Luis, que prefiere ocultar su verdadero nombre, visitó hace dos semanas a su médica de cabecera y le pidió cita para el psicólogo. 'Me llevé una sorpresa cuando me dijo que mis razones no eran suficientemente graves como para incluirme en la gran lista de espera que hay para dicha especialidad', denuncia. 'Me argumentó que hay muy pocos psicólogos en la Seguridad Social', añade. Su médica tampoco creyó necesario hacer un seguimiento de su situación.
La mayoría de casos de ansiedad derivados de una pérdida de trabajo podría tratarse simplemente mediante conversaciones cada dos semanas con el médico de cabecera. Pero los facultativos no tienen ese tiempo. 'Hay que hablar con el paciente, preguntarle, pero no podemos', lamenta el responsable de Salud Mental de la Sociedad de Médicos Generalistas (Semergen), José Ángel Arbesú.
Uno de cada cuatro trabajadores sufre estrés laboral, dice un estudio de UGT
El Ministerio de Sanidad y Política Social admite que la mayor parte de los 3.200 médicos que necesita España son generalistas. El excesivo número de pacientes por facultativo provoca que los médicos de atención primaria no den abasto y en muchos casos acaben limitándose a recetar ansiolíticos, que son un parche, porque ayudan al paciente a dormir, pero no resuelven su problema, explica Arbesú.
Luis ya no sabe dónde buscar ayuda para curar su ansiedad. En la sanidad pública le dicen que no le pueden atender y tampoco puede pagar un psicólogo privado está en paro, su padre murió el pasado mes de mayo y acumula deudas económicas incluso con sus amigos. Teme que el estrés que le diagnosticaron hace unos años vuelva a asfixiarle día y noche y le provoque una depresión.
Su caso no es aislado. Los especialistas han notado en los últimos meses un incremento notable de pacientes con problemas psicológicos provocados por la pérdida de sus puestos de trabajo o el temor a quedar en paro. El 75% de los trabajadores sufre estrés, según un estudio de UGT que analiza más de 4.500 casos.
Los temores se somatizan a menudo en forma de insomnio o jaquecas
Esta situación ha agudizado las carencias de recursos públicos para la atención a la salud mental. Los profesionales así lo perciben, aunque en España no se han hecho estudios que cuantifiquen el aumento de la demanda.
Vicente Prieto, del Colegio de Psicólogos de Madrid, calcula que sólo en las clínicas privadas ha aumentado en torno a un 15% el número de pacientes. Prieto estima que en la sanidad pública, donde acuden los trabajadores con menos recursos, el aumento de la demanda es aún mayor.
En otros países, la situación ha tocado fondo. En Francia, el número de asalariados que se ha suicidado ya se cuenta por decenas. Por su parte, Reino Unido ha destinado 14,5 millones de euros a un servicio gratuito de atención a los parados con ansiedad y estrés. Se calcula que la medida evitará tal cantidad de bajas laborales que le saldrá barata a las arcas públicas.
El Ministerio de Sanidad español no tiene prevista ninguna medida similar. Hace un año anunció la creación del Observatorio de la Salud Mental, cuyo fin es obtener datos de las consecuencias de los problemas mentales en los españoles. Si esta herramienta estuviera funcionando, permitiría, por ejemplo, determinar el número de parados que necesita atención para mejorar la ayuda, sostiene el presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM), José Giner.
No se pone un duro más y se retira parte del dinero
La FEPSM firmó con Sanidad la creación del Observatorio, pero, según denuncia Giner, 'aún no se ha hecho nada, no han dado ni un duro'.
La crisis tiene un doble efecto en la salud mental. 'España estaba despegando el nivel de gasto con la Estrategia de Salud Mental, pero se ha detenido. No se pone un duro más y se retira parte del dinero que ya se tenía comprometido', denuncia Alberto Fernández-Liria, de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN).
'La cartera de pacientes con problemas graves y crónicos, que se las ha ido apañando, ahora no recibe ayudas ni opta a los empleos que se les reservaban', advierte el experto.
Los médicos de atención primaria están capacitados para tratar la mayoría de enfermedades vinculadas al efecto de la crisis en los trabajadores, como trastornos de adaptación y estrés. 'Vienen con ansiedad e insomnio', explica Arbesú. En algunos casos, los problemas mentales incluso se somatizan y se presentan en forma de dolores de estómago o jaquecas, precisa Fernández-Liria.
