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El déficit de tarifa equivale a los dividendos repartidos por las eléctricas desde 2005

Los accionistas de las compañías se han embolsado 28.123 millones desde ese año, cuando la opa de Gas Natural sobre Endesa dinamitó una profunda reforma del mercado

A. M. VÉLEZ

Las eléctricas tienen un grave problema llamado déficit de tarifa, una enorme deuda de los consumidores que se acumula desde principios de la década pasada porque los costes regulados que fija el Gobierno no bastan. Si se cuenta lo acumulado hasta noviembre, el agujero ya supera los 28.500 millones, según la Comisión Nacional de la Energía (CNE). Un 2,8% del PIB que se acerca a los dividendos que Iberdrola, Endesa y Gas Natural-Fenosa han repartido desde 2005 entre sus accionistas: 28.123 millones.

Aquel fue un año clave para el sector, porque desde entonces el déficit se ha disparado y, sobre todo, porque ese año, José Montilla, entonces ministro de Industria, amagó con una amplia reforma del mercado de generación para la que encargó un Libro Blanco. Este se presentó en julio de 2005. Dos meses después, Gas Natural lanzó su, a la postre, frustrada opa por Endesa (que era bien vista por Montilla) y el Libro Blanco se quedó en un cajón. Con el sector en plena ebullición de movimientos corporativos, no era el momento de grandes reformas, y sólo se adoptaron algunas propuestas del documento.

En los últimos seis años, las eléctricas han ganado 52.300 millones

La más generosa en el reparto de dividendos desde 2005 ha sido Endesa (14.306 millones), que este mes no ha hecho pago a cuenta por primera vez desde su salida a Bolsa, en 1988, por los apuros de su propietaria, la italiana Enel, que tiene 47.767 millones de deuda. Endesa fue especialmente espléndida con sus accionistas en 2008: en plena guerra de opas, repartió 6.243 millones. A continuación figura Iberdrola, con 8.367 millones abonados desde 2005. Se trata de dinero en metálico, ya que desde julio de 2010 la eléctrica ofrece pagar el dividendo complementario en acciones (así, ahorra dinero y refuerza su base accionarial). Por último, Gas Natural y Unión Fenosa (absorbida por la gasista en 2009) han abonado 10.760 millones.

En estos seis años, el beneficio conjunto de las eléctricas ha sido de más de 52.300 millones, cifra similar a los más de 51.000 millones que ganaron todas las empresas del Ibex en 2010, el mejor año de su historia. De esa cantidad, casi la mitad (25.541 millones) ha sido para Endesa.

La deuda (que incluye el déficit de tarifa) se ha disparado un 53%, hasta 62.000 millones. La mitad corresponde a Iberdrola, que ha acometido una fuerte expansión internacional a través de varias compras. El cómputo no incluye a las otras dos grandes eléctricas con derecho al cobro del déficit de tarifa, E.ON y HC Energía (filial de la lusa EDP), porque su participación en esa deuda (y en el mercado) es residual y cotizan fuera de España. La inversión del sector en España, según datos de la patronal Unesa (que incluye a HC y E.ON) ha sido de 33.917 millones entre 2005 y 2010 (no hay datos de 2011).

Su deuda ha subido un 53% y han invertido casi 34.000 millones

Unesa señala que, gracias a la internacionalización, la actividad de las empresas en España sólo supone un 30% de su negocio, aunque, según consta en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), hasta junio pasado (último dato disponible), el mercado español supuso la mitad de las ventas de Iberdrola, el 65% de las de Endesa y el 60% de las de Gas Natural-Fenosa.

En estos seis años, las primas a las renovables, a las que las eléctricas culpan del déficit (en especial, a las tecnologías solares, en las que casi no operan y para las que han pedido una moratoria) han ascendido a 23.300 millones, si se cuentan los 6.876 millones previstos por la CNE para 2011.

Todos en el sector (pese a sus muy diferentes intereses) coinciden en calificar las medidas adoptadas en los últimos años de 'parches', que no han taponado el galopante incremento del déficit, agravado con la caída de la demanda. El fin de las vacas gordas reveló la existencia de una burbuja en la instalación de centrales de gas y la crisis financiera, las dificultades para titulizar el déficit (convertirlo en títulos negociables para que las eléctricas lo cobren), una tarea fácil hasta entonces.

Además, el auge de las renovables y otras decisiones (como las ayudas al carbón nacional) han reducido la tarta para otras fuentes, como el gas, lo que hizo que el anterior ministro de Industria, Miguel Sebastián, aprobara ayudas para ellas en los estertores de su mandato. Pese a la complejidad del problema, el déficit se explica con un dato: cuando el entonces ministro de Economía Rodrigo Rato se inventó esa figura para no tener que subir la luz, el barril de petróleo Brent rondaba los 30 euros; en el último lustro, ha cotizado a 60 euros de media y ahora supera los 80 euros.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, citó en su discurso de investidura el problema del déficit tarifario como uno de los 'más complejos que hereda' y prometió 'una política basada en frenar y reducir los costes medios del sistema' para corregirlo. El nuevo titular de Industria, José Manuel Soria, ha pedido 'tiempo' para hacerlo. El ministro ha tardado un mes en nombrar a un director general de Energía y ha tomado decisiones relevantes, como cancelar el cierre de la central de Garoña, decidir la ubicación del almacén de residuos nucleares, trasladar a la tarifa parte de los costes de los sistemas eléctricos extrapeninsulares (lo que elevará el déficit tarifario) y volver a instaurar la facturación bimestral de la luz.

Soria ya ha mantenido contactos con las grandes eléctricas, pero no con las asociaciones del sector renovable. El ministro, que en su primera entrevista dijo que ni se le ha 'pasado por la cabeza' aplicar una quita al déficit tarifario (como ha sugerido la CNE), ha dejado caer la posibilidad de penalizar a la gran hidráulica y la nuclear por los beneficios extra que reciben al estar ya amortizadas, pese a que su secretario de Energía, Fernando Marti, se opuso a esa tesis cuando estaba en la CNE. Además, Soria ha cuestionado la instalación de más potencia renovable. Este sector ya sufrió un considerable hachazo en la etapa de Sebastián.

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