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La obligación empresarial de asumir los costes enfría en Catalunya el teletrabajo, que cae por debajo del 10%

Los sindicatos instan a desvincular la productividad laboral de la presencialidad y subrayan que el teletrabajo "nunca se tiene que asimilar a la conciliación laboral".

1,7 millones de personas teletrabajan en España, con Madrid y Catalunya a la cabeza
La pandemia consolidó la fórmula del teletrabajo en el mercado laboral español., pero en Catalunya ha ido cayendo en los últimos cuatro años.

El confinamiento por la pandemia de la covid-19 hizo emerger una nueva modalidad de trabajo desconocida hasta aquel momento: el teletrabajo. A pesar de que ya hace casi cuatro años algunos expertos vaticinaban que este había llegado para quedarse, los datos muestran que, aunque haya más personas en Catalunya practicándolo que en el periodo prepandémico, el boom se ha diluido y el colectivo de teletrabajadores no llega al 10% del total de la población ocupada.

El descenso hay que atribuirlo a las dificultades para incluir las condiciones en los convenios colectivos, que regulan las relaciones laborales, y, sobre todo, según explican los sindicatos, a la obligatoriedad por parte de las empresas de asumir los costes derivados del trabajo en casa.

"Al tratarse de una opción voluntaria consideran que supone un sobrecoste que muchas empresas no están dispuestas a tomar". Así lo revela la secretaria de Política Sindical de UGT Catalunya, Nuria Gilgado.

Las cifras del Instituto d'Estadística de Catalunya (Idescat), que recoge este dato solo hasta el año 2022, muestran que ya entonces el porcentaje de ocupados que trabajaba en su domicilio particular más de la mitad de los días ha bajado hasta el 8,91%, puesto que lo hacían 313.300 personas sobre un total de 3.514.300 activas.

Gilgado: "El teletrabajo ayuda a la conciliación familiar y laboral y mejorar la productividad"

Gilgado precisa que "la necesidad de asumir los costes de una parte de los gastos, como el material de trabajo o los suministros han hecho que las empresas no apuesten por esta modalidad y el teletrabajo se enfríe". La responsable sindical insiste que se trata de una medida voluntaria que "nunca se tiene que asimilar a la conciliación laboral". De hecho, Gilgado incorpora otro elemento para explicar la bajada del teletrabajo: "Todavía existe una cultura empresarial que vincula una productividad mayor a la presencialidad en la oficina".

Inclusión en los convenios colectivos

Los pocos casos de empresas que han apostado de forma decidida por el teletrabajo están relacionados con el ahorro en costes económicos que representa reducir el espacio que ocupan las oficinas. Gilgado lamenta esta visión. "Solo contemplan los beneficios económicos, cuando cada vez más se ha demostrado que el teletrabajo ayuda a la conciliación de la vida familiar y laboral, además de mejorar la productividad".

En menos de cuatro años, el número de teletrabajadores en ha caído un 40% en Catalunya

El porcentaje de trabajadores que hacían teletrabajo en Catalunya durante el año 2020, forzado por las circunstancias, llegó a ser del 21%. Ahora, en menos de cuatro años, se ha reducido un 40%.

Pese a esta caída, los sindicatos han conseguido que el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) incorpore fórmulas de teletrabajo que combinen la actividad remota y la presencial. Los sectores del comercio, metal, mayoristas de fruta, ópticas y el químico son algunos que han recogido estos supuestos.

El 30% de los hombres que teletrabaja al menos un día en la semana declara implicarse más que sus parejas en las tareas del hogar. Así, solo el 18% de los hombres que nunca trabaja en remoto afirma tener una carga superior que sus parejas en las tareas domésticas. Esta es una de las principales conclusiones extraídas del estudio Teletrabajo después de la pandemia. Análisis desde la perspectiva del trabajador, del Observatorio Social de la Fundación La Caixa.

El proyecto de investigación, que se ha hecho sobre una muestra de 4.000 personas de entre 24 y 50 años, está liderado por las investigadoras de la Universitat de Barcelona (UB) Marta Curull y Laia Maynou, y por Lidia Farré, del Instituto de Análisis Económico del CSIC y la Barcelona School of Economics. Una de las conclusiones del estudio es que la contribución de las mujeres a las tareas domésticas y la crianza de los hijos es muy similar independientemente de si teletrabajan o no.

Farré explica que la participación de los hombres en las tareas domésticas y los cuidados a menores, en relación con sus parejas, es mayor entre los cuales teletrabajan que entre los cuales no. Según los datos recogidos, "el 30% de los que teletrabajan, al menos un día a la semana, declaran contribuir más que sus parejas a las tareas y cuidados domésticos, frente al 18% que nunca teletrabaja. Por lo tanto, el teletrabajo está asociado a una mayor participación en la producción doméstica por parte de los hombres".

El peligro de la brecha salarial de género

La investigadora alerta sobre la forma en que se diseñan las políticas de teletrabajo. "Si se aprovechan las posibilidades de los trabajos en remoto para adjudicarlas a las mujeres, se corre el peligro de incrementar la responsabilidad de estas en las tareas del hogar e incrementar la brecha salarial de género".

Por otro lado, Farré advierte de que el predominio de la cultura de la presencialidad acaba perjudicando el bienestar de los empleados. "Más horas en la oficina no implica un grado más alto de productividad. A menudo esta presencia se vincula a valores como el compromiso o los procesos de promoción laboral", añade.

Más allá de los ahorros económicos y de tiempos, Farré agrega las ventajas sobre la salud mental y la conciliación. En el acuerdo del AENC entre sindicatos y patronales, firmado en mayo de 2023, se establecen una serie de recomendaciones en materia de trabajo a distancia, instando las compañías y los comités de empresa a precisar los puestos de trabajo o funciones que pueden ser realizados mediante teletrabajo.

Asimismo, el texto sugiere que se establezca una jornada mínima presencial, una duración máxima del tiempo permitido para trabajar en casa y un porcentaje de referencia. A pesar de este marco normativo, estas directrices parece que solo funcionan en los puestos de trabajo de la Administración pública en Catalunya, donde sí que se estipula la posibilidad de dos días de trabajo a distancia de forma voluntaria. En este ámbito, es posible que factores como la productividad, la confianza en el trabajador o la promoción profesional no pesen tanto como el ámbito de la empresa privada.

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