Los especialistas (psicólogos y psiquiatras) sólo atienden los trastornos que se agudizan o cronifican. Fernández-Liria calcula que uno de cada tres españoles que va al médico de cabecera lo hace por problemas de salud mental, aunque al especialista sólo llega un 2% de la población.
España tiene 3,6 psiquiatras por 100.000 habitantes, frente a los 22 de Francia
España tiene 3,6 psiquiatras por 100.000 habitantes, frente a los 22 de Francia. Las agendas de los especialistas están igual de repletas que las de los médicos de familia. Pedir cita para el psicólogo o el psiquiatra supone alrededor de mes y medio de espera. Y eso que en los centros especializados de atención a la salud mental no ha subido tanto la demanda como en la atención primaria, porque sólo tratan los casos más graves. Lo que sí han notado los especialistas es que ha empeorado la salud de sus pacientes crónicos, por las dificultades que tienen para llegar a fin de mes.
No obstante, el presidente de la Asociación Madrileña de Salud Mental (AMSM), Pedro Cuadrado, augura que el número de pacientes que se atiende por problemas mentales derivados de la crisis en los centros especializados aumentará en los próximos meses, cuando muchos parados dejarán de cobrar la prestación económica.
¿Cómo ha afectado la crisis a la atención a la salud mental?
Cada vez son más los trabajadores que acuden a su médico de cabecera con problemas de ansiedad y estrés derivados de la inestabilidad en el trabajo. Esto ha empeorado la falta de recursos del Sistema Nacional de Salud para tratar los problemas mentales. Los médicos de familia, que atienden la mayoría de trastornos leves, como los que sufren los parados, no dan abasto. Otro efecto negativo de la crisis es que se han congelado las inversiones en este área, según denuncian Alberto Fernández-Liria, de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, y el presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, José Giner.
¿Qué trato debería recibir una persona con ansiedad por la inestabilidad laboral?
Los médicos de familia están preparados para tratar el estrés o la ansiedad, los trastornos que con más frecuencia están mostrando los trabajadores. No obstante, eso requiere tiempo para hablar con el paciente y hacerle ver que hay una salida a la mala situación que vive. En general, bastaría con sesiones de 15 minutos dos veces al mes. Pero la falta de tiempo lleva en muchas ocasiones al facultativo a recetar fármacos, que tranquilizan al paciente, pero no le curan. Los médicos de atención primaria son los profesionales que más hacen falta ahora mismo. De los 3.200 médicos necesarios, según Sanidad, la gran mayoría son médicos de familia. Sólo los casos más graves se derivan a los especialistas (psicólogos y psiquiatras).
¿Los especialistas también están saturados?
Aunque una mínima parte de los afectados por la crisis llega a desarrollar patologías graves, las consultas de psicólogos y psiquiatras están saturadas. Las ratios de psicólogos y psiquiatras en España son superadas con creces en los países de su entorno y en Estados Unidos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con ello, la lista de espera para ser atendido por un especialista oscila entre un mes y un mes y medio. Los profesionales prevén que la situación empeorará cuando muchos parados dejen de cobrar el subsidio de desempleo y sus problemas mentales se agraven.
¿En qué falla el trato gratuito a los problemas psicológicos?
La falta de personal es, como en todas las áreas sanitarias, el principal lastre del sistema. En este caso, el problema se acentúa porque los profesionales del sector coinciden en que el tiempo es fundamental. Muchos tratamientos se basan en escuchar al paciente. A ello hay que sumar que no existen datos oficiales sobre el dinero que se destina a la atención a la salud mental. Sanidad puso en marcha la Estrategia de Salud Mental, orientada a mejorar el servicio, cuya gestión está en manos de las comunidades autónomas. Pero las sociedades médicas denuncian que la iniciativa no acaba de arrancar.
¿Qué coste deben asumir los pacientes que se ven obligados a ir a un centro privado?
Un tratamiento de psicoterapia para problemas graves, basado en la comunicación entre el médico y el paciente, consta, según Vicente Prieto, del Colegio de Psicólogos de Madrid, de 45 minutos a la semana durante unos seis meses. Cada sesión privada cuesta alrededor de 60 euros. Con ello, el paciente debería desembolsar una media de 1.440 euros para completar su tratamiento.
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