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La magia del Pizjuán contra el alegre Zico

El Sevilla busca sus primeros cuartos de final para lo que deberá remontar el 3-2 de la ida en Estambul

LADISLAO JAVIER MOÑINO

'Si no logramos un resultado positivo, habrá un terremoto en Turquía y deberemos pagarlo cada uno de nosotros'. Zico ya ha debido intuir cómo se las gasta el fútbol turco, que devora entrenadores y mitos con la misma pasión con los que los contrata. La historia no refuerza a Zico, porque los equipos turcos están estigmatizados por el bajón que sufren cuando juegan lejos de su volcánica afición. Hoy, para colmo, se encontrará a la entusiasmada hinchada sevillista, que prepara otra noche mágica y espera al mejor Sevilla. Ese equipo de fútbol supersónico y vertical.

Tampoco el resultado de la ida (3-2) le aclara el panorama a Zico. Ni la baja de Roberto Carlos, que es otro handicap en contra. Su presencia podría haber limitado el despliegue defensivo de Alves. Con su baja, el Fenerbahçe también pierde a un jugador acostumbrado a desenvolverse en este tipo de partidos y una cañón en las jugadas a balón parado. Con todo, Kezman no ha podido evitar una bravuconada: 'Yo he jugado contra el Sevilla cuando estaba en el Atlético y no es de otro planeta. Nosotros tenemos calidad, carácter y espíritu para escribir otra página en la historia del Fenerbahçe'.

El Fenerbahçe, como el fútbol turco en general, lleva algo más de un lustro invirtiendo mucho dinero para meter la cabeza en la élite del fútbol europeo. En esa dinámica, ha dado un giro diferenciador. El club se ha brasileñizado cuando la tendencia para asimilar influencias y crecer apuntaban hacia Alemania y el centro de Europa.

El fichaje de una leyenda como Zico y de otra al borde de la retirada como Roberto Carlos completan la nómina de brasileños de un club en el que ya jugaban Marco Aurelio -ahora llamado Mehmet por su reciente nacionalización-, el central Edu, el habilidoso y menudo mediapunta Alex y el goleador Deivid. Ese vuelco hacia un fútbol más alegre parece que se verá hoy, según Zico: 'No hay por qué hacer un partido defensivo porque la vocación de este equipo es ofensiva'.

El técnico brasileño no teme el ambiente, pero sí al Sevilla, que jugará con toda la artillería: 'No temo al público, temo al mejor equipo del mundo'.

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