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El PSOE revisa hoy la fortaleza del zapaterismo

El resultado de las primarias en Madrid trasciende la elección del candidato autonómico. La decisión está en manos de los 18.136 militantes a los que se ha reconocido el derecho de voto

G. LÓPEZ ALBA

Por primera vez desde que José Luis Rodríguez Zapatero reconquistó el Gobierno de España para el PSOE (2004), un dirigente territorial de su partido se ha atrevido a decirle 'no' y trasladar la resolución del desacuerdo a la militancia. Este hecho inédito confiere por sí mismo, aunque no sólo, una singular relevancia al resultado de las elecciones primarias a las que hoy están convocados 35.511 militantes socialistas. Aunque la convocatoria en las urnas afecta a tres federaciones regionales y 11 agrupaciones municipales, toda la atención la acapara el resultado de la disputa entre Tomás Gómez, secretario general del PSOE de Madrid, y Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad y vocal de la ejecutiva regional, que se dirimirá con el voto de 18.136 afiliados.

Formalmente se decide quién de los dos será el candidato que el PSOE presentará para disputar en mayo de 2011 la Presidencia de la Comunidad de Madrid a Esperanza Aguirre, pero la forma en que se ha llegado a la convocatoria de estas elecciones primarias y el contexto político en el que se celebran confieren al resultado una trascendencia que sobrepasa las fronteras de la política madrileña, según se reconoce desde todos los sectores del partido.

La reconquista de Madrid es ahora una prioridad para la dirección del PSOE

La negativa de Gómez a dar un paso atrás y los movimientos que desencadenó esta rebelión frente a los designios del hasta entonces (julio de 2010) líder indiscutido, han hecho que por primera vez desde el interior del propio PSOE se haya puesto sobre el tapete político el horizonte del postzapaterismo, incertidumbre alimentada por la decisión del presidente de no desvelar hasta después de los comicios de mayo si optará a un tercer mandato presidencial.

El 'no' del ex alcalde de Parla tomó por sorpresa a Zapatero, más por tratarse de alguien que llegó al cargo que ocupa por un designio personal del presidente refrendado a posteriori en dos congresos. Pero, probablemente, al secretario general del PSOE le sorprendió más aún la división que se ha producido entre los zapateristas de primera hora, entre los que hasta ahora la disidencia pública se había reducido prácticamente al ex ministro Jordi Sevilla. Por eso el grado de ebullición interna es seguramente mayor que cuando Nicolás Redondo Terreros dimitió como miembro de la ejecutiva federal, cuando se estuvo al borde la fractura con el PSC de Pasqual Mara-gall a raíz de la entrevista de Josep-Lluís Carod-Rovira con dirigentes de ETA e incluso que cuando el tamayazo entregó a Esperanza Aguirre el Gobierno de Madrid.

El fichaje por los tomasistas de José Andrés Torres Mora, jefe de Gabinete de Zapatero durante su cuatrienio en la oposición y principal responsable del andamiaje ideológico del zapaterismo, ha sido la mayor carga de profundidad. Torres Mora no sólo ha defendido públicamente la opción de Gómez, sino que ha escrito parte de sus discursos y contribuido notoriamente a construir un personaje político a partir de un desconocido, como antes hizo con Zapatero.

La mayoría de la ejecutiva federal respalda a Trinidad Jiménez

Hasta ahora, desde la cúpula socialista se había sostenido que el postzapaterismo era un no debate interesadamente promovido por la derecha para minar a su líder. Pero, dada la incuestionable identificación de Trinidad Jiménez con el presidente, una derrota en este proceso de la ministra de Sanidad sería interpretada de manera inevitable como una derrota de Zapatero. También Gómez se ha reivindicado como zapaterista, pero el crédito de esta etiqueta es sensiblemente menor, no sólo porque el secretario general del PSM ha dejado correr la idea de que podría convertirse en el referente de quienes piensan ya en el día después de la era Zapatero, sino también porque su candidatura ha articulado lo que sus detractores llaman coalición negativa, por la suma de adhesiones como las de José Barrionuevo, Joaquín Leguina o Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

Por contra, los partidarios de Gómez han intentado descalificar a Jiménez presentándola como a una paracaidista del aparato, aprovechando que el primer promotor de su candidatura alternativa fue el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, y que de inmediato recibió el apoyo entusiasta del ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, director de su campaña como candidata a la alcaldía en 2003. Ambos son señalados por los tomasistas como los muñidores de la operación Trinidad y más de uno espera pasarles al cobro la factura correspondiente si hoy gana Tomás Gómez, cuyo entorno se ha quejado de falta de neutralidad del aparato.

Gómez es el primer barón' que cuestiona la autoridad de Zapatero desde 2004

Al secretario general del PSM le han apoyado públicamente, además de Torres Mora, otros dos miembros de la ejecutiva federal: Álvaro Cuesta, también zapaterista de primera hora, y Maru Menéndez, que entró en la dirección federal como representante de la federación madrileña y es la portavoz en la Asamblea autonómica. Leire Pajín, que le defendió mientras pudo, ha optado por procurar quedarse al margen de la melé.

En lo que coinciden los equipos de los dos aspirantes es en la trascendencia que ha adquirido la reconquista de Madrid, para lo que tanto Jiménez como Gómez se reivindican como la mejor opción.

La pugna madrileña ha dividido a los zapateristas de primera hora

Los pronósticos para 2011 sólo aseguran al PSOE los gobiernos autonómicos de Extremadura y con dificultades de Castilla-La Mancha, al tiempo que prevén severas pérdidas de gobiernos municipales en capitales de provincia, de modo que sólo Madrid ofrece posibilidades razonables de éxito y tiene proyección suficiente para servir de factor de compensación.

Además, reventar el fortín de la derecha tendría un impacto en el clima político general. Según los datos que maneja la dirección federal, si en mayo no se logra frenar a Rosa Díez en Madrid, la ex dirigente socialista no sólo entraría con fuerza en la Asamblea regional, neutralizando en beneficio del PP la tradicional alianza postelectoral entre PSOE e IU, sino que además reforzaría sus posiciones con vistas a las elecciones generales de 2012.

Así las cosas, la reconquista de Madrid, según se reconoce en el entorno presidencial, contribuiría notablemente a posponer el postzapaterismo.

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