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De periodista de masas en Argentina a scouting de Pellegrino en el Alavés

Borja de Matías dejó su éxito en la televisión argentina para ver y analizar en silencio una media de 84 partidos al mes en el Alavés. Hoy se recibe al Real Madrid (16:15 horas).

Borja de Matías en Buenos Aires.

MADRID.- Ahora, viaja, y viaja solo, digno representante de la antigua literatura de viajes como si se tratase del capitán James Cook. Nada que ver con el hombre de ayer, el periodista de masas de Direct TV, un canal argentino en el que Borja de Matías triunfó de veras. Llegó a Buenos Aires, tras quedarse en paro en España, y se le ocurrió mandar currículums sin nada que perder. No tenía trabajo. Nadie imaginaba entonces que este joven de 30 años, nacido en Alcalá de Henares y licenciado en periodismo, iba a triunfar hasta ese extremo.

Su voz cruzó países de Sudámerica, enamorados de sus retransmisiones como si se tratase de Víctor Hugo Morales algunos días. Hoy, Borja no sabe como agradecer todo aquello. "Todo nació cuando un amigo me dijo que iban a ampliar la plantilla en Direct TV. Yo había ido tres meses de vacaciones a Argentina tras quedarme en paro. Pero mandé mis datos, me cogieron y ahí me quedé".

La realidad es que hoy su vida podría seguir así, admirado y reforzado en Buenos Aires, nunca se sabe donde está el límite. Pero no. Hoy, ya ni narra partidos ni presenta programas. Hoy, ha dejado de ejercer el periodismo, esa vocación sin contrincantes para los que nos imaginamos nacidos para ello. Pero Borja ha vuelto a España, a vivir en una ciudad del norte, Vitoria, y a trabajar en silencio para el Alavés en el cuerpo técnico de Mauricio Pellegrino.

La tarde noche en la que contacté con él estaba en la grada del estadio de Ipurua, atento a cada detalle del Eibar-Osasuna. Su voz ahora son sus ojos que lo investigan todo. Su herrramienta, una cámara de vídeo desde la grada, y su responsabilidad en ese momento no le pertenecía a nadie más que a él, sin esclavitudes de audiencias ni cosas de esas. Ahora, graba a jugadores y a los rivales del Alavés. Fiscaliza cada cosa como si fuese una abogacía.

84 partidos al mes

"Veo una media de tres partidos al día lo que significa 21 a la semana y 84 al mes", explica como prueba de su nueva vida alejada del periodismo y de retransmitir partidos para el mundo. "Pero este trabajo también lo amo, porque era mi pasión desde los 16 años. Entonces me dedicaba a ver partidos y a hacer informes de jugadores que me los guardaba para mí". Hoy, esa pasión justifica esta conversación, el nuevo trabajo, su soledad y sus viajes de carretera como éste de la noche de Vitoria a Eibar. La diferencia es él. "Disfruto cada momento. Aprecio muchísimo estar donde estoy porque podría estar en cualquier otro en mi lugar".

"Me estreso con facilidad. Por eso todos los días hay una hora en la que apago el móvil y dedico esa hora a leer o a salir a correr 30 o 40 minutos"

En realidad, la inspiración es irrevocable. El fútbol ha desbancado al periodista de éxito sin restricciones. Pero eso no significa que él sea de hierro o no necesite apagar las luces. "Me estreso con facilidad. Por eso todos los días hay una hora en la que apago el móvil y dedico esa hora a leer o a salir a correr 30 o 40 minutos. Eso es lo que me ayuda a despejarme entre tanto fútbol".

Su vida tampoco ha sido tan rápida. Siempre hay que pagar un precio para atajar a los sueños, él y cualquiera de nosotros. "Trabajé de camarero, en un supermercado, aparcando coches..." Pero cuando terminó de estudiar la carrera empezó otro camino. Trabajó en la radio. Respetó los tiempos de paso hasta ese día que lo mandaron a Argentina de enviado especial a una Copa de América. Fue un premio vocacional. Fue como si le tocase la lotería.

"Yo era el único periodista de la redacción que hasta entonces no había viajado a ningún sitio e ir a Argentina fue clave en mi vida, porque allí hice muy buenos contactos"

Al menos, así lo sintió entonces, espejo de una vocación prematura e infinita. "Yo era el único periodista de la redacción que hasta entonces no había viajado a ningún sitio e ir a Argentina fue clave en mi vida, porque allí hice muy buenos contactos. De hecho, cuando me quedé en paro decidí irme de vacaciones tres meses allí y antes de volver a España un amigo me dijo que mandase el currículum a Direct TV porque iban a aumentar la plantilla". Entonces su vida cambió para siempre, imposible de cuantificar el cambio hoy en día. Su status, su domicilio, su agenda.

"Una vez que Pellegrino fichó por el Alavés, me ofreció la posibilidad de ir con él y de regresar a España. Y no lo pensé porque por un tema personal yo necesitaba volver"

Pero su biografía iba a volver a transformarse otra vez. Las mejores vidas son las que se saltan los programas de repente. Un amigo le iba a ofrecer pasar a formar parte del cuerpo técnico del Independiente de Avellaneda que dirigía Mauricio Pellegrino, hoy entrenador del Alavés. "Buscaban una persona de mis características que supiera edición de vídeo y tuviera experiencia en la realización de informes de fútbol. Yo ya había realizado ese trabajo en el Portsmouth la época que marché a Inglaterra para perfeccionar el inglés. Sabía que podía hacerlo y la prueba es que, una vez que Pellegrino fichó por el Alavés, me ofreció la posibilidad de ir con él y de regresar a España. Y no lo pensé porque por un tema personal yo necesitaba volver".

Un cambio de vida bajo el nexo del fútbol

Aquí está hoy, alejado de los focos, casi como un ciudadano anónimo en Vitoria. Nada que ver con Buenos Aires ni con esa legión de seguidores que le queda en Twitter. Pero no pasa nada. Los cambios forman parte de las vidas. Sin cambios, las vidas serían probablemente más peligrosas. "A los seis meses, me di cuenta de que el trabajo de scouting en Independiente de Avellaneda no era compatible con el periodismo de ninguna manera". Hoy, no se arrepiente de volver a España, de aparcar su vida periodística o de trabajar en el Alavés. Al contrario. Hay imágenes de los últimos meses en su vida que podría haber filmado Harry Potter. "Cuando uno gana en el Camp Nou y ve pasar a Messi a su lado lo primero que pensé es cómo puedo estar yo aquí".

Pero la realidad es que allí estaba él como estuvo la primera jornada en la que el Alavés empató frente al Atlético de Simeone en el Calderón. Y no se sabe si sus informes fueron claves en esas hazañas, pero pudiera ser que sí. Quizá porque en la intimidad del fútbol también hay espacio reservado para los periodistas. No siempre tiene por qué ser al revés. Hay que derribar prejuicios. La prueba es Borja de Matías que se atrevió a hacerlo y a escribir una vida distinta. Quizá porque la literatura de viajes es así. Nunca se sabe donde estarás mañana.

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