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Frenar la dictadura de los mercados, una utopía no tan imposible

Un nuevo funcionamiento del Banco Central Europeo y una agencia de rating pública, las propuestas con más consenso

 

PILAR BLÁZQUEZ

Exigieron reformas en Grecia, pero no fueron suficientes. Demandaron profundos cambios en Portugal, pero ni los ajustes del nuevo Gobierno de derechas les han convencido. Pidieron recortes en España, pero la bajada del sueldo a los funcionarios y la congelación de las pensiones se les quedó corta. La voracidad de los mercados financieros se ha convertido en un pozo sin fondo, especialmente desde que estalló la crisis de Grecia en 2010.

La mayoría de los expertos achacan esta excesiva dependencia a la que se han visto sometidos los países, especialmente de la periferia del euro, a la ineficiente actuación de las autoridades públicas; desde gobiernos, a Bruselas, pasando por el mismísimo Banco Central Europeo (BCE).

Más allá de esos errores políticos cometidos, cada vez está más generalizada la idea de que hay que meter en vereda a unos mercados excesivamente crecidos. Público ha contactado con expertos especialmente proclives a ese control financiero: Juan Torres, miembro del consejo científico de Attac; Víctor Viñuales, director de la ONG Ecología y Desarrollo (Ecodes) y Alberto Montero, presidente de la Fundación CEPS. Además, hemos contrastado sus propuestas con analistas y expertos de los mercados: Luis Benguerel, director de Renta Variable de Interbrokers; Miguel ÁngelRodríguez, analista asociado de XTB Brokers; Marian Fernández y Rubén de la Torre, de Inversis y Marta Campello, gestora de fondos de Abante Asesores. Hemos contrastado hasta qué punto ven utópicas e inviables las propuestas de controlar a los mercados o si su aplicación podría tener alguna eficiencia. Sorprendentemente, las posiciones de los economistas más críticos y los gestores de mercado no están siempre tan alejadas como a priori se podría pensar.

Todos de acuerdo

Prohibir las apuestas bajistas durante 15 días no convence a nadie

Por eficiente, efectiva y de inminente aplicación, la propuesta de cambios en el Banco Central Europeo ha conseguido el apoyo de todos los exper-tos consultados. 'Probablemente no hubiera ocurrido nada de esto si en enero de 2010se hubiera aprobado el rescate de Grecia, con quita incluida, del que se está hablando ahora', asegura Marta Campello.

La idea de que un banco central sólo se rija por el indicador de la inflación no gusta a ninguno de los expertos. 'Un banco central debe interesarse por todos los aspectos de la economía. No se puede controlar la inflación y olvidarse del crecimiento', apunta Juan Torres. 'Eso ha provocado una fuerte distorsión en sus decisiones. Subir tipos en momentos equivocados dañó la recuperación de la economía', reconoce Campello.

También hay unanimidad en la exigencia de que la entidad intervenga directamente en el mercado de deuda, con la compra directa de bonos en el mercado primario, como hace la Reserva Federal de EEUU. 'Así, la deuda de los países dejaría de ser un instrumento para especular y ahogar financieramente a los países', explica Torres.

'La tasa financiera sólo perjudica a los pequeños', dice Luis Benguerel

Todos disgustados

El consenso salta por los aires cuando se habla de la necesidad de prohibir las posiciones cortas, es decir la posibilidad de lucrarse presionando a la baja el valor de un activo financiero. Eso sí, ni sus defensores ni sus detractores están de acuerdo con la medida aprobada el pasado día 12 de agosto por la CNMV junto con Francia, Italia y Bélgica. 'Como se ha visto, esta semana de prohibición no ha servido para nada. Las bolsas han vuelto a caer con fuerza y lo único que han conseguido es confundir y complicar la operativa, sobre todo a los pequeños y medianos inversores', se queja Luis Benguerel. 'Esta medida es superficial. No ataca a la raíz del problema de las caídas en Bolsa. Se ha aplicado en otras ocasiones y se ha visto que, cuando se acaba la prohibición, las bolsas corrigen todo lo que no lo hicieron mientras estuvo suspendida la operativa a corto', asegura Marian Fernández, responsable de estrategia de Inversis.

'Invertir con alto riesgo debe tener su coste', asegura Marta Campello

Pero los economistas críticos piden más. 'Nada de 15 días. Hay que prohibirlas para siempre. Es una operativa especulativa que no aporta nada a la economía real', asegura Víctor Viñuales. ¿Sería eficiente si, como proponen todos los economistas alternativos, la prohibición fuera indefinida y sobre todo referida a la deuda pública de los estados? Sus detractores, como Luis Benguerel o Miguel Ángel Rodríguez, siguen negándolo. 'No es eficiente, en ningún caso', aseguran. Marta Campello, en cambio, ve alguna posibilidad en esta medida, siempre que se centrase en aquellas posiciones cortas que se hacen sin tener en propiedad los títulos, las llamadas ventas desnudas, (en España están prohibidas desde hace años) en manos de grandes operadores de mercado que además se ayudan de rumores para mover el mercado a su favor. 'La moralidad de estos movimientos es muy discutible. Pero una prohibición generalizada sería excesivamente intervencionista. Es como si nos prohibieran ir de vacaciones a cualquier parte del mundo', comenta Marta Campello.

