Este artículo se publicó hace 8 años.
Bruselas veta la venta de O2, la filial británica de Telefónica, al hombre más rico de Asia
Los reguladores antimonopolio de la UE sostienen que la compra de la operadora por el grupo Hutchison haría subir los precios de la telefonía móvil en Reino Unido. Telefónica mantiene sus objetivos financieros y el dividendo pese a la decisión de la Comisión.
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BRUSELAS/MADRID.- Los reguladores antimonopolio de la UE han bloqueado la venta de O2, la filial británica de Telefónica, al grupo asiático Hutchison Holdings, una operación valorada en 10.300 millones de libras, diciendo que la operación llevaría a subidas de precios de la telefonía móvil en Reino Unido.
La Comisión Europea ha señalado que las concesiones que había propuesto Hutchison no eran suficientes para superar las preocupaciones de competencia. Hutchison, controlada por el hombre más rico de Asia, Li Ka-shing, de Hong Kong, había planeado ampliar su presencia en telecomunicaciones en Reino Unido, donde ya opera con la marca Three.
"Nos preocupaba mucho que los consumidores hubieran tenido menos posibilidades de elección para encontrar un paquete móvil que se adapte a sus necesidades y pagaran más que sin el acuerdo", ha declarado la comisaria europeo de Competencia, Margrethe Vestager, en un comunicado. La comisaria ha añadido que el acuerdo también habría obstaculizado la innovación y el desarrollo de la infraestructura de red en Reino Unido.
El Ejecutivo comunitario anunció en octubre del año pasado una investigación en profundidad de la transacción, que habría combinado O2 y Three, en manos de Hutchison Whampoa. Bruselas ha determinado ahora tras su análisis de la operación que la venta habría eliminado a un competidor importante del mercado y habría dejado solo a dos operadores de redes móviles (Vodafone y Everything Everywhere, de BT) para competir con la entidad fusionada. Además, la Comisión considera que las contrapartidas ofrecidas por Hutchison no resolvieron las "serias reservas suscitadas por la adquisición".
En concreto, el departamento de Vestager ha argumentado su decisión a través de tres grandes reservas. La primera de ellas defiende que Three y O2, juntas, habrían sido líderes en el mercado con una cuota superior al 40% y habrían tenido "muchos menos incentivos para competir con Vodafone y EE", lo que habría reducido las posibilidades de elección y la calidad del servicio para los consumidores británicos. Además, Bruselas defiende que con la adquisición, los precios de las comunicaciones móviles minoristas habrían sido más elevados para todos los operadores del Reino Unido.
En segundo lugar, la Comisión subraya que la entidad fusionada habría formado parte de dos acuerdos de uso compartido de red (MBNL y Beacon) y que su papel en ambas redes habría debilitado a sus competidores y obstaculizado el desarrollo de la infraestructura de comunicaciones móviles en Reino Unido, por ejemplo, con respecto al despliegue de tecnología de nueva generación (5G).
Por último, el Ejecutivo comunitario señala que la venta habría reducido el número de operadores móviles dispuestos a albergar a otros operadores en sus redes y que esto habría dejado a los operadores móviles virtuales existentes y potenciales "en una posición de negociación más débil para obtener condiciones de acceso mayoristas favorables".
Con el objetivo de abordar estas preocupaciones , Hutchison ofreció contrapartidas, pero el Ejecutivo comunitario considera que "no resolvían los problemas estructurales creados por la perturbación de los actuales acuerdos de uso compartid de red en el Reino Unido" y que tampoco suplían la competencia debilitada en los mercados de telecomunicaciones móviles minorista y mayorista.
La comisaria Margrethe Vestager niega interferencias políticas, como el Brexit, en la decisión final sobre O2
Además, preguntada por la posibilidad de que el referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE haya influido en la decisión final de Bruselas, la comisaria ha negado que haya habido interferencias políticas en la investigación y ha defendido que el Ejecutivo comunitario "está obligado a analizar el caso sobre los hechos". "Trabajamos muy de cerca con los reguladores nacionales en todos los casos. Pero el tema es que estamos obligados a analizar el caso sobre los hechos, y el timing está diseñado a través de la notificación de las partes. Obviamente, no podemos dejar a la política que interfiera en nuestra toma de decisiones, ni en este caso ni en otros casos", ha afirmado en rueda de prensa.
"Puedo asegurar que esta decisión pesa 2,56 kilogramos, la pesé yo misma", ha bromeado Vestager, para después aclarar que se trata de una decisión "muy pesada" con mucho trabajo de por medio. "No podemos dejar que los políticos interfieran en esto", ha zanjado.
