Martes pasado. Anfield. El Liverpool se dispone a jugar en Copa contra el Luton. Justo antes del encuentro, se rinde homenaje a Carragher. Cumple 500 partidos oficiales con los reds. Gerrard le cede el brazalete de capitán. El central sale al campo de la mano de su hijo, que viste también la camiseta del Liverpool. Pero no la de su padre. Luce el nueve, la de Fernando Torres. En Madrid, muchos niños se vistieron de esa ilusión. Hoy lloran.
Llega el derbi. Usted se lo pierde.
Bueno, lo veré. Aquí lo televisan. Al Atleti lo veo mucho.
¿Y si ahora sin usted van y ganan?
Ojalá. Pero no querría decir nada. Nunca conseguí ganar al Madrid. Bueno, todo el equipo, no sólo yo.
¿Ha vuelto por el Calderón?
No. Pero porque no he podido.
¿Le asusta ese día?
No. ¿Por qué me va a asustar? No todo el mundo piensa como tú.
¿Cómo piensa el Calderón?
Me ha entendido. Los atléticos quieren hacerse fotos conmigo, me desean suerte. Y vienen a Anfield con la bandera. Yo siento el mismo cariño que antes.
“Lo fácil es irse del Atlético, yo me quedo… Mi futuro no está ligado a los resultados, si así fuera ya me hubiera ido hace tiempo... Lo fácil es ser del Madrid o del Barça, yo soy del Atlético... Me preguntan que por qué no me voy, que aquí no gano nada, pero no preguntan a los atléticos por qué no cambian de equipo si no ganan nada... Es mi casa, crecí en ella y quiero ganar títulos aquí: serán más míos y disfrutaré más... ¿Sus frases de abril aún le torturan?
No. Es que no han cambiado.
Pues ya me contará.
Muchas las sigo pensando. Otras no. En el Atlético cambian cada día muchas cosas. Yo quiero ganar títulos con el Atlético. Pero hacía falta que me marchara para que los que estaban asumieran responsabilidades y para que el club pudiera hacer grandes fichajes. No me marcho a ganar más dinero ni engañando a nadie.
Sólo incumpliendo su palabra.
No. Dije lo que sentía y salí porque era la única forma de que el club creciera. Y pienso también en mí, vengo a un club que me da reputación, donde juego a gusto.
¿Ahora es que se sentía nocivo?
No, ni mucho menos. Pero hay otras cosas, que no te voy a contar ni a ti ni a nadie. Del club y del vestuario.
¿Quiere decir que se fue harto?
No. Intenté por todos los medios entrar en Europa y hacer cosas grandes y no pude. Ahora, el camino es para otros. Y lo están haciendo bien, ojalá lo consigan. Yo no he podido. Tengo esa espina, esa frustración.
¿Quién tenía más ganas de irse usted o su entorno?
Eso de mi entorno me hace mucha gracia. No sé qué es ni si existe.
Su gente, sus representantes, sus periodistas afines, su familia…
Mi gente acepta mis decisiones. El problema es vuestro, ¿qué entorno?
Los que le presionaron con el ‘tienes que irte, tienes que irte…’
Estás muy equivocado. Mi agente no quiere que me vaya. Mis padres no se meten. La decisión fue mía. Nada más. Y el tiempo me ha dado la razón totalmente.
Más bien se la ha dado a sus enemigos. A los que disfrutaron con su marcha, los que no soportaban su fidelidad por el Atlético, los que la ponían en duda. A los que usted hizo feliz.
Yo no tengo enemigos. Ni amigos.
Los detractores que ya no se ven.
El fútbol es así. No lo he inventado yo. Cambia de un día para otro.
Usted antes era un futbolista sobrevalorado, ahora es un fenómeno. ¿No le suena raro?
En el Atlético era fácil criticarme. El equipo no estaba bien y yo era la cabeza visible. Lo aceptaba, traté de cambiarlo, pero no pude. En lo colectivo, no conseguimos nada. Pero estoy contento de lo que hice a nivel personal. Ahí están mis números.
