Las reuniones de líderes de la zona euro celebradas en los más de diez años de existencia de la moneda única se cuentan con los dedos de una mano y la primera se produjo nada más estallar la crisis financiera en octubre de 2008. Sin embargo, según Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, deberían ser más frecuentes para tomar decisiones como las de anoche sin las interferencias que países como el Reino Unido causan en las reuniones de los 27 socios de la Unión Europea. Tomando como excusa el calendario de reuniones, Sarkozy anunció la presentación junto a la canciller alemana de 'propuestas sobre la gobernanza de aquí al final del verano' que complementen a las que están ya negociándose. Entre ellas estará 'la creación de una agencia europea de calificación' de riesgos, según indicó Sarkozy en rueda de prensa.

La propuesta, largamente reclamada desde sectores de la izquierda europea, pretende poner fin a meses de notas incomprensibles de la deuda de los países del euro, que dependen exclusivamente de tres agencias norteamericanas. La canciller alemana, tradicionalmente en contra, aceptó el pasado domingo la creación de una agencia 'a medio plazo' y recordó que su titularidad no tiene por qué ser pública para garantizar su credibilidad.

Un alto diplomático europeo, con responsabilidad en el sector, desaconsejó la idea esta semana, advirtiendo de que la credibilidad 'no se logra de la noche a la mañana y especialmente si los promotores son actores implicados', como los Estados. Según esta fuente, el BCE debería dejar de aceptar estas calificaciones 'como el único análisis válido' para inyectar liquidez en los bancos europeos, ya que '[Jean-Claude] Trichet conoce mejor que nadie su estado'.

Según Sarkozy, la zona euro debe 'aprovechar la oportunidad' de la crisis griega para reforzar sus instituciones. El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, hará proposiciones concretas al respecto durante la cumbre de octubre.