Los políticos católicos que voten a favor de la Ley del Aborto 'están en situación objetiva de pecado mortal, y no pueden ser admitidos en la comunión', señaló ayer el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino. El obispo auxiliar de Madrid, invitado por el CEU, denunció las 'muchas manipulaciones' que en su opinión tiene el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, 'que quiere imponer a la sociedad una ideología abortiva y de género'.

'No hay un derecho a quitar la vida al más débil, como propone esta ley', añadió Camino, quien tildó de 'herejes' a aquellos católicos que, 'en contra de la fe divina', defiendan que 'quitar la vida a un ser humano, aun en determinados casos, es legítimo'. En este caso, además, llevarían acarreada la pena de excomunión. Esta orden, para un católico, 'está por encima de lo que diga el partido', apuntó el obispo, en clara referencia al presidente del Congreso, José Bono, quien hace días declaró su condición de cristiano, 'pero de los que siguen a Cristo, no a Martínez Camino'.

El portavoz de la Conferencia Episcopal aclaró que, con sus tesis contraria al aborto, los obispos 'no quieren que las mujeres vayan a la cárcel'. Acto seguido, se mostró a favor de que quien aborte 'sea tratado según las circunstancias penales graduadas'. Las declaraciones del portavoz de los obispos provocaron la reacción de algunos partidos.

El socialista Eduardo Madina calificó sus palabras de 'amenazas de hace 60 años'. Por su parte, Pere Macías (CiU) lamentó 'profundamente' como 'cristiano católico' las manifestaciones de Camino. 'Soy de los que creía que la Inquisición había desaparecido hace varios siglos, pero parece que vuelve', aseguró. En la misma línea opinó el diputado del PNV Emilio Olabarría, por la 'intromisión impropia' de la Iglesia en 'materias objeto de regulación legislativa'.