Luego su juego no cambia, sólo los adjetivos que lo acompañan.
Aquí tengo más tranquilidad, instalaciones y tiempo. Una ciudad en la que puedo estar en una cafetería sin que la gente se me eche encima, sin presión. Puedo pasear sin que me recuerden que soy futbolista a cada paso. Eso me permite estar en el campo más tranquilo y disfrutar más. Y percibo que estoy en un equipo al que los rivales respetan. Como veía que era el Atleti de niño, que salía a ganar donde fuera, que era temido y respetado... Lo que por desgracia nunca sentí como jugador. Y aquí sí lo siento. Hay que ir a Marsella a ganar o ganar, y ves a los del Olimpique con miedo. Y los aficionados no se sienten en el infierno, vienen de jugar una final. Y me siento importante en un grupo en el que brillan ocho jugadores. Es lo que buscaba. Nunca lo habría tenido en el Atlético... [le piden un autógrafo...]
Ya veo que no le recuerdan que es futbolista a cada paso que da.
Era español. Los ingleses, nunca.
Parece que no le costó tanto irse.
Me costó muchísimo. No haber ganado nada con el Atlético… Esa espina no se me va a quitar nunca. Si dudé fue por eso. Con un solo título habría estado orgulloso toda mi vida. Llegué en Segunda, lo he pasado muy mal, malos momentos donde toda la responsabilidad era mía. También para los buenos, pero han sido los menos. Me habría gustado demostrar que el Atleti podía salir adelante. Quería estar ahí... pero de pronto sentí que sólo seguía por cabezonería. Por suerte las cosas le salen al Atleti. Si le hubiera ido mal, me habría sentido muy responsable por dejarlo tirado. Estaba seguro de que necesitaban mi marcha. Por suerte, acerté. Así no tengo que mirar atrás y arrepentirme. Y a mí también me va muy bien. A los dos.
¿Pensó en su abuelo (fallecido)?
Sí... [otro autógrafo, para el camarero, lo firma en inglés]. Me vio debutar, que es con lo que me quedo. Siempre me decía que hiciera lo mejor para mí. Sé que estará contento. Sobre todo porque el Atlético va bien. Los atléticos son del Atlético. No son de Gárate, ni de Kiko, ni de Torres, ni de nadie. Son del Atlético.
¿Queda alguien en el Atlético que sepa lo que es el Atlético?
Sí, yo creo que sí.
¿Me dice algún nombre?
No lo sé... [le interrumpen, otro autógrafo: “It’s for my friend”].
Ya veo que los ingleses no.
No es lo habitual, ¡es increíble!.
Le pedía nombres.
Con los que hablo, Alberto [jefe de vestuarios] o Bastón [entrenador de porteros], sé que saben lo que es el Atlético. Quizás no les dejan explicarle a los que llegan lo que es. Pero el fútbol ya no se mueve por eso. Bueno, aquí sí. En una semana ya sabía más cosas de la historia del Liverpool que de la del Atleti. Me dieron DVD, libros, me presentaron leyendas...
¿Quién?
El club. En cuanto llegas te hacen darte cuenta de dónde estás, lo que significa ser jugador de este club, llevar el nueve, lo que es Anfield, quién ha puesto el cartelito de ‘This is Anfield’, quién era ése, lo que ha ganado... Te lo explican todo. A mí me habría gustado que en el Atlético… Los que tienen experiencia deberían ayudar así a los que vienen. Por eso decía yo: ‘¿cómo voy a ser capitán? ¿a quién voy a enseñar algo?’ Si algún día vuelvo a ser capitán, eso lo haré.
Y en el Atleti no pasa.
No, no pasa.
Ve qué ha hecho por irse: dejó un equipo sin rastro de lo que es.
No sé. Es que ni siquiera los jugadores de la cantera lo saben. Yo tenía a mi abuelo. Iba al campo, viví el doblete con diez años y eso te llega, aprendes. Es tan importante... Cada vez que piso Anfield sé que no es un partido más. Siento responsabilidad, la necesidad de demostrar que estoy a la altura. Y eso en el Atleti no pasaba.
