Este artículo se publicó hace 8 años.
Siete oros, cuatro platas, seis bronces y 38 diplomas en Río 2016 como réplica a la desidia de las autoridades
El deporte español firma su mejor actuación olímpica después de Barcelona'92. Las grandes bazas no fallaron y se descubrió una hornada de talentos emergentes que ya miran a Tokio 2020. Y todo pese a los recortes de fondos, los exilios y la falta de apoyo.
"El gran secreto del deporte español es que logra resultados espectaculares pese a que la inversión es tan baja". Esta sentencia la firmaba hace unos meses en una entrevista a Público.es el presidente del COE, Alejandro Blanco. Y el deporte español le dio la razón en Río 2016, donde cosechó la mejor actuación olímpica desde los Juegos de Barcelona'92 con siete oros, cuatro platas, seis bronces y 38 diplomas olímpicos que le han situado en un más que meritorio puesto 13º en el medallero.
Los 306 españoles que han competido durante estos 16 días en Río de Janeiro han cumplido con las expectativas creadas. Han sumado el mayor número de oros desde la cita olímpica de la Ciudad Condal. Han igualado el número de medallas de Londres 2012. Las grandes bazas no han fallado a su cita con el podio olímpico y han surgido jóvenes figuras que apuntan muy alto de cara a los Juegos de Tokio 2020.
Los deportistas españoles han demostrado, una vez más, que están a la altura de otros que cuentan con muchos más recursos tanto por parte del Gobierno como por parte de las empresas privadas. Durante este ciclo olímpico, el deporte ha sufrido recortes nunca vistos hasta la fecha. El Gobierno también ha incluido al deporte en su larga lista de damnificados a costa de la crisis. Los presupuestos del Estado cada año iban arañando millones y millones a un sector al que solo se mira en caso de alegrías. Por ejemplo, el plan ADO solo ha repartido 31 millones en este ciclo olímpico.
Los presupuestos del Estado cada año iban arañando millones y millones a un sector al que solo se mira en caso de alegrías
No solo el deporte de élite ha sufrido, las ligas nacionales se han visto privadas de estrellas extranjeras y han visto cómo tenía que emigrar de manera masiva el talento patrio. Las federaciones, asfixiadas en sus arcas, no han podido ni han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Y el deporte base tampoco se ha quedado ajeno al descalabro.
Sin embargo, a la hora de celebrar las medallas nunca han faltado los mensajes al sprint de la Casa del Rey, del presidente en funciones, de ministros y de cualquier político de turno. Algunos, incluso, apropiándose del mérito de los éxitos ajenos. En Río de Janeiro solo han acompañado a la delegación española el ministro Iñigo Méndez de Vigo, el secretario de Estado Miguel Cardenal, que se ha pasado los días buscando entradas para asistir a las competiciones, y Alejandro Blanco, presidente del COE.
Pese a todo, la luz asoma al final del túnel. Se van dando pasos que invitan a confiar en que los próximos años los deportistas que garantizan éxitos puedan vivir de lo que practican. Y es que en España la mayoría de los deportistas trabajan y luego entrenan. LaLiga, por ejemplo, sostiene este año con 15 millones de euros al resto de deportes. Y, paradojas, el fútbol español no ha estado representado en los Juegos. Otras iniciativas también aportan como el programa Universo Mujer del CSD, las becas Podium de Telefónica o las becas de la UCAM.
En Río 2016 el deporte español ha dado la talla. Además, desde el primer día, en el que Mireia Belmonte alcanza el bronce en la primera de las seis pruebas a las que se ha presentado. La nadadora más grande que jamás haya visto España se zafó con extraterrestres como la húngara Katinza Hozssu y la estadounidense Katie Ledecky. En los 400 estilos alcanzó el podio y en los 200 mariposa llegó a la gloria con el oro. Cuatro preseas ya tiene la de Badalona en unos Juegos.
La piscina dejó también grandes actuaciones de jóvenes prometedores como Joan Lluis Pons, Hugo González o África Zamorano que han aprendido de la experiencia. En waterpolo las sensaciones fueron peores, con ambos equipos cayendo en cuartos. Y en la sincronizada se bajó el escalón al que hacía tiempo andaban encaramadas las 'sirenas'. Sin el concurso del equipo, Gemma Mengual y Ona Carbonell se quedaron quintas.
Nadal, el abanderado en la ceremonia inaugural, no quería perderse otros Juegos y completó una participación digna de elogio
Rafa Nadal volvió a dar una lección de sacrificio personal. Dudó hasta el final sobre participar en Río. Su muñeca le lleva amargando desde Roland Garros. Pero el abanderado en la ceremonia inaugural no quería perderse otros Juegos y completó una participación digna de elogio. Se colgó el oro en dobles junto a Marc López y llegó hasta las semifinales en el individual pero Del Potro le apartó de su segunda final y Nishikori ahondó en la herida y en el cansancio del manacorí. Más allá de él, poco, pues Garbiñe Muguruza no estuvo fina y cayó ante la puertorriqueña Mónica Puig, la sorprendente campeona.