Telefónica ratifica que, pese al veto de Bruselas, no prevé cambios ni en sus objetivos financieros, ni en su nivel de deuda ni en su política de retribución al accionista
Por su parte, Telefónica ha ratificado su intención de mantener los objetivos financieros, el ratio de apalancamiento y la política de dividendos propuesta pese al revés sufrido al prohibir la Comisión Europea la venta de su filial británica O2 al Grupo Hutchison Whampoa, informó la operadora a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Con esta declaración, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete quiere despejar incertidumbres entre los accionistas e inversores sobre los planes de la compañía, que no prevé cambios ni en sus objetivos financieros, ni en su nivel de deuda ni en su política de retribución al accionista.
Álvarez-Pallete afirmó el martes que no descartaba la posibilidad de un veto por parte de la Comisión a la transacción con el grupo hongkonés, si bien advirtió de que si se consumaba, sería una mala noticia para el sector de las telecomunicaciones en Europa ante la cual el grupo español tiene distintas alternativas.
Los analistas creen que "el plan B" establecido por la compañía, que incluye opciones como el 'scrip dividend', la salida a Bolsa de Telxius, desinversiones o la emisión de bonos híbridos, dan a la empresa suficiente margen para reducir su deuda a 2,35 veces el Ebitda y mantener su calificación crediticia.
La primera consecuencia que tendrá es que previsiblemente se repetirá la formula del scrip dividend, según la cual se puede optar por cobrar el dividendo en efectivo o en acciones, en la retribución al accionista en el segundo trimestre de 2016. En esta línea, el veto también supondrá en principio que Telefónica cancele la amortización de más de 74,6 millones de acciones en autocartera, en línea con el objetivo de amortizar acciones propias por un total del 1,5% del capital como parte de la política de retribución al accionista, que también estaba condicionada a los ingresos derivados de la venta de O2.
Otra de las alternativas con la que cuenta Telefónica es la salida a bolsa de su reciente filial de infraestructuras Telxius, una operación que según Álvarez-Pallete se producirá "lo antes posible" y que analistas como RBC creen que podría reportar unos ingresos en efectivo de en torno a 2.000 millones de euros. Sin embargo, los analistas creen que la salida a Bolsa de Telxius podría no ser la única, ya que en Sabadell y HSBC se contempla la posibilidad de sacar a Bolsa parte de las filiales de México o de O2, así como la venta de sus activos no estratégicos o de participaciones minoritarias.
Otras de las opciones que se barajan, y a la que hizo referencia la compañía en la presentación de los resultados del primer trimestre, es la emisión de bonos híbridos, aunque Telefónica aseguró que en ningún momento se adoptarán medidas que lleven a los actuales accionistas a perder peso.
El fracaso de la venta de O2 a Huchitson obliga a Telefónica a replantearse el futuro de su filial en Reino Unido, un activo que la empresa considera "muy atractivo" y que ha registrado resultados positivos en el primer trimestre de 2015, mejores que los de la competencia. El proceso de venta a Hutchison ha dado a la filial una visibilidad que proporciona a Telefónica un amplio abanico de posibilidades en torno a este activo, como la venta a otra compañía a otros operadores como Liberty, Sky, Talk Talk o Illiad, la salida a Bolsa o incluso que Telefónica se la quedara.
Hutchison expresa su "profunda decepción" por la decisión de la Comisión y señala que está estudiando la posibilidad de emprender acciones legales
Por su parte, el grupo CK Hutchison ha mostrado su "profunda decepción" por la decisión de la Comisión Europea de vetar su propuesta de compra de O2, la filial británica de Telefónica, y ha señalado que está estudiando la posibilidad de emprender acciones legales contra la decisión de Bruselas. "Estamos profundamente decepcionados con la decisión de la Comisión de prohibir la fusión de Three UK y O2 UK. Estudiaremos la decisión de la Comisión en detalle y consideraremos nuestras opciones, incluida la posibilidad de un recurso legal", explica la empresa en un comunicado.
El grupo hongkonés asegura que está "firmemente convencido" de que la fusión habría generado importantes beneficios en Reino Unido, ya que habría desbloqueado una inversión de 10.000 millones de libras (12.672 millones de euros) del sector privado en infraestructuras digitales en el país.
Hutchison afirma que a partir de ahora se centrará en trabajar con la Comisión Europa para lograr su respaldo a la fusión propuesta de Wind y 3 en Italia y añade que seguirá aplicando estrategias que generen valor para el grupo.
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