueves vive los reproches de la oposición como un vía crucis.

'Si la Comunidad Valenciana fuera un Estado, en materia de política internacional se estaría debatiendo si somos un Estado fallido, ya que existe una corrupción extrema, hay una opacidad absoluta y existen poderes al margen de las instituciones', criticó Luna en referencia a la Gürtel y las acusaciones de soborno, fraude electoral y delito fiscal que irrigan al propio Camps y a la cúpula de su Gobierno.

'Los empresarios, en privado, dicen que no les gustan estas prácticas, pero que es el sistema y el que no pasa por ahí no puede hacer negocios con las administraciones públicas', prosiguió Luna, quien censuró la intenciones de la Generalitat Valenciana de instalar un parque temático sobre Ferrari. 'Eso es economía de la corrupción. Una estrategia basada en gastar mucho dinero público. Dinero opaco y sin control como en la Ciudad de la Artes y las Ciencias'.

La intervención del portavoz socialista alteró a Camps y puso en pie todos sus estados de ánimo. Primero, el del enojo: 'esto sería algo así como ensalada de insultos, escena número 48'. Acto seguido, el tremendismo mesiánico: 'esa fosa séptica en la que ha ubicado las siglas del PSOE en la comunidad, que tardarán mucho tiempo en sacarlas de ahí'. Y, como colofón, un lirismo de matices simbolistas: 'La fase de la luna toca a su fin. Estamos en cuarto menguante. Dentro de nada desaparecerá y volverá a brillar el sol'.

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