'Van borrachos de cazalla hasta arriba y les meten la espada por la pierna, por la barriga, por el cuello... Lo que hacen con los becerros es lo más cruel, salvaje y aterrador que se hace en el País Valenciano'. Concretamente, en Algemesí, donde se celebrarán dos becerradas la próxima semana.

Vladimir Morales es del pueblo, pero reniega de la excusa de la tradición para justificar la muerte de estos animales a manos de algunos de sus vecinos. Otros, como él, piden la abolición de estos actos donde se lidian reses que no tienen más de uno o dos años.

Según el diccionario taurino, estos animales no podrán 'causar peligro debido a sus defensas'. O sea, que un becerro es a un toro lo que un cachorro a un perro. Frente a ellos, humanos que los agujerean con banderillas y estoques. Para más información, los vídeos de la derecha.

'No cabe justificación alguna. Esto no es arte ni tradición, sino una carnicería'

Algemesí celebra en breve la Semana Taurina. Orquestas, Andy y Lucas como plato fuerte (musical), novilladas con espadas anónimos y la polémica becerrada. 'Hasta para los taurinos representa un problema', explica este miembro del Col•lectiu Folgança, que propugna su abolición. Para ello, han convocado una manifestación este sábado a la que se han adherido otras organizaciones como Pacma o Anima Naturalis. 'La rechazan porque no saben matar'.

Obviamente, Folgança Antitaurina Pels Drets Dels Animals está en contra de las corridas de toros, pero considera que en las becerradas participan aficionados que desconocen lo que es una punzada certera. 'Son festeros que no saben lo que tienen que hacer. Y si hablásemos de clavar un sillón..., pero se trata de una animal ingenuo, no sometido a tienta, que entra en la plaza moviendo la cola, trotando, sin saber qué les espera', añade Eva Benet, también de Folgança.

'Entonces, rodeados de una multitud que los torea y banderillea, se dan cuenta de qué les pasa. Intentan huir y luego se rinden. Con el agravante de que, cuando los van a matar, les pueden clavar varias espadas y, en ocasiones, los tienen que rematar un profesional'. Es decir, un diestro o director de lidia cuya presencia es necesaria en caso de que el festejo esté protagonizado por aficionados. 'Una carnicería, vamos. No cabe justificación alguna: ni arte, ni tradición ni nada', asegura Benet.

Por ello, hace cuatro años, los algemesinenses contrarios a las becerradas decidieron manifestarse en las calles. En frente, sus propios vecinos.

'Vienen a gritarnos 50 o 100 adolescentes, dos docenas de borrachos, una decena de España 2000 con el brazo levantado y aficionados a la tauromaquia. Una amalgama de gente retrógrada y chavales sin conciencia', critica Morales, quien aboga por una fiesta sin maltrato con actividades alternativas. 'Sin embargo, el Ayuntamiento siempre ha intentado ignorarnos y silenciarnos'.

Folgança no tiene claro que la mayoría del pueblo apoye las becerradas. Al menos, se plantea convocar un referéndum el próximo año para ver quién está a favor y quién las desaprueba. 'Muchas personas del público son de fuera del pueblo. Algunos, aquí, tienen miedo a alzar la voz, pero están potencialmente en contra', apunta Morales. Su compañera, Eva Benet, va más lejos. 'Se alienta la presencia de niños en la plaza. De esa manera, relacionan la tortura de un animal con la fiesta'.

'He visto muchas celebraciones sangrientas en este país y ésta es una de las más terribles', concluye la miembro de Folgança. 'Ver cómo a un animal le entra una espada por un lado y le sale por otro es bastante duro. Luchamos contra esto, pero no podemos condenar la violencia en la sociedad y luego permitir, con la complicidad del Ayuntamiento, torturas a animales que no pueden defenderse'.

[Público.es intentó hablar con la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Algemesí en la tarde del viernes para conocer su versión de los hechos y que pudiese replicar las opiniones de los antitaurinos, pero su responsable no se encontraba en el consistorio].