Si hay un deporte que ha tirado del carro ese ha sido el piragüismo, que no para de dar alegrías en los Juegos. Con David Cal retirado, parecía que se había quedado huérfano. Pero Saúl Craviotto ha tomado el testigo del gallego. Otro que se va de Río con dos medallas al cuello. La primera, el oro junto a Cristian Toro en el K2 200 metros, y la segunda, el bronce en el K1 200. Marcus Cooper dio la campanada pese a su juventud en el K1 1.000 metros para proclamarse campeón. Y campeona se coronó en las aguas bravas Maialen Chourraut, que tras ser bronce en Londres 2012 fue madre, luchó contra viento y marea y se ha colgado el oro en Río con una bajada descomunal en el canal del Whitewater Stadium.
El atletismo español tampoco falló a su cita con las medallas. De las tres grandes bazas con las que acudía a los Juegos, solo pinchó Miguel Ángel López en la marcha. El nacionalizado Orlando Ortega sí que ratificó las esperanzas con una plata en los 110 vallas y Ruth Beitia consumó con su oro en salto una carrera pletórica. A sus 37 años la cántabra pone un colofón brillante a una trayectoria que tras el cuarto puesto en Londres 2012 quiso poner fin. Pero su pasión por la competición le ha recompensado por tanto esfuerzo.
El equipo español demostró en el estadio Joao Havelange que tiene una generación de atletas con futuro esperanzador
Pero más allá de Beitia y Ortega, Beatriz Pascual, que sumó su tercer diploma olímpico consecutivo en los 20 kilómetros, y el medionfondista David Bustos fue séptimo en unos 1.500 metros donde fue repescado. Y el equipo español demostró en el estadio Joao Havelange que tiene una generación de atletas con futuro esperanzador. Como el velocista Bruno Hortelano, que no alcanzó la final de los 200 metros pero hizo una serie parando el crono en esos 20.12 que nadie había soñado con lograr hasta ahora. Y Sergio Fernández solo se quedó a dos centésimas de la final en los 400 metros vallas.
Carolina Marín ha puesto a España en el mapa de una disciplina que solo había sido coto de las asiáticas
El oro que nos falta se lo llevó otra de las reinas del deporte español. La mujer que ha roto las barreras en un deporte tan alejado hace unos años como el bádminton. Carolina Marín ha puesto a España en el mapa de una disciplina que solo había sido coto de las asiáticas. Pero su tesón la llevó a ser doble campeona del mundo y de Europa. Y ahora, campeona olímpica. Con un torneo inmaculado, tumbó a la india Pusarla Venkata Sindhu en la final.
Joel González y Eva Calvo mantuvieron al taekwondo español en el podio olímpico. A punto estuvieron de repetir las tres medallas de Londres 2012 pero Jesús Tortosa perdió en el punto de oro en el combate por el bronce. Sí lo ganó el campeón olímpico de Londres, que despejó sus dudas en -68 kilos y la madrileña brilló y tan solo pudo con ella en la final la gran dominadora de la categoría de -57 kilos, la británica Jade Jones.
Sandra Aguilar, Artemi Gavezou, Elena López, Lourdes Mohedano y Alejandra Quereda dieron un recital de gimnasia rítmica
Sandra Aguilar, Artemi Gavezou, Elena López, Lourdes Mohedano y Alejandra Quereda dieron un recital de gimnasia rítmica para colgarse una plata de gran valor y devolver a España a un podio tras 20 años de ausencia. Solo la gran Rusia pudo con este 'equipaso', que puso en pie al público brasileño con sus ejercicios de cintas y el mixto (aros y mazas).
Lidia Valentín le puso corazón a un deporte tan difícil de ver como la halterofilia y se subió al podio olímpico en Río mientras espera a que se le conceda el oro de Londres. La haltera leonesa fue bronce en la categoría de 75 kilos. Y Carlos Coloma puso fin a la participación española con un bronce inesperado tras una carrera en el barro llena de garra y lucha en su mountain bike. Solo pudieron con él dos de los favoritos, el suizo Nino Schurter y el checo Jaroslav Kulhavy.
Dentro de un buen tono general de las nueve selecciones clasificadas, el baloncesto fue el único que saltó el muro de cuartos y accedió a semifinales, al contrario que los conjuntos de hockey, de waterpolo, el femenino de balonmano y el de rugby a 7, cuya séptima plaza se puede considerar más que brillante en el regreso del balón oval a unos Juegos.
La selección femenina comenzó a creer en el sueño con una canasta estratosférica sobre la bocina de Anna Cruz en los cuartos ante Turquía. Volvió a liquidar a Serbia en las semifinales y obtuvo una plata histórica ante la inaccesible Estados Unidos. La ÑBA se topó antes con el Dream Team debido a su mal inicio de torneo con las derrotas ante Croacia y Brasil. La reedición de las últimas dos finales olímpicas masculinas cayó de nuevo del lado de los norteamericanos. Gasol y compañía tuvieron que pelear por el bronce y Australia la vendió carísima. En un final de infarto, dos tiros libres de Sergio Rodríguez y una última posesión mal ejecutada de los oceánicos consumaron el podio.
Las medallas se llevan los focos y el reconocimiento pero el elevado número de diplomas (38) es el más claro síntoma del gran estado de forma del deporte español y de que los deportistas estuvieron en disposición de alcanzar la gloria, pero faltó un solo paso. Un plato, en el caso de la tiradora Fátima Blázquez; centésimas, en el del piragüista Sete Benavides; un polémico gol a 1.27 del final en el caso del hockey masculino; unos segundos en el de Jonathan Castroviejo en la contrarreloj de ciclismo; y un mal día en la última regata de Berta Betanzos y Támara Echegoyen en 49er. impidieron más podios.
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