¿Qué emociona más, ‘You’ll never walk alone’ o ‘Torres, Torres’ tras fallar un penalti?
Son sensaciones distintas. El cariño de la afición del Atlético no lo voy a olvidar nunca. No lo he visto en ningún otro jugador. Aquí me cantan y siento orgullo porque acabo de llegar. En el Atleti me hicieron sentir uno de ellos.
Era por su fidelidad. ¿Entenderá su caída del santoral?
No creo que me haya caído. Muchos atléticos me decían que me marchara, que pensara en mí. Me han entendido. Tengo la conciencia tranquila. Lo intenté muchos años y no lo conseguí. Ahora, los que vengan…
¿Dónde ve ese afecto? El Calderón se ha vuelto mudo con usted. Ni le corea ni le insulta. A Simeone, por ejemplo, se le canta a diario.
Es que Simeone ha ganado títulos, yo no. Él está muy por encima en la institución. Mi salida está muy reciente. Ya veremos con el tiempo.
¿Entiende a los decepcionados?
Sí, claro. Seguro que hay. Les respeto, pero sé que tomé la decisión correcta.
¿Necesita que le comprendan?
No. Nadie puede juzgar mi marcha sin todos los datos. Sólo los conozco yo. Y la decisión me pertenecía a mí.
¿Por qué no comparte esos datos?
Son sentimientos que me pertenecen. No hago nada pensando en cómo se lo va a tomar la gente.
¿Se acabaron los pitos a Torres en todos los campos de España?
No lo sé, tampoco me preocupa. Lo seguro es que el odio que arrastraba era por la camiseta que llevaba.
¿Se siente mejor jugador ahora?
Cuando el juego del equipo gira en torno al equipo, mejoras a la fuerza. En el Atlético, me sentía el centro. Alrededor mío se formaban los sistemas y el equipo. La cuestión siempre era: ¿quién va a jugar con Torres?
¿Ya define mejor, no falla los manos a mano que en el Atleti?
Todos los jugadores fallan goles. Pero es más difícil criticar a un jugador del Madrid o del Barça o del Milan o del Liverpool que a uno del Atlético.
Lo ve cómo se ha entregado al modelo de crítica que detestaba.
No, no. También es que la Liga inglesa se ve menos. O que un español que en España no es importante, viene aquí y se hace un sitio sólo por ser extranjero. Eso pasa en todos los sitios.
¿El año pasado quién tenía razón Aguirre o Agüero?
Habrá quien piense que entonces nos quedamos sin Agüero porque jugó menos, y quien piense que este año es el resultado de seguir unos pasos. El Kun es grandísimo, pero necesita tiempo. Hará una gran temporada. Espero que el año que viene no le pidan que gane la Liga él solo. Es el peligro de los clubes con tanta urgencia.
No se quita la sensación de que le tocó pelear solo.
Llevaba mucho tiempo así. Ojalá nada más llegar hubiera ganado la Liga. Todo habría sido diferente.
Usted exigió que se quedara Aguirre. Le renuevan y se va.
¿Tampoco te gusta Aguirre? No te gusta ninguno. El equipo está tercero. Un equipo necesita tiempo para que las ideas del entrenador calen. El trabajo de Aguirre es muy bueno. Juega bien, juega mal... Ya habrá tiempo de hacer un grandísimo fútbol. La gente disfruta. El equipo hace goles, sufre como siempre, pero saca los partidos.
¿Siente envidia de que el Atlético, a veces, ahora juegue al ataque?
No. ¿Juega al ataque? Más bien tiene mucha pegada. Y cuando el partido se rompe, tiene más opciones de ganar. Por eso este año, salvo ante el Madrid, el Barça o el Sevilla, le conviene que los partidos se rompan.
Se le ve feliz en Liverpool, pero cuando se vaya Benítez...
¿No vio Anfield ante el Luton?
Los dueños no son la afición.
