Con la economía española de vuelta al hoyo de la recesión, los precios de los carburantes están en zona de peligro. La semana pasada, el ministro de Industria, José Manuel Soria, dijo que 'ya estamos en precios históricos'; y aún no es así, pero por poco. La gasolina cuesta ya una media de 1,37 euros por litro, un 0,22% más que una semana antes y a un paso del récord de mayo de 2011 (1,38 euros). El gasóleo, por su parte, se ha abaratado un 1,9%, hasta 1,33 euros, tras el máximo histórico de hace casi dos semanas. El combustible más consumido en España se ha tomado un respiro en la escalada que inició este año.
Llenar un depósito (50 litros) de gasóleo cuesta hoy 6,2 euros más que hace un año (el diésel se ha encarecido un 10,2% en ese periodo). En la gasolina (que ha subido un 4,5%) el gasto extra es de tres euros por depósito. Los efectos van mucho más allá, en una economía con una enorme dependencia energética (superior al 80%), muy vulnerable a cualquier movimiento al alza del precio del petróleo.
Llenar un depósito de gasóleo cuesta seis euros más que hace un año
Como ha señalado recientemente Antoni Brufau, presidente de Repsol YPF, la primera petrolera española, un encarecimiento del barril del 10% tiene un impacto negativo de más de 3.500 millones de euros en la economía española. En el último año, el barril de Brent (de referencia para Europa) se ha encarecido más de un 13%. En euros (la moneda de referencia en el mercado del petróleo es el dólar), el incremento roza el 20%, porque la divisa europea se ha depreciado un 5% en el último año. Por eso, aunque el Brent en dólares esté actualmente lejos del máximo histórico de julio 2008, si se mide en euros, está en niveles similares (ver gráfico).
Con ello, el déficit comercial (que implica transferir rentas a terceros países) se resiente. Del desequilibrio de 41.789 millones registrado hasta noviembre pasado (último dato disponible) entre las exportaciones e importaciones españolas, el grueso (el 85%, o 35.771 millones) correspondía a productos energéticos.
El encarecimiento del crudo repercute en los precios de numerosos bienes y servicios, incluyendo algunos básicos, como la electricidad. Soria ya ha advertido de que el petróleo tiene un 'peso importante' en el precio de la luz, y no ha garantizado que vaya a volver a congelar la tarifa doméstica en abril (cuando toca revisarla), como hizo en enero, nada más tomar posesión.
Con gasolina, llenar el tanque cuesta tres euros más que hace doce meses
Soria ha analizado los precios de los carburantes junto al resto del Ejecutivo en el Consejo de Ministros, pero no parece dispuesto a activar un plan de ahorro como el que puso en marcha su antecesor, Miguel Sebastián, con motivo de la Primavera Árabe y con unos precios inferiores a los que hay ahora. En los cuatro meses en los que estuvo en vigor la medida (desde marzo hasta junio del año pasado), el consumo de gasóleo cayó un 5,2% interanual y el de gasolina, un 8,1%, aunque no está claro qué parte de esas caídas puede atribuirse al plan, que incluía el polémico límite de 110 km/h en autopistas.
La evolución alcista del Brent, además de por la depreciación del euro, se explica por las tensiones con Irán, uno de los principales productores de petróleo y que, hasta octubre pasado, aportaba un 15% del consumo de España.
El embargo gradual (a partir de julio) decretado la semana pasada por la UE para el crudo iraní como castigo por su programa nuclear no ha tenido impacto en los precios, porque ya estaba descontado por el mercado y porque el plazo para sustituir el crudo iraní por el de otros proveedores es amplio.
El alza del crudo repercute en las tarifas de servicios básicos, como la luz
Otra cosa es que los precios se mantengan en los niveles actuales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió la semana pasada de que, si los países occidentales no encuentran alternativas a Irán, el crudo podría encarecerse entre un 20% y un 30%, mientras que Barclays cree probable un encarecimiento del Brent del 20% en los próximos meses.
El escenario más sombrío (e improbable) es que Irán cumpla su amenaza de cerrar el Estrecho de Ormuz. En una petrolera definen esa hipótesis como una 'hecatombe', ya que por ahí transita a diario en torno al 20% del consumo mundial (unos 18 millones de barriles). Ni en la peor crisis geopolítica de las últimas décadas se ha retirado del mercado tanto crudo.
Si los precios energéticos siguen al alza, la inflación subirá, lo que mermará el poder adquisitivo de los ciudadanos, que este mes han visto cómo sindicatos y patronal pactan desligar los salarios y el IPC. De momento, no hay efectos inflacionistas, porque el IPC actual (2,4% en diciembre) es inferior al de hace un año (3,3%), como recuerda Santiago Sánchez Guiu, del departamento de análisis del Instituto Flores de Lemus. Este centro de estudios mantiene su previsión de inflación para enero en el 2,1%. Su pronóstico para la media del conjunto del año es del 1,9%.
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