En el PP son cada vez más las voces que tienen claro el lugar al que conduce la estrategia de defensa y de desprestigio de las resoluciones judiciales puesta en marcha por el presidente valenciano, imputado por cohecho impropio y con un partido amenazado por la sombra de la financiación ilegal. 'Más que estar en una huida hacia delante, Francisco Camps está en una huida hacia ninguna parte', sentencia un dirigente conservador.
La historia viene de lejos. El president de la Generalitat valenciana empezó a ensayar este papel hace más de un año. En febrero de 2009, Camps, el barón clave a la hora de aupar a Rajoy a la presidencia del PP en el congreso nacional de los conservadores de 2008, aparecía como sospechoso de haber recibido trajes de manos de los cabecillas de la Gürtel. Y en marzo, arropado por Rajoy en un multitudinario almuerzo en Madrid, proclamaba eso de 'yo me pago mis trajes'. Una frase que pocos se atreven a secundar ahora en el partido.
'Cada vez está generando más rechazo', reconoce un dirigente
Es en aquel momento en el que destacados miembros de la formación ubican el origen de este viaje a ninguna parte de president. 'Lo de que haya pagado los trajes parece una broma. No es muy inteligente pasar a la historia como el presidente autonómico que aceptó regalos de una panda de corruptos. Pero menos inteligente es negarlo sin tener argumentos para ello. Está tocado. Le queda poco recorrido', añade un diputado.
Tras unos meses de calvario y cruzando los dedos para que los tribunales dieran el caso por cerrado, Camps se iba de vacaciones con buen sabor de boca. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) daba carpetazo a la denominada causa de los trajes a comienzos de agosto. Y el partido lo aupaba a la categoría de héroe. El president era aún más intocable y los apoyos en público, lo cotidiano.
Ningún miembro de la cúpula se arriesga a acudir a actos en Valencia
Pero la luna de miel duró poco. La fiscalía y los socialistas valencianos presentaban un recurso al archivo que ha acabado por devolver al president su condición de imputado. Fue justo hace un par de semanas cuando el Supremo ordenaba reabrir la causa de los trajes. Ahora, el PP ha dosificado los apoyos en público a uno de sus barones regionales con más peso electoral. Y huye de las fotos. 'Ningún miembro de la cúpula se arriesga ahora a aparecer de la mano de Camps. Quizá es porque dan por hecho que es un cadáver político', analiza una parlamentaria conservadora.
La reapertura de la causa de los trajes, sumada al auto que el juez Antonio Pedreira ha remitido al TSJCV en el que involucra al PP de Camps en siete delitos, entre ellos la financiación ilegal del partido, han vuelto a disparar las alarmas. No sólo por el futuro desenlace en los tribunales, sino por la reacción del principal protagonista, que ha desacreditado casi a diario a la Justicia y se ha erigido en víctima de una conspiración del 'aparato del Estado'.
'Está en una actitud histriónica que le perjudica', dice un diputado
'Está en caída libre', sugiere un dirigente regional que considera que, 'sin restar un ápice de valor a la presunción de inocencia', el líder de los conservadores valencianos 'ha acabado de perder las formas y se ha visto superado por sus propias palabras'. 'Primero dijo que pagó los trajes y no hay rastro de facturas; luego que todo iba a quedar en nada, y nos queda Gürtel para rato; y ahora se bautiza como Juan Sin Miedo y se erige en máximo defensor de los valores de la Comunidad Valenciana', resume el mismo dirigente.
Un veterano diputado se suma a esta tesis y mantiene que no es 'defendible' que haya llegado a calificar como 'de risa' el proceso del Supremo que condujo a la reapertura de la causa de los trajes. O su reacción cuando concluyó que el auto del juez Pedreira era resultado de un 'corta y pega'. 'Está en una actitud histriónica que sólo le perjudica. Cada vez está generando más rechazo y eso le debilita', considera.
En este sentido, un miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido recuerda que 'en política, a veces, la forma en la que se manejan los escándalos cobra más importancia que estos en sí mismos porque todo se basa en una relación de confianza'. Y no exhibe ninguna duda a la hora de concluir que 'Camps no está conduciendo bien su problema, ni el problema que afecta a su partido'. En definitiva, que 'no ha sabido ganarse la confianza'.
Quienes le conocen creen que no asume no ser ya el «niño bonito» del partido
Quizá por ello, un importante número de diputados del PP coinciden a la hora de sostener que Camps se ha equivocado de estrategia. 'Él cree que está cumpliendo una misión histórica, espiritual y regional y que la situación que atraviesa es el peaje que los socialistas le quieren hacer pagar por erigirse en defensor de España. Pero su mensaje ya no cuela', relata un parlamentario. Otro, apunta hacia dónde más le duele al partido: los votos. 'La Comunitat Valenciana tiene casi seis millones de habitantes. Y la gente no es tonta y ve lo que pasa día a día. Es muy arriesgado dilatar una decisión sobre Camps con el argumento de que ganamos de calle porque, tarde o temprano, vamos a tener que tomarla'.
En este contexto, si hace un año era impensable imaginar el futuro de la Comunidad Valenciana sin Francisco Camps, hoy el partido se prepara para lo que pueda pasar. 'Los campistas están compungidos. Ven cerca el final del ciclo y cada vez menos gente se imagina otra legislatura con Camps', precisa un diputado regional.
En su entorno están convencidos, sin embargo, de que hay president
Que lo mejor para el partido es que el president se quitara del medio es la tesis más extendida. Pero la percepción más común es que, a día de hoy, Camps 'no se mueve ni con agua caliente'. Es en este momento en el que todas las miradas se dirigen a Rajoy. ¿Por qué no actúa? La respuesta que dan sus colaboradores es que, pese a que 'la cosa pinta regular, nadie le perdonaría haber sido cómplice de romper la carrera política de un dirigente que acabase siendo inocente'. Además, señalan que en el 'manual de estilo' de su jefe de filas no encajaría un golpe sobre la mesa sin conocer previamente una resolución judicial.
De momento, lo que se están produciendo son gestos que, sumados, pueden llevar a concluir que para Rajoy Camps ya no es un político tan 'honrado', tal y como declaró cuando saltó el caso de los trajes. Los últimos actos del PP de la Comunitad han estado huérfanos de cargos de la dirección nacional del partido. Y la proclamación del candidato a la Generalitat para las autonómicas de 2011 ha sido puesta en cuarentena a la espera de novedades en el caso.
Los que en el PP defienden a Camps se abrazan a reducir a 'meros trámites procesales' los últimos avances judiciales del caso. Y señalan que la partida no se ha terminado porque 'hay Camps para rato'. Los que le conocen dicen que mucho de su actitud se debe al 'batacazo' que le ha supuesto dejar de ser 'el niño bonito del partido'. Como el diría, por haber dejado de ser un 'líder nacional'.
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