Este artículo se publicó hace 9 años.
El primer filme que cuenta la mítica huelga de los estudiantes mexicanos de la UNAM
Alonso Ruizpalacios mira a la histórica huelga estudiantil de la UNAM mexicana para retratar a la juventud de hoy en Güeros.
-Actualizado a
MADRID.- Una road movie por la Ciudad de México, plagada de decisiones comercialmente suicidas, se ha convertido en una de las películas con más premios del cine reciente. Güeros, ópera prima de Alonso Ruizpalacios, es el primer filme que retrata la histórica huelga de los estudiantes de la UNAM. La mirada sobre aquella no es especialmente complaciente, lo que le ha valido que le llovieran algunas críticas un poco ácidas.
Además, la película está rodada en blanco y negro, apuesta que el director explica diciendo que es “la mejor manera de subrayar los contrastes y de acentuar el racismo, el clasismo, la intolerancia…” de la generación de la que habla. A pesar de ello, ha tenido éxito casi instantáneo en los cines mexicanos y de medio mundo. Una de las claves es, seguramente, que el director ha cargado de humor, ironía y autocrítica una historia genuina del cine social.
El marco del relato es la huelga de los estudiantes mexicanos de la UNAM, a finales de 1999. Un acontecimiento histórico de dimensiones especialmente relevantes, al que Ruizpalacios desprende de casi cualquier pista temporal, consiguiendo así que el movimiento estudiantil sirva de reflejo a la juventud de hoy.
Entonces, los huelguistas consiguieron sus demandas y se convirtieron en ejemplo para muchos países. La protesta, sin embargo, fue también uno de los primeros gritos de auxilio de la generación del gran desconcierto. “Lo que empezó como un símbolo de la disidencia viva, terminó para muchos siendo la causa de una profunda crisis existencial, o, como lo llamábamos mis amigos y yo, el síndrome del jubilado prematuro”. Y justamente dos de esos jubilados prematuros y el hermano pequeño de uno de ellos son los protagonistas de Güeros.
La promesa rota de una generación
El viaje de reconocimiento y autoconocimiento de los personajes comienza cuando envían a Tomás, un chico de doce años, a pasar una temporada en Ciudad de México, donde su hermano mayor "supuestamente" hace la tesina. La realidad es que Sombra y su compañero Santos no pegan palo, han quedado, a causa del parón de la huelga, suspendidos en una especie de limbo. El chico les convence para que vayan juntos a buscar a un músico, Epigmenio Cruz, una leyenda del rock mexicano que ellos escuchaban de niños y que es el mayor vínculo que tienen con su padre muerto.
Epigmenio Cruz es, por supuesto, el McGuffin de la película, pero también es, en palabras del director, “la promesa rota de la generación que precedió a los protagonistas”. Un ídolo que presumiblemente va a caer cuando los jóvenes estén frente a él. Al fin y al cabo, todo el recorrido de estos es una magnífica excusa para que Ruizpalacios desmenuce los motivos del descontento de su propia generación, un grupo marcado por las paradojas y la desilusión