Es viernes por la tarde en La Villa de Don Fadrique (Toledo, 4.200 habitantes) y en una de sus casas tres chicos jóvenes acaban de volver de trabajar: Juan Miguel, de 26 años, de un taller de armarios, y Antonio José, de 24, y Javier, de 20, de una fábrica de puertas. Los tres son hermanos. Allí les esperan sus padres, Domingo y Manoli. Hasta hace unos años, la dinámica era al revés: Domingo era el que salía de casa para ir al trabajo y sus hijos, los que le esperaban a la vuelta. Pero Domingo Fernández, de 51 años, se ha quedado en paro, como otros muchos obreros de las fábricas de puertas de Villacañas (Toledo).
'Un día en junio del año pasado, nos cortaron la luz y los 100 empleados tuvimos que irnos. Ya no volvimos. Perdí mi empleo después de 15 años en la empresa', cuenta Domingo en el salón de su casa, vestido con chándal y con su mujer al lado. La familia vive ahora de su subsidio de desempleo, unos 1.000 euros, y de lo que aportan sus hijos. 'Que no es mucho, porque cobran cuatro perras', dice el padre.
Juan Miguel, de 26 años, asiente. Él gana 750 euros al mes y sabe que alguien como su padre, con más experiencia, nunca va a aceptar un sueldo tan bajo. Y luego está la edad: 'Con 51 años es difícil recolocarse', piensa el hijo. El padre discrepa: 'No es un problema de la edad, es que están echando a la gente de todas partes'. Juan Miguel lo tiene claro: 'Lo veo cuando hablo con mis amigos, la crisis está afectando a los padres', cuenta.
Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada el pasado viernes, confirman la impresión del joven. En el último trimestre de 2008, más del 22% de los hombres parados tenía entre 45 y 64 años. Además, según el informe, la tasa de paro de la persona de referencia familiar alcanza hoy el 15,5%, el nivel más elevado desde 1996.
'Antes de la crisis, los usuarios que acudían a nuestro servicio de orientación laboral eran, en su mayoría, jóvenes, mujeres y personas en busca del primer empleo', afirma Lole Méndez, técnica del Servicio Andaluz de Empleo y coordinadora de los Servicios de Orientación Laboral. Pero en el último tiempo este perfil ha cambiado: 'Ahora, cada vez acuden a nosotros más hombres. Muchos de ellos superan los 45 años'. La experiencia de Méndez también apunta a otro fenómeno: 'Cada vez más personas vienen, no tanto en busca de una orientación, sino de una reorientación laboral'.
Los más jóvenes no lo tienen más fácil. Todo lo contrario. Según el Instituto Nacional de Empleo (INE), uno de cada cinco parados tiene menos de 25 años, y la temporalidad y los bajos salarios siguen siendo las señas de identidad del empleo juvenil.
Yanira no llega a ser mileurista. Está a punto de cumplir 22 años y cobra unos 800 euros al mes, de los que pasa 200 a su familia. Dice que lo ha hecho desde que empezó a trabajar como auxiliar administrativo, pero dentro de poco la situación va a cambiar. En su casa, hoy sólo entran sus 200 euros, el sueldo de su madre como limpiadora y el subsidio por desempleo que desde hace seis meses cobra su padre. Pero este último ingreso va a reducirse en breve y entonces ella tendrá que aportar más dinero: 'Es que el paro no dura siempre y yo sé que, con la edad que tiene mi padre, no es fácil que encuentre trabajo', cuenta resignada.
Una situación similar se vive en el hogar de Manuel Díaz-Ruyo. También este parado piensa que ha perdido el tren. 'Con 51 años, soy demasiado viejo para conseguir trabajo y mi hija, mileurista, tiene que ayudar con su sueldo'. Manuel perdió su empleo el pasado septiembre. Se fue en un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de su empresa, donde trabajaba como oficial de primera con una lijadora.
En su taller, de 800 trabajadores, sólo quedan 300. Ahora, el paro le ha dejado tiempo para hacer un curso de Internet, 'es que lo piden en todas partes'. Manuel tiene dos hijos: Inmaculada, de 26 años, que es ingeniera agrícola y trabaja en Toledo, y Abel, que está en paro y preparando oposiciones. 'Lo mío es de mis hijos y lo de mis hijos es mío. Inmaculada no vive con nosotros, pero aporta dinero para que podamos salir adelante', cuenta este hombre, que prefiere ser él quien relate la historia de su familia y pide no salir en las fotos.
Y es que no es fácil hablar de lo que pasa de puertas para dentro. En opinión del psicólogo Ismael Nogales, el cambio de los patrones familiares, afecta sobre todo 'al padre porque tradicionalmente, como hombre y cabeza de familia, se le ha supuesto la responsabilidad de mantenerla'. Por eso, muchos sufren ahora impotencia y baja autoestima.
También los más jóvenes se sienten angustiados. 'Aunque la mayoría ya sabe qué es la precariedad laboral, tienen un perfil mucho más orientado a la individualidad e incluso al egoísmo', explica Nogales. Este psicólogo cree que la unión familiar y la recuperación de ciertos valores son algunos de los aspectos positivos que pueden extraerse de esta crisis, por el modo en que contribuyen a la formación de la personalidad.
La crisis puede aportar una gran madurez, coincide el psicólogo Ricardo Ros. 'Cuando un chaval de 20 años asume ciertas cargas familiares, también avanza muchísimo en su desarrollo', sostiene.
35,7% Jóvenes parados
Uno de cada cinco parados tiene menos de 25 años. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), la tasa deparo de los jóvenes menores de 25 años (35,7%) es la más alta desde el primer trimestre de 1998, cuando alcanzó el 37%. En total, 808.500 jóvenes de entre 16 y 24 años están sin trabajo, 308.000 más que hace un año.
390.800 puestos de trabajo
Los menores de 25 años siguen siendo los más perjudicados por la actual situación económica, destruyendo el empleo a niveles cada vez más acelerados. En el último año, se han destruido 390.800 empleos de jóvenes, lo que supone la cifra más alta desde el año 1998.
23,1% paro de larga duración
El desempleo de larga duración ha aumentado en un 91% en un año, pasando de 485.100 parados a 926.300. La tasa de paro de larga duración se sitúa en el 23%, la más elevada desde el tercer trimestre de 2007.
2.195.800 hombres en paro
En tan sólo un año, se ha duplicado el número de varones en paro, pasando de 1.018.600 en el primer trimestre de 2008, a 2.195.800 en el mismo trimestre de 2009. Esta cifra supone un crecimiento del 115,9%. En el caso de las mujeres, el número de desempleadas se ha incrementado en 659.000; es decir, el 57,1%.
496.600 mayores de 45 años
El 22,6% del total de los hombres parados (496.600) según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), tiene una edad comprendida entre los 45 y los 64 años.
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