Público
Público

La Roja femenina hace historia más allá de lo deportivo; también en lo social

La selección española femenina rompe barreras y prejuicios: la victoria de la Roja en diez claves.

Las jugadoras de la selección española de fútbol femenino celebran su victoria tras ganar la Final del Mundial
Las jugadoras de la selección española de fútbol femenino celebran su victoria tras ganar la Final del Mundial. Dan Himbrechts / Europa Press

España es campeona del mundo y las mujeres de la Roja han hecho historia. La selección femenina ha añadido su primera estrella al escudo y ha demostrado que "jugar como una chica" es sinónimo de ganar un Mundial.

Las campeonas levantaban este domingo una copa que trata de romper las barreras a las que se enfrenta el deporte femenino a diario. Y, en el caso del fútbol, es una barrera aún más sólida.

En el minuto 29 del partido, España estalló en un grito común que significó muchas cosas en el mundo del fútbol. No solo ganó la Roja: ganó el fútbol femenino, incluso teniendo muchas cosas en su contra. 

Simbolismo

El fútbol es el deporte más masculinizado por excelencia. Los patios de los colegios siempre han estado llenos de niños que nunca querían a una chica en su equipo y que llamaban a su amigo "nenaza" cuando fallaba un penalti.

Era un pensamiento que alejaba a las mujeres del fútbol y, si se las incluía, era para dejarlas en una posición de inferioridad. La victoria de la selección femenina española en el Mundial va más allá de un simple logro deportivo, supone un cambio social en lo que respecta al simbolismo deportivo.

Ellas pueden alzar una copa mundial y conquistar un espacio masculinizado.

El Mundial ha servido para avanzar contra los prejuicios y estereotipos de género en el fútbol y demostrar que las "nenazas" pueden alzar una copa mundial y conquistar un espacio masculinizado que a ellas también les pertenece.

Emoción compartida

La alegría de las jugadoras resuena en muchas mujeres que ven este triunfo como un avance en la lucha contra la discriminación en el deporte.

Las jugadoras de la selección han demostrado que, con más apoyo y visibilidad, se consiguen grandes avances. Ejemplo de ello son las miles de mujeres que se han juntado frente a pantallas gigantes instaladas en diferentes ciudades para ver la final. Mujeres a las que, al contrario de lo que tradicionalmente se ha considerado, sí que les gusta el fútbol.

Historial cultural

El fútbol ha sido tradicionalmente un espacio dominado por los hombres, reflejando y perpetuando desigualdades de género en la sociedad. "El fútbol femenino no le importa a nadie", es uno de los comentarios más leídos y escuchados en lo que respecta a este deporte.

No obstante, este Mundial sí le ha importado a mucha gente. Evidencia de ello son los datos recogidos por RTVE: una media de 5,6 millones de espectadores y una cuota de pantalla de 65,7%. Según Barlovento Comunicación, la final ha sido el partido de fútbol femenino más visto de la historia de la televisión española. "Si este mundial se llega a celebrar hace 15 años nadie se hubiese enterado", señala Alba Requejo a Público, futbolista en equipos de categorías inferiores.

La lucha contra experiencias pasadas

Las mujeres a menudo enfrentaron burlas y rechazo al intentar participar en el deporte, y su interés en el fútbol ha sido trivializado.

Incluso en el fútbol profesional, muchas deportistas se enfrentan a ello. Un ejemplo de ello es el beso que Luis Rubiales le dio en la boca a Jenni Hermoso y que ha hecho arder las redes sociales. 

De hecho, en septiembre de 2022, 15 jugadoras renunciaron voluntariamente a la selección después de que se generase una situación tensa entre la plantilla y el entrenador. Sus peticiones no iban más allá que pedir una mejor conciliación familiar durante las concentraciones.

Las futbolistas afirmaron que dicha situación afectaba de forma importante en su "estado emocional" y que "mientras no se revirtiera", renunciaban a la selección. 

La Federación terminó anunciando mejoras en el transporte, alojamiento y conciliación. Esto supuso la vuelta de seis de las jugadoras que habían renunciado además de la demostración de lo poco que se tomaba en consideración este deporte como profesión femenina.

Por otro lado, cabe recalcar la situación en la que muchas niñas se han visto envueltas. "Marimacho" era el calificativo al que se tenían que enfrentar muchas jóvenes que bajaban al parque con un balón bajo el brazo porque querían jugar al fútbol "como los chicos".

