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Fidalgo culpa a Moncloa de las cosas que pasan en CCOO

Varios dirigentes reclaman un debate sereno sobre un Código de Conducta de los sindicalistas

MANUEL RICO

José María Fidalgo no está dispuesto a ofrecer explicaciones a la militancia de Comisiones Obreras sobre las actividades de algunos dirigentes del sindicato de su máxima confianza. Y para justificar su comportamiento, ha decidido recurrir a una vieja estrategia: presentarse como víctima de una campaña. Eso fue lo que hizo en el Consejo Confederal de CCOO, el máximo órgano entre congresos, que se reunió el pasado martes: “Esta campaña no es un ataque contra María Jesús Paredes, es un ataque contra la independencia del sindicato. Y viene de La Moncloa”, sostuvo Fidalgo, según explicaron a Público varios asistentes a la reunión.

María Jesús Paredes es secretaria general de Comfia, la federación de servicios financieros y administrativos de CCOO, y una de las pérsonas más próximas a Fidalgo. Y la “campaña” de la que habla el secretario general de Comisiones está basada en documentos públicos y oficiales de media docena de registros mercantiles y de la propiedad. Unos documentos que demuestran tres cosas: que María Jesús Paredes y su pareja, el también dirigente sindical Francisco Baquero, han acumulado un patrimonio inmobiliario valorado en más de dos millones de euros; que ambos han compatibilizado sus cargos sindicales con actividades empresariales y que el administrador único de los negocios de Paredes y Baquero ha montado un grupo empresarial cuyo principal cliente es la propia CCOO.

Código de Conducta

El Consejo Confederal se inició con la lectura de un informe de Fidalgo, en el que no mencionó el caso, pero anunció que el turno de intervenciones lo cerraría María Jesús Paredes, que ha anunciado su intención de dejar su cargo en Comfia el 19 de diciembre.

Pese al silencio inicial de Fidalgo, varios dirigentes hablaron del caso Paredes durante sus intervenciones. Y eran miembros tanto de la mayoría que apoya a Fidalgo, como de la minoría del sector crítico. Al primer grupo pertenecen por ejemplo Joan Coscubiela y Joan Sifre, secretarios generales de CCOO en Catalunya y País Valenciano, respectivamente.

De acuerdo con las fuentes consultadas por este diario, ambos coincidieron en reclamar un debate sereno que permita llegar a una especie de código de conducta de los dirigentes, de forma que se delimiten las fronteras entre las actividades privadas y las sindicales. Público intentó hablar ayer con Coscubiela y Sifre, pero sus portavoces se negaron a comentar las “intervenciones realizadas en un órgano interno”.

No mirar para otro lado

Un planteamiento similar mantuvieron Salce Elvira y Cecilio Silveira, ambos del sector crítico. Elvira pidió que el asunto se debata “en profundidad”, pero advirtió de que el procedimiento adecuado no era el planteado por Fidalgo: un turno de intervenciones en el que de antemano se fija que será la propia Paredes quien cierre el debate. Cecilio Silveira aseguró que había que tener la “valentía” de afrontar el tema “y no mirar para otro lado”, porque esta última actitud tiene un alto coste para la imagen de CCOO.

Todas estas voces no tuvieron eco en Fidalgo y sus fieles. El secretario de Comunicación, Fernando Lezcano, insistió en la idea de que las informaciones periodísticas eran “un ataque al sindicato” y consideró que la estrategia adecuada era no entrar al trapo, no sacar ni una nota de prensa para evitar así que el asunto crezca mediáticamente.

Buena gestión

María Jesús Paredes repitió los mismos argumentos utilizados la semana pasada en cuatro entrevistas concedidas a El Mundo, El Periódico, Expansión y Cinco Días: su patrimonio es producto del ahorro de varias décadas y de la buena gestión de sus inversiones.

El Consejo Confederal terminó con las palabras de Fidalgo, en las que defendió sin fisuras a Paredes y acusó a Moncloa de montar una campaña para atacar la independencia del sindicato. Fidalgo y Zapatero mantienen unas frías relaciones, que contrastan con la buena sintonía que el secretario general de CCOO mantiene con el PP.

El informe de Fidalgo fue aprobado por una amplísima mayoría: 114 votos a favor, 13 abstenciones y 13 votos en contra.

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