Si hay alguien que conoce la génesis del Guardiola entrenador, pues vivió en primera persona el tránsito del césped al banquillo del laureado técnico del Barça, es Juanma Lillo. El guipuzcoano puede explicar mejor que nadie cómo se gestó la eclosión de Guardiola. Horas antes de llegar a un acuerdo para dirigir al Almería, Lillo atendió a Público. El 7 de marzo Pep y Juanma se reencontrarán en el estadio Juegos del Mediterráneo, esta vez como rivales.
¿Cuándo y dónde conoció a Pep?
Siendo yo entrenador del Oviedo en la temporada 96-97 jugamos el primer partido de Liga contra el Barça en el Tartiere (2-4) y cuando terminó, nuestro delegado vino a buscarme al vestuario para decirme que Guardiola me quería saludar. Pep me felicitó por el comportamiento de mi equipo, me dijo que también le había gustado el Salamanca [anterior equipo de Lillo] y me pidió si podíamos estar en contacto. Ahí empezó todo. Es digno de elogio que él diera el paso.
Y antes de conocerle, ¿qué concepto personal tenía de él?
Pues el de una persona que transmitía valores por encima del hecho de ser futbolista, con vida e inquietudes más allá de esa condición. Me atraía como persona y también por el hecho de ser mediocentro, jugadores que viven por y para el equipo.
¿Y como futbolista?
Antes de entrenarlo [en los Dorados de Sinaola mexicano], siempre tenía en la cabeza que podía ser el mejor mediocentro de la historia. Después de entrenarle, estoy convencido de que no ha habido ninguno como él y de que será difícil que lo haya. Por lo menos, de lo que yo conceptúo como mediocentro.
'En el Madrid no hay una construcción cultural ni una identificación de años'
Muchos afirman que Guardiola ya ejercía de entrenador cuando jugaba, ¿está de acuerdo?
Sí, pero lo de Pep no tenía que ver con lo visible, sino con lo invisible. Hay una anécdota que sirve para ilustrarlo. Cuando fichó por el Brescia pidió vídeos de los rivales y resulta que, en un fútbol que los tópicos pintan de profesionalizado y con metodología, le dijeron que era el primer futbolista que lo hacía. Se ha dicho de Pep que es un ex jugador que ahora es entrenador, pero yo creo que en realidad es un entrenador que se hizo jugador.
Y su capacidad de liderazgo, ¿es innata o la ha ido adquiriendo?
'Por supuestísimo que me veo representado por el fútbol de este Barça'
Es una persona que absorbe de todos lados, muy poroso, que basa su relación en lo que le puede ayudar a ser mejor. Tiene una inteligencia natural que le permite ser líder de los grupos. Es una mezcla de todo, pues tampoco el liderazgo es algo que se aprenda.
Si algo sorprende cuando se conoce a Pep es su pasión por el fútbol y su inquietud por compartir y aprender conocimientos. ¿Lo comparte?
Sí, porque cuando se imbuye en la conversación no mide ni le importa quién está delante. Habla y le interesa el hecho, no con quién habla.
'Pep sabe que para que su Barça se asiente en la memoria debe ganar tres Copas de Europa'
¿Qué es lo que más le unió a él?
Lo nuestro fue como una hermandad de ideas, aunque también hubo una química que creció y creció.
¿Se considera una referencia para Pep o eso es algo demasiado íntimo como para desvelarlo?
'No le importaba perder las elecciones si ganaba el club; es más culé que el palo de la bandera'
Sí, aunque cuando uno interactúa con otra persona no sabe qué es de uno y qué del otro. El que se ha encargado de manifestarlo es él, que siempre me ha considerado públicamente una referencia junto a Johan Cruyff. Pero, efectivamente, a partir de ahí se puede pasar al terreno de las intimidades.
Usted iba a ser entrenador del Barça con Guardiola de director deportivo y Lluís Bassat de presidente. Sin embargo, su nombre estuvo encubierto, ¿por qué razón?