Después de ver la final, "a todas las niñas a las que nos llamaban raras o marimacho se nos escapa alguna lágrima", añade Requejo.

Las redes sociales se han llenado de experiencias de jóvenes a las que no les pasaban el balón por ser niñas y que crecieron escuchando esta palabra a diario.

Medios masculinizados

Las coberturas mediáticas del fútbol solían (y suelen) centrarse en los equipos masculinos, con escaso reconocimiento y apoyo para las mujeres en el deporte a no ser que los logros sean históricos.

Los telediarios abren con el fútbol. Y, más concretamente, con el fútbol masculino. Las portadas de periódicos y tertulias de radio tampoco se quedan atrás en ello.

A pesar de que las portadas de los medios deportivos han amanecido con la imagen de la selección femenina alzando la copa, el día previo a la final lo hicieron con su entrenador. Eran 23 mujeres que iban a hacer historia frente a un entrenador envuelto en varias polémicas.

Discrepancia salarial

Un mismo deporte, pero cientos de miles de euros de diferencia entre hombres y mujeres. A pesar de los avances, las futbolistas todavía enfrentan condiciones laborales y salariales desfavorables en comparación con sus homólogos masculinos.

En la huelga de 2019 se consiguió un sueldo base de 16.000 euros y vacaciones retribuidas de un mes al año. Aún así, las redes sociales se inundaron de comentarios machistas porque el fútbol femenino "no le importa a nadie". Por su parte, ellos tienen un salario mínimo de 186.000 euros.

Celebración profunda

La victoria en el Mundial es vista por muchas mujeres como una conquista simbólica y un llamado a seguir luchando por la igualdad de derechos y oportunidades.

El mundo del deporte se ha llenado de felicitaciones a las jugadoras que han conseguido que el deporte femenino español dé un paso hacia delante. Un paso que se suma a los que ya se habían dado en otros deportes como como el atletismo con Ana Peleteiro o en natación con Mireia Belmonte.

Cambio de percepción

La victoria del equipo femenino desafía y cambia las narrativas tradicionales sobre la competencia y el valor del fútbol femenino. De hecho, la Liga de Fútbol española femenina ya había experimentado en los últimos años un crecimiento. El Metropolitano se llena cuando juegan las chicas del Atlético de Madrid y los cánticos no dejan de resonar en el estadio.

Asimismo, los partidos femeninos empiezan a tener cada vez más hueco en la programación, especialmente cuando se trata de un partido importante. Sigue sin estar al mismo nivel que el fútbol masculino, pero es un avance que se hace aún más evidente con este Mundial.

Futuro prometedor

Con el apoyo y visibilidad adecuados, el fútbol femenino puede lograr mucho más, cuestionando y desafiando las normas y expectativas tradicionales.

Ahora, muchas niñas pueden jugar en un equipo de fútbol femenino porque prácticamente todas las ciudades lo tienen. Sin embargo, antes no era así  y si una niña quería jugar al fútbol tenía que tener suerte para que en su ciudad hubiese equipo.

Cada vez son más las jóvenes que quieren seguir creciendo en el fútbol y buscan un hueco en un equipo profesional. Lo que antes era un hobbie para muchas de ellas, puede llegar a convertirse en una profesión de la que vivir.

Gracias a la visibilidad y al cuestionamiento de los estándares tradicionales del fútbol puede lograrse, tal y como han demostrado las 23 jugadoras de la selección.

Generaciones futuras

La victoria en el Mundial inspira a jóvenes, especialmente a niñas, mostrándoles que pueden alcanzar grandes logros en campos tradicionalmente dominados por hombres y sirviendo como un referente positivo para su desarrollo.

El campo de fútbol es un espacio que las mujeres están conquistando poco a poco. Antes, las niñas solo tenían un referente masculino al aspiraban parecerse, pero "ahora las niñas van a querer ser como Alexia, como Olga o como cualquier jugadora de la selección. Y no solo las niñas van a querer ser como ellas, los niños también", ha querido recalcar Alba Requejo.

Muchas niñas van a crecer sintiendo que tienen un hueco en un campo de fútbol y que también es su espacio. Y no solo en el fútbol, sino que muchas niñas van a crecer sabiendo que tienen un lugar en el pódium.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?