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El fracaso universitario cuesta 3.300 millones al año

Un 30% de los estudiantes de las facultades españolas abandona sus estudios en los dos primeros años

DIEGO BARCALA

Cada alumno que abandona los estudios superiores o repite curso supone un coste para el Estado de 7.000 euros. Una cifra importante si tenemos en cuenta que un 30% de los universitarios tira la toalla en los dos primeros años de carrera y que la media de estancia en el campus es de seis años, dos más de los previstos.

Un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada cifra en 3.300 millones de euros la factura anual del fracaso en la universidad española. Sumado al coste estimado del fracaso en la Educación Secundaria, el gasto de los suspensos alcanza el 0,43% del PIB. Otros estudios, como el mencionado la pasada semana por el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, suben el coste al 0,75% .

El autor del informe, titulado La educación en la encrucijada, es el catedrático de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Dolado. Este economista forma parte del equipo que asesora al Ministerio de Educación para la próxima reforma de la financiación universitaria. Dolado considera que el coste de este fracaso es 'insostenible' y propone aumentar el importe de las matrículas hasta los 2.000 euros los estudiantes pagan ahora de media 1.000 euros en tasas, además de penalizar con 300 euros cada convocatoria extraordinaria.

Según los cálculos de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, el pago de las tasas de matriculación por parte del alumno cubre el 17% del coste total del curso. El resto es sufragado en forma de subsidio por todos los contribuyentes.

El cálculo de Dolado sobre el coste del fracaso se basa en que un 30% de los 180.000 estudiantes que entran cada año a la Universidad se va sin completar los estudios a los dos años. Además, el 70% de los 1,4 millones de alumnos matriculados en todas las facultades dedica dos años más de los previstos a cursar sus estudios. Esos porcentajes a un coste de 7.000 euros anuales por alumno otorga la cifra de los 3.304 millones anuales.

La reestructuración del sistema de pago de las matrículas que propone Dolado generaría unos ingresos que propone destinar a las becas. En su opinión, el sistema actual 'es injusto' porque no tiene en cuenta la condición socioeconómica de cada alumno sino que entrega los 7.000 euros de subsidio a todos los estudiantes sin discreción. La media de inversión en becas en la OCDE es de un 0,25% del PIB frente al 0,08% en España.

Fuentes del Ministerio de Educación advierten de que esa media incluye a países como Dinamarca y Suecia que dedican un 0,4% de su PIB a becas pero a costa de una presión de impuestos mucho más elevada que en España.

Una propuesta del Consejo de Universidades estudiada por el Gobierno trataría de premiar económicamente a los que obtuvieran aprobados. El director de la cátedra UNESCO de Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid, Francisco Michavila, critica esta opción porque 'el estudiante, al igual que el profesor, debe esforzarse por realizar su deber, que es estudiar, con el único incentivo de recibir una enseñanza de calidad y de ser un buen profesional y mejor ciudadano'.

Los elementos más influyentes en el abandono y el fracaso universitario, según Michavila, están relacionados con la orientación y la metodología. 'Bastantes profesores se preocupan más de lo que el estudiante debe saber con criterios abstractos y atemporales que de las condiciones que tiene para aprender', señala.

Michavila aporta otro punto débil que contribuye a que la media de abandono en España duplique el resto de Europa. 'No hay pasarelas para reconducir los estudios, de modo que un joven que se ha equivocado tiene prácticamente que empezar una nueva titulación'.

El estudio de Dolado critica también el papel que juegan las universidades privadas (23 de los 73 centros existentes) en la calidad de la educación. 'Acoge, en muchos casos, al alumnado con suficientes medios económicos para pagar tasas anuales de 10.000 o 12.000 euros y que carece de nota suficiente para acceder a la pública. Además, en aquellos centros donde la calidad docente parece elevada, la calidad investigadora es prácticamente nula', asegura basándose en los ranking de universidades donde los centros privados tienen un papel insignificante.

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