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Zapatero pide el apoyo de UGT para enfrentar la crisis

El presidente del Gobierno busca aliados para amortiguar la tensión social

BELÉN CARREÑO

'Aprecio el aliento y el apoyo que siento de la UGT (...); sin ese apoyo tendríamos muchas dificultades para seguir adelante'. En estos términos se dirigió ayer el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a los afiliados de UGT que inauguraban su 40º Congreso. El presidente buscó la complicidad de los sindicatos (también de CCOO) ante el agravamiento de la crisis y, en concreto, suplicó en reiteradas ocasiones a UGT que se mantuviera a su lado. 'Necesito vuestro apoyo, necesito vuestro cariño', se despidió.

La petición de apoyo incondicional de Zapatero se realiza en un momento de parálisis del diálogo social, con los sindicatos llamando a sus bases a una fuerte movilización el próximo 14 de mayo que por ahora no acabará en una convocatoria de huelga general. El Congreso debatirá en breve reformas laborales promovidas por los partidos conservadores que están en línea con las demandas de la patronal.

Este contexto inspiró un discurso especialmente dual del presidente, en el que repartió papeles de buenos y malos esquivando cualquier responsabilidad en los riesgos que perciben los trabajadores.

'Me dicen y exhortan a gobernar, a tomar decisiones. Cuando dicen esto, lo que en realidad me están pidiendo es que haga recortes sociales', aseguró, en referencia a las peticiones del ala conservadora del Congreso. 'Pero en mi Gobierno la crisis no se va a convertir en la ocasión para recortar derechos sociales', tranquilizó Zapatero a la audiencia.

La ausencia de representantes de la patronal y del PP durante su intervención facilitó el sesgo de su intervención. De hecho, Zapatero habló ante un foro entregado, que le ovacionó en varias ocasiones.

A continuación, hizo una enconada defensa del Diálogo Social, que se comprometió a 'impulsar, respetar y fortalecer'. Pero también instó a los sindicatos a continuar las conversaciones con las empresas para lograr un acuerdo de los salarios en la negociación colectiva.

El secretario general de UGT, Cándido Méndez, y el de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, invitado en el acto, reaccionaron de forma desigual ante la llamada al entendimiento. Toxo apostó por la posibilidad de llegar a un acuerdo con los empresarios pese a lo aparentemente antagonista de sus intereses pero se mostró intolerante ante las demandas de flexibilización del despido y abogó incluso por incrementar su control legal 'una asignatura pendiente' de la Administración.

Por su parte, Méndez, que jugaba en casa, se mostró especialmente combativo al asegurar que el problema de la economía sí estaba en los salarios pero 'en lo bajos que son'.

El presidente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, llegó justo a tiempo de escuchar la intervención de Toxo y en la puerta del Congreso reiteró a los periodistas la necesidad de hacer 'una reforma laboral' y pidió a los sindicatos 'altura de miras' para negociar.

En cuanto al G-20, el presidente prometió defender la postura de los trabajadores de tener una representación permanente ante el foro.

El actual secretario general de UGT, Cándido Méndez, se enfrenta en el 40º Congreso de la agrupación a su quinta reelección al frente del sindicato. Méndez fue elegido por primera vez en 1994 y no se ha presentado otra candidatura alternativa. Como arranque del Congreso, el líder de UGT hizo un largo discurso en el que fusionó su lectura de la crisis con la evaluación de la gestión que el Comité Ejecutivo ha realizado en los últimos cuatro años. Sus palabras fueron duras contra la actitud de los dirigentes de la patronal (presentes en ese momento), Gerardo Díaz Ferrán presidente de la CEOE y Jesús Bárcenas de Cepyme en el diálogo social y la negociación colectiva por su 'giro radical' desde enero y los calificó de 'profetas del despido'. También cargó contra la actitud de los interlocutores internacionales ante la crisis y aseguró que la Comisión Europea está 'agotada políticamente' y con una crisis de liderazgo. Al Gobierno le pidió firmeza y nitidez para abordar soluciones y abogó por un pacto de izquierdas en el Parlamento que sacara adelante las medidas necesarias para salir de la crisis. Las políticas públicas y un pacto por la educación fueron algunas de las principales metas que se marcó el líder sindical.

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