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Estreno de 'Fue la mano de Dios' Paolo Sorrentino: "Creo de verdad en el origen divino de Maradona"

Paolo Sorrentino
Paolo Sorrentino en el campo del Nápoles. Netflix

El cineasta napolitano regresa a Nápoles, a su adolescencia, a la tragedia de la muerte de sus padres, al encuentro milagroso con Maradona y a su descubrimiento del cine en Fue la mano de Dios, una película bellísima, menos febril, pero tan terrenal como el resto de su cine que ganó El Gran Premio del Jurado en Venecia.

La primera ver que permitieron al cineasta Paolo Sorrentino-niño quedarse solo, tenía dieciséis años, sus padres murieron accidentalmente por intoxicación por monóxido de carbono de un calentador en la casa de vacaciones de la familia. Sorrentino debería haber estado allí, pero ellos consintieron en que fuera a ver a Maradona jugar con el Nápoles. Así que desde entonces el director napolitano siempre ha sentido que Maradona era una figura divina que protegía su vida.

También desde ese día, el cineasta ha sentido un dolor infinito por aquella pérdida y le ha asaltado a menudo la tristeza por la confusión que experimentó entonces. Con Fue la mano de Dios ha vuelto a su adolescencia, a la tragedia que le dejó paralizado, a su encuentro milagroso con Maradona, a su familia bulliciosa y alegre y a su descubrimiento del cine, que, según su propia confesión, le debe al cineasta Antonio Capuano y también al futbolista.

Menos febril, pero tan terrenal como el resto de su cine, íntima, feliz y trágica, emocionante, bellísima, la nueva película de Paolo Sorrentino conquistó el Gran Premio del Jurado en Venecia y el de Mejor Actor Emergente para Filippo Scotti, alter ego del director en esta ficción. Un relato ambientado en Nápoles en los años 80, en el que la vida real juega con la reinterpretación de los recuerdos, en una ‘travesura’ propia del Munniaciello, esa leyenda popular napolitana del niño monje que acompaña al protagonista de la historia.

"Esta es una película sobre la sensibilidad. Y flotando por encima de todo, tan cerca y tan lejos, está Maradona, ese ídolo fantasmal, de metro setenta y cinco, que parecía sostener la vida de todos en Nápoles, o al menos la mía", dice el cineasta que conversó con Público en el Festival de San Sebastián, donde Fue la mano de Dios participó en la sección Perlak.

¿Por qué ha decidido revisar su propia infancia ahora desde el cine?

La familia es un tema importante. Cuando eres niño empiezas a descubrir el mundo, la idea del mundo. De grande, te asalta la nostalgia porque el mundo ha cambiado, mientras que de niño, el mundo es estable. Ahora he crecido, ya llevo pantalón largo, y tenía que afrontar el tema en algún momento. Tengo un sentimiento de melancolía, sobre todo ahora que ha cambiado tanto ese niño. Quería refugiarme en ese mundo estable.

¿Tanto ha cambiado aquel niño?

Sí, por eso esta película es también para mis hijos, para que entiendan mi carácter extraño, para que intuyan por qué soy un adulto tan raro a sus ojos. Aún hoy soy un poco un niño lleno de defectos.

"La realidad es pobre por eso quiero hacer cine", le dice el joven personaje al cineasta Antonio Capuano. ¿Por eso hoy hace cine usted?

Hago cine no porque la realidad sea pobre, sino porque es cansada, agotadora, y con el cine tengo la oportunidad de contar una realidad paralela, una realidad que me divierte y me place, es la realidad que construyo yo y es más perfecta, porque la de todos los días no la puedo gestionar.

¿Y Maradona está en su destino como cineasta?

Tengo que decir que Maradona es el mejor jugador del mundo, aunque entiendo que en España y Brasil esta afirmación sea controvertida. La frase La mano de Dios en el caso de Maradona es irónica, en el mío, es verídico, fue la mano de Maradona.

¿De verdad cree que Maradona tenía una relación con lo divino?

Sí, de verdad, yo creo en el origen divino de Maradona.

Esta película es mucho más mesurada que otras suyas, más exuberantes…

Me apasiona lo que no conozco, me produce una inmensa curiosidad, pero en esta historia lo conocía todo. Por eso las otras películas mías son más curiosas, vitales, exuberantes… Eso es para las películas de temas que no conozco, aquí el camino era el inverso, no salía a buscar nada, sino que necesitaba cierta quietud para recibir los sentimientos.

¿De joven era usted como en la película, un adolescente tranquilo?

Sí, el adolescente tranquilo. Era un joven quieto, casi parado, porque mi vida era normalísima, iba de casa a la escuela y de la escuela a casa. Todo era más tranquilo y por eso yo era un chico paradito. Pasaba mucho tiempo en el jardín… Todo está rodado en el piso de debajo de mi casa de verdad. Luego sucedió ese evento terrible [la muerte accidental de sus padres] y me quedé más parado aún, me quedé paralizado.

¿Ha enfrentado aquella tragedia de sus padres con la película por necesidad? ¿Ha sido terapéutica para usted?

En realidad es una película que cuenta cómo un chico no ve ningún futuro, pero espero que sea bueno para mí. En 35 años no he hecho ni el más mínimo progreso respecto de mi dolor. En la adolescencia no se ve el futuro y yo llevo 35 años dando vueltas a mis dolores conmigo mismo y sí, de verdad, espero que compartirlo con los demás tenga un efecto terapéutico para mí. Todas mis películas se han basado en sentimientos que me apasionaban mucho, pero después de hacerlas esa pasión se desvaneció. Así que pensé que si hacía una película sobre mis propios problemas, también podría olvidarlos, al menos en parte.

¿Ha vuelto a Nápoles para rodar, ¿cómo ha sentido ese regreso?

Ha sido una vuelta muy bella, me encontré Nápoles llena de energía y de vida. Soy un privilegiado, tengo una casa al borde del mar y allí la gente me quiere. Pasé unos meses de pandemia muy relajado y rodando sentí recuerdos muy vívidos de cuando tenía quince y dieciséis años.

También vuelve a trabajar con Toni Servillo.

Toni Servillo es el mejor actor que hay en Italia. La primera vez que trabajé con él fue algo misterioso. Tiene diez años más que yo y está a medio camino entre ser mi padre y mi hermano mayor. Ha sido muy valiente por aceptar este papel y por desarrollar la figura del padre. Yo no era muy capaz de describirle al personaje.

Hay cosas reales y otras no en la película, ¿es real que le desvirgó su anciana vecina?

No, pero me hubiera gustado que fuera real. Me gustaba mucho la idea de que esta anciana hiciera de ése un acto de pura generosidad. Ella tiene la idea de que puede ayudar a este niño que sufre.

¿Y su familia es como la de la ficción, siempre jugando y actuando?

La mayor parte de mi familia es napolitana y allí hay una tradición teatral enorme. La mayoría de las familias napolitanas siempre están en escena. Cuando voy en Nápoles por la calle siempre me para alguien que me dice que es actor.

No hay apenas música en su película ¿por qué?

Porque el personaje no tiene el estado de ánimo apropiado para escucharla, la oye, pero no la escucha.

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