Prohibición vs control

'La deuda pública no puede ser objeto de especulación', advierte Juan Torres

Hay productos financieros que no tienen ninguna utilidad real en la economía real, que sólo sirven para desarrollar estrategias de inversión en Bolsa de forma que se pueda operar sobre un mismo producto al alza y a la baja en el mismo tiempo. En la jerga se llaman CFD o ETF. Algunos de ellos hasta tienen versiones accesibles al gran público. Con poco dinero se puede operar con ellos que, a su vez, multiplican su potencia por el apalancamiento. Es decir, con cien euros se puede estar apostando en el mercado como si fueran 20.000, por ejemplo. El resultado es que generan un volumen de mercado muy superior al de la economía real. ¿Eliminarlos? 'Ese debería ser uno de los primeros pasos a adoptar ya mismo', asegura Víctor Viñuales.

Miguel Ángel Rodríguez está en contra de cualquier prohibición. ¿La razón? No hace falta. 'El mercado se autorregula. Lo hemos comprobado en el caso de los complicados productos derivados en torno a las hipotecas basura, e incluso se está viendo ahora en los Credit Default Swaps (conocidos como CDS). Estos seguros para cubrir el impago de los países no han respondido a lo que se esperaba de ellos y están dejado de utilizarse', asegura.

'Sería retroceder en la historia y volver a un mercado arcaico de los años setenta del siglo pasado', comenta Marian Fernández. No lo tiene tan claro Marta Campello:'Tal vez hablar de prohibición es demasiado fuerte. Pero sí ayudaría que los productos derivados no fueran tan accesibles'. Ahora son incluso más baratos y tienen menos comisiones que un fondo de inversión. 'Quien quiera asumir riesgo debe pagarlo. No puede ser que el alto riesgo salga casigratis', asegura Campello.

'Si no hay gobierno globalizado, hay que frenar al mercado', según Viñuales

Tal vez no tan mala

Esto enlaza directamente con la propuesta de Bruselas de aplicar una tasa a los transacciones financieras. De nuevo son Benguerel y Rodríguez los que se oponen con fuerza a esta medida. 'Eso sólo va a llevar a machacar a los medianos y pequeños inversores. Los grandes tienen potencia suficiente para pagarla sin problemas. Es intervenir el mercado en favor de los que lo mueven', asegura Benguerel. O tal vez no. Rubén Torres, experto en operaciones de compraventa intradía sí ve la utilidad de esta medida: 'Tal vez sirva para frenar el dominio de las máquinas de trading de alta frecuencia'. Según expli-ca, estas máquinas operan programando muchas operaciones que manejan gran número de decimales y que ganan muy poco en cada una, pero mucho en el total. Una tasa a cada transacción de estas, por pequeña que sea, puede borrar sus beneficios.

Más transparencia

¿Quién compra la deuda de los países? ¿Quién compra y vende las monedas? La opacidad en los mercados financieros es escandalosa. Víctor Viñuales denuncia que no se ha hecho nada, a pesar de la crisis, para informar sobre quién opera en los mercados llamados OTC, esos en los ni el que vende sabe quién compra y viceversa. 'Claro que los mercados deberían ser más transparentes. Todo el mundo tiene derecho a ver quién hace qué. El problema es que eso sólo se consigue con intervención. ¿Y quién quiere mercados intervenidos?', dice Campello. Los quieren, por supuesto, todos los economistas críticos.

El BCE debería comprar deuda directamente a los estados, como la Fed

Una pública, ya

La aversión que se han granjeado las agencias de rating vuelve a aunar posiciones entre los expertos. 'No tiene que ser pública, sí gubernamental. Es decir, desvinculada de los poderes financieros. Algo parecido a los consejos audiovisuales, etc.', apunta Juan Torres. 'En el caso de los mercados financieros, también se necesita una justicia pública y eso lo daría una agencia gubernamental. Ahora estamos sometidos a una justicia privada y escorada', asegura Miguel Ángel Rodríguez, de XTB.

La mayor utopía

Hasta quienes proponen esta medida, los economistas más críticos con el sistema, son conscientes de que es un brindis al sol. La globalización a la que han llegado los mercados nunca llegará a los gobiernos. Acabar con los paraísos fiscales o que haya leyes mundiales que controlen las finanzas es casi imposible. 'Por eso hay que frenar la globalización financiera, para compensar', dice Viñuales.

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