Es que eso no existe. Es todo mentira. Benítez no se va a marchar ni lo van a echar. Más allá de los resultados, no lo veo. No me lo puedo imaginar. Ni el fútbol inglés ha perdido la paciencia como parece. Ni sus periódicos son muy fiables. Por eso afectan menos. He visto publicadas entrevistas mías que no he hecho. Se las inventan.
¿Quién es su socio, su Ibagaza?
Gerrard. Con él es fácil entenderse. No hace falta hacer nada raro. Donde te muevas, te pone la pelota. Es buenísimo. Si fuera de otro equipo, sería más reconocido aún. Pero aquí en Inglaterra, el Liverpool no gusta mucho. Eso le ha frenado el nombre.
Ya empezamos… Como en el Atlético, siempre llorando.
No, tampoco es tanto. El Liverpool es el club inglés con más títulos, con más mística, pero no lo parece. Yo pensaba que no era tan grande. Quizás no se ha sabido vender. O quizás no le interesa a Inglaterra que se sepa. Porque Inglaterra es Londres y punto.
¿El fútbol inglés le va más a sus cualidades o es un tópico?
Por rápido y dinámico, me va más. Pensaba que me iba a costar más acostumbrarme, porque hay mucho contacto, pero por mis características me ha resultado sencillo.
¿Es por cómo juega el Liverpool o por cómo lo hacen los rivales?
Es la cultura del juego. El árbitro deja seguir. Sabes que si te agarran y te tiras no van a pitar nada. Te tienen que matar para que piten falta. Los jugadores ayudan. He tenido piques con Ferdinand o Terry, pero por lo general es un fútbol más sano. No ves esos codazos sin balón… Es como mucho más honesto. Te pegan más. Menos veces, pero más fuerte. Aquí entran y si fallan por un segundo, te matan. El defensa más pequeño contra el que he jugado mide 1,90. Es increíble. Tienes que aprender a jugar contra eso.
¿Y cómo?
Sabiendo lo que no les gusta. En España puedes jugar a medio metro del defensa, le ganas por velocidad. Aquí, si estás a medio metro, te están agarrando una hora antes. Tienes que jugar más lejos de los defensas. Al principio me pasaba tanto tiempo pensando dónde colocarme que me perdía medio partido. Benítez siempre me habla de eso. Que me aparte y que si me vienen a buscar veinte metros fuera, crearán espacios.
¿Sería tan feliz sin españoles?
Los primeros días son vitales. Un país nuevo, una moneda nueva, conducen por el otro lado, no hay kilómetros, hay millas. Necesitas a alguien que te haga de guía porque si no vas perdido. Y también dentro del vestuario. Explican todo en inglés, un lío, necesitas a quien preguntar. Ahora entiendo a compañeros que llegaban, no sabían castellano, y lo pasaban mal. Ya se nota menos. El club fuerza la convivencia: desayunamos y comemos juntos...
Lo que intenta España sin éxito.
Es que va con la cultura y no se puede cambiar. El jugador inglés no protesta nunca. Hace lo que sea. Le mandan 200 vueltas al campo y no pregunta por qué: las hace. En España, hay 15 quejas antes.
¿Qué jugador del Liverpool recomendaría para el Atlético?
Ninguno.
¿Qué jugador del Atlético recomendaría para el Liverpool?
Maxi Rodríguez.
El 4-5-1 amenaza su Eurocopa: o Villa o usted. ¿Se atreverá Luis?
Depende de los resultados. Le ha ido bien así y mientras siga funcionando, va a insistir. Hay que aceptarlo.
¿Cuántas veces se ha dicho: ‘por qué me iría’?
Ni una vez.
¿Seguirá de socio del Atlético?
Nunca lo he sido.
Pues ya es hora.
¿Para qué?
Al menos una conexión.
No me hace falta un carné para tener una conexión con el club. Llevo desde los diez años ahí dentro.
¿Y del Liverpool?
Me tendría que poner en lista de espera. Pero tengo 40.000 por delante.
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