Por coherencia, pues el mensaje que transmitió tanto el candidato como el propio Pep estuvo basado en no dar ningún nombre. Nos parecía mal que lo hicieran otros y queríamos que se aceptara la candidatura de Lluís Bassat por las ideas y por quiénes iban a regir estratégicamente el club, no por vender nombres. Con el tiempo nos acusaron de pardillos, pero fue un acto de coherencia.
Pero usted estuvo unas semanas en Italia con él preparando la candidatura. ¿Se planteaba entonces Pep ser entrenador o todavía no?
Entonces aún no tenía título y seguía siendo jugador, pero su amor al Barça y cómo quería que fuera su Barça ya lo tenía claro. En ese momento lo concebía desde la dirección deportiva y con alguien de entrenador que pudiera trasladarlo. Lo que entonces hablamos se puede acercar a lo que es hoy el Barça. Pep vivió con intensidad lo que le propuso Bassat, le gustó, pero sin más planteamientos.
Hace cuatro años coincidió con él en los Dorados. ¿Cómo le convenció para que se fuera a jugar a México?
No hizo falta. Él ya había dicho públicamente que quería que yo le entrenara y a mí también me entusiasmaba esa posibilidad. Surgió y los dos cumplimos ese sueño a la vez.
La temporada en la que Pep se estrenó como técnico al frente del Barça Atlètic, ¿mantuvo mucha relación con él?
Sí, total y de una gran intensidad futbolística. Me visitó en Salamanca para hablar de la pretemporada, planificar los entrenamientos. Fue como darle forma a sus conocimientos y cómo transmitirlos a sus jugadores.
¿Qué le costó más y cuál fue su punto fuerte desde el principio?
Pep es muy obsesivo y necesita tener todo bajo control, pero eso mismo provoca que al que está a su lado lo obliga a dejarse el alma como él hace día a día. En esto yo me siento muy cercano e identificado con él. Los defectos y las virtudes viven en el mismo cuerpo y la misma mente.
De los consejos que le ha dado, ¿cuál le ha servido más?
Sinceramente, no lo sé, porque cuando hay una amistad tan profunda y una relación tan cercana uno convierte en propio lo que el otro le dice y viceversa. Es una pregunta más para Guardiola que para mí.
Cuando Laporta le confió el primer equipo, me imagino que Pep le llamó para contárselo. ¿Qué es lo primero que pensó?
Pues que qué bien para el Barça y, evidentemente, para él. Fue una decisión acertadísima. Yo lo decía en todas las entrevistas en las que me preguntaban por el Pep entrenador. Emplazaba a su labor en el Barça Atlètic, donde hizo un trabajo excepcional. No creo que le haya hecho falta ganar lo que ha ganado para demostrarse cosas a sí mismo y a quienes estamos cerca de él. Vivía todo con la misma intensidad e igual fue más difícil lo que hizo con el filial que lo que ha logrado ahora. Pep se evidenció ante sí mismo en el Barça B, no ahora. Lo presumía antes y yo no tenía ninguna duda.
Entonces se habló mucho de su inexperiencia, ¿usted le veía preparado?
De sobra, aunque experiencia es una palabra de la que huyo. Paco Umbral decía que los jóvenes de ahora están muy preparados, pero poco formados. Pep estaba muy formado y tenía la inquietud de formarse más. Esa es la verdadera experiencia, no la que tiene que ver con los años sino con la cantidad de preguntas que te haces en ese recorrido. Y en eso, Pep no para.
Aunque usted estaba entrenando a la Real, ¿nunca le planteó Pep la opción de llevarlo con él al Barça?
Siempre hemos querido trabajar juntos, incluso con la secuencia invertida. En este caso concreto no digo ni que sí, ni que no. Pero es que, además, para mí la Real es mucha Real.
Martí, centrocampista del Mallorca, dijo en una ocasión que cuando ve jugar al Barça, ve a Lillo. ¿Se siente representado por ese fútbol?
Siempre que uno se siente incluso parte de determinados aconteceres, tan sólo porque milita en la proximidad, no sólo afectiva sino ideológica, por supuestísimo que se ve representado.
¿Podría explicar brevemente cuál es la génesis del fútbol del Barça?
Está asociado a la escuela holandesa, con Rinus Michels de entrenador, Cruyff aún de jugador y más tarde ya en el banquillo. Se ha ido construyendo un hecho cultural que es el juego de posición. Desde arriba hasta abajo los criterios de selección, observación y análisis del jugador parten de lugares muy distintos, por no decir únicos, que al del resto de equipos.
¿Y el juego del Barça tiene antídoto o la única manera de contrarrestarlo es jugar igual, pero mejor?
Esos planteamientos no existen, pues son reduccionistas y no tienen respuesta. La complejidad de la teoría de los sistemas no la tiene.Otra cosa es que haya quienes se crean más listos que nadie y afirmen tenerlas. De lo conocido no se puede interpretar lo desconocido. Por más que se sepa del Barça, lo único que cabe es elegir los jugadores para hacerle más daño, siempre desde el balón e intentando formar superioridades. Cambiar tu alineación para hacer daño al Barça, no para tumbarte patas arriba. Es decir, una propuesta activa, no reactiva.
Pellegrini asegura que si el Madrid jugara como el Barça, el Bernabéu pitaría a su equipo. ¿Comparte esa opinión?
Sin comentarios. Se comenta sola.
¿De verdad el Madrid no puede aspirar a jugar como el Barça?
Aspirar, ¿por qué no? Ahora bien, no ha firmado futbolistas para jugar como el Barça. En el Madrid no hay una construcción cultural ni una identificación de años como en el Barça. Es un equipo que también juega a ganar, pero a su estilo. Sin juego de posición, ni basado en crear superioridades, no combinativo... Está más orientado hacia la portería que hacia el juego, y esto lo está haciendo muy bien, de ahí su situación de privilegio.
¿En qué ha mejorado o perfeccionado Guardiola el estilo de Cruyff?
Es muy difícil saberlo, pues los estilos tienen que ver con los quehaceres y los quehaceres con los jugadores de los que dispongas. Guardiola no juega un 3-4-3, por lo que la ocupación espacial no es igual a la de Johan. Además, Pep ha hecho más énfasis en los movimientos sin balón. No sé si ha mejorado el juego del Barça, pero sí que ha hecho más hincapié en estos conceptos.
Usted tiene otro gran amigo y referente en el Barça en Seirul.lo, preparador físico. ¿Qué importancia le concede a Paco en la metodología de entrenamiento del Barça?
Aquí sí que la amistad surge por mi admiración hacia él, un maestro de maestros, lucido y lúcido. No me he cruzado con nadie que sepa más de fútbol que Paco. Entendiendo por fútbol, el juego y los jugadores, no metodología y preparación física. Seirul.lo es el padre de la cultura del Barça. Las directrices y las pautas las marcó y las marca él, de ahí que su incidencia venga derivada.
Volviendo a Pep, después de amasar tal cantidad de éxito, ¿cree que permanecerá mucho tiempo en el banquillo del Barça?
No se sabe. El Barça ha pasado a la historia, pero para que se asiente en la memoria colectiva debe ganar tres Copas de Europa seguidas. Pep lo sabe y no dudo de que lo pueda conseguir. Si el Barça hace lo que él diga tiene más posibilidades de éxito a la larga que al revés. Venga quien venga de presidente, aunque no creo que Pep vaya a estar con un presidente que no lo quiera. Y no por haber ganado, sino por sensaciones.
¿Le ve en otro equipo o está demasiado relacionado con el Barça y su estilo de juego?
Es que es como un guante a una mano. Pep es más culé que el palo de la bandera y lo comprobé en las elecciones, cuando a él no le importaba perder con tal de que ganara elBarça. Su armonía está ahí y es evidente, aunque también lo es la inquietud innata que tuvo cuando todavía era jugador y se fue a jugar a Italia, Qatar o México para absorber cosas que puede trasladar ahora a su profesión de entrenador.
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