'Hoy en día, si no corres parece que no vales'. Era marzo de 2003. Xavi y Xabi Alonso se habían citado en la sede de la marca deportiva Adidas en Zaragoza, a mitad de camino entre Barcelona y San Sebastián. El catalán, ya titular en el Barça y en La Roja; el guipuzcoano, aún en la Real y, tal vez por ello, en la bandeja de salida de la sub 21. Ambos coincidían por primera vez fuera de un terreno de juego y aprovecharon el encuentro para reivindicar un fútbol en el que pocos creían y al que ahora todos se apuntan.
Su complicidad futbolística se notó en la manera de llevar la conversación. Fue un tiki-taka dialéctico. Sólo pequeños matices variaban su discurso, siempre vinculado al balón y al juego. Xavi y Xabi, aún libres del esclavismo al que les someten actualmente los departamentos de comunicación de los clubes, aceptaron enfundarse una camiseta gigante de La Roja, a la que estaban predestinados a llevar a lo más alto. Primero fue la Eurocopa. Luego, el Mundial.
Y entre medias, el mejor fútbol que se recuerda a nivel de selecciones desde el Brasil del 70. Xavi y Xabi Alonso eran las x que debían despejar todas las incógnitas del fútbol español. Frente al pelotazo, el toque. Frente a la furia, el talento. Siete años y medio después, ambos han demostrado que en el fútbol lo importante no es correr, sino hacer correr el balón. Con uno a los mandos del Barça y el otro, a los de Madrid, el clásico de mañana empezará y pasará por sus botas. Ellos son los dueños del balón y, por tanto, del partido.
Xavi y Xabi tienen un curioso nexo de unión, pues sus padres vistieron la camiseta del Sabadell. Joaquín Hernández llegó a jugar un partido en Primera con el equipo arlequinado. Fue en la temporada 65-66, contra el Betis. Tras formar parte de la Real bicampeona de Liga y jugar tres años en el Barça, Periko Alonso disputó 67 partidos con el Sabadell en las temporadas 86-87 y 87-88, club en el que se retiró.
'La diferencia es que Xavi juega por delante del balón', apunta Del Bosque
Siendo complementarios, algo que ha quedado demostrado en la selección, Xavi y Xabi lideran por separado el juego de los dos grandes del fútbol español, con la ventaja para el catalán de que el Barça es fiel a un estilo y el único estilo del Madrid de Mourinho es ganar. 'Siendo diferentes y líderes indiscutibles de sus equipos, la esencia de su fútbol es la misma', comenta Fernando Hierro. 'La principal diferencia es que Xavi juega más por delante del balón', añade Del Bosque. 'Con sus diferencias, los dos ven el juego bien y saben cuándo hay que jugar a un toque o a dos', concluye el seleccionador.
Xavi sólo ha conocido una escuela, La Masia, de la que ha llegado a convertirse en el máximo exponente. Confiesa que sufriría en el Madrid, y es normal. El egarense juega más metros por delante que Xabi, pues la salida con balón del Barça se inicia en Piqué y el fútbol posicional del Barça se lo permite. Con Busquets de escudero e Iniesta de socio, su influencia en el juego azulgrana es máxima, aunque Messi se haya convertido en el jugador más determinante por su voracidad goleadora. Xavi siempre elige la mejor opción: temporizar con balón, bascular o meter un pase de gol. Así de fácil para él y de complicado para el resto.
Xabi fue menos precoz y ha tenido que aclimatarse a diferentes estilos. Salido de los playeros de La Concha, hasta los 17 años no recaló en Zubieta. Lo hizo procedente del Antiguoko, donde coincidió, entre otros, con Iraola. 'Fue un año antes de que él fuera a la Real y yo al Athletic', comenta el lateral donostiarra, 'y ya se vislumbraba una lectura del juego superior a la de los demás'. Tras unos meses de adiestramiento en Ipurua (Eibar), se confirmó para la élite en Anoeta, donde rozó el título de Liga con la Real y fue tristemente subastado. Curtido en Anfield y descubierto por algunos en el Bernabéu, ha sido en la selección donde Alonso más y mejor ha podido exponer todo su repertorio, gracias a la presencia de Xavi e Iniesta.
Su primera charla hace siete años ya les sirvió para reivindicar el toque
Mikel Etxarri, ex técnico de la Real que dio el ok a su fichaje, considera que 'la diferencia sustancial entre Xavi y Xabi es el pase; en largo en el caso de Alonso al jugar más retrasado, y en corto en el de Xavi'. 'Xabi es ahora mismo el mejor del mundo en su puesto', dice Etxarri. 'Por colocación, con apoyos por detrás del balón y un desplazamiento que permite a su equipo pasar de dominado a dominador', argumenta.
Sin ser Guardiola, que veía las dos jugadas siguientes a la iniciada por él, cada balón que sale de las botas de Xabi sirve a su equipo para evolucionar. En la Premier aprendió a recuperar, incluso con agresividad, lo que en su caso le proporciona un doble valor, pues frente a trotones que sólo saben interrumpir el juego o, a lo sumo, recuperar el balón sin saber qué hacer luego con él, Alonso lo que recupera a continuación lo juega con criterio. Periko, su padre y el pulmón de la mejor Real de la historia, proclama: 'Xabi ha mejorado mis prestaciones'.
Al igual que Xavi es la prolongación de Guardiola en el campo, Alonso es el mejor interlocutor de Mourinho. Después de haber estado cinco años en el Liverpool a las órdenes de Benítez, para Xabi resulta sencillo comprender al portugués, menos conduccionista que Rafa, pero tanto o más exigente tácticamente que el ahora técnico del Inter. 'Xabi es de los mejores distribuidores de juego, lanza muy bien al equipo y en el Madrid le han puesto delante gente que aprovecha muy bien los espacios y el campo abierto', puntualiza Iraola.
Mientras Xavi es serio candidato al Balón de Oro, Xabi se tiene que conformar de momento con el Tambor de Oro de San Sebastián 2011, galardón que premia la contribución en la consolidación de la imagen de la capital guipuzcoana y que le fue concedido el pasado viernes. Quién sabe, igual una temporada triunfal del Madrid permitiría al tolosarra aspirar al Balón de Oro 2011 como a Xavi al de 2010.
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