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Carlsen, campeón del Mundial de ajedrez de los dos errores garrafales en un minuto

JOSÉ ANTONIO DIEGO (EFE)

Dos errores de jugadores de café, uno por bando y en el breve lapso de un minuto, aseguran un hueco en la historia del ajedrez al Mundial de Sochi, donde ni el campeón Magnus Carlsen fue Mozart ni el aspirante Viswanathan Anand el Tigre. El noruego, de 23 años, ganó el encuentro por 6,5 a 4,5 puntos después de ganar tres partidas, incluida la última, perder una (la tercera) y hacer tablas en las siete restantes. No fue necesario agotar el cupo previsto de doce.

Lo nunca visto sucedió en la sexta partida. Carlsen comandaba las blancas y en una siciliana había salido del medio juego en posición ligeramente favorable pero en el movimiento 26 (Rd2) expuso su rey a un jaque del caballo negro que le costaba la pérdida de dos peones. Sin embargo, ante los espectadores estupefactos, Anand apenas demoró unos segundos su respuesta y dejó escapar el regalo. En menos de un minuto, el campeón mundial cometía un error que le habría costado el punto y su antecesor en el trono le secundaba con otro mayúsculo, omitiendo una breve secuencia táctica que cualquier aficionado era capaz de advertir.

Las redes sociales estallaron en comentarios, signos de admiración y comentarios de sorpresa ante la insólita escena que acababan de presenciar. Los dos mejores jugadores del mundo habían cometido sendos errores de principiante en una partida de un Mundial y en el espacio de un minuto.

Carlsen advirtió su fallo garrafal todavía mientras anotaba el movimiento en su planilla y súbitamente entró en pánico. A duras penas pudo mantener su cara de póquer para no dar pistas a su rival, y cuando Anand ejecutó su desafortunado movimiento de respuesta, se estrujó la cabeza entre las manos pensando en la magnitud del peligro que acababa de experimentar.

No era sólo su más que probable derrota en la sexta partida, con el daño psicológico adicional del regalo. El encuentro estaba empatado entonces a 2,5 puntos (Carlsen había ganado la segunda partida gracias a otra pifia de Anand, que había reaccionado ganando la siguiente), pero si el Gran Maestro indio hubiera aceptado el inesperado presente del noruego, se habría puesto un punto arriba en el marcador, con seis juegos por delante y clara ventaja en la guerra psicológica.

'He cometido fallos similares en el pasado, y lo importante es no obsesionarse con ellos, no es nada bueno', comentó Carlsen en la rueda de prensa posterior a la batalla. Anand también halló explicación a su blunder, como se conoce en inglés a los errores garrafales sobre el tablero: 'Cuando no esperas un regalo, a veces no lo ves', se lamentaba el Tigre de Madrás.

El aspirante, sin embargo, no se derrumbó, como le ocurrió un año antes ante sus paisanos de Madrás. Demostró una gran entereza para seguir adelante, poniendo en aprietos al campeón y demostrando una solidez que no tuvo en la defensa de su título. La séptima concluyó en tablas después de 122 movimientos, sólo tres menos que el récord de duración en una partida de un Mundial. El quinto juego del 'match' entre el ruso Anatoly Karpov y el suizo Victor Korchnoi (Baguío, Filipinas, 1978), hasta hoy el más largo, registró 124 movidas.

También hubo empate en la octava (41 movimientos), en la novena (122), aunque Anand estuvo mucho tiempo contra las cuerdas en la variante berlinesa de la Ruy López, y en la décima (41). A falta de dos partidas, Anand jugó con negras la undécima. Tenía que salvar su primer match ball y arriesgó con un amago de demostración en el flanco de dama. Primero sacrificó un peón, que Carlsen rehusó, y luego la calidad (torre por alfil).

El segundo sacrificio, fruto de una sobrevaloración de su posición, ya fue demasiada tentación para el campeón del mundo, 21 años más joven, que refutó la arriesgada maniobra de Anand con una entrada de torre en séptima que sentenció la partida y la contienda. 'Lo he intentado y he perdido. Hoy pude haber optado por un juego seguro para luego jugármelo todo en la duodécima partida, pero vi una opción y asumí un riesgo que me costó la derrota', explicó Anand en el análisis posterior.

Anand se va de Sochi sin corona pero habiendo cumplido su objetivo secundario: confirmar que no es un jugador al borde del retiro, mientras que Carlsen, con el título a buen recaudo al menos hasta finales del 2016, regresa con la sensación de no haber satisfecho las expectativas de sus seguidores. Más que un triunfo de Mozart ha sido una derrota del Tigre, en un encuentro que sólo dejará para la historia los errores concatenados de los dos mejores jugadores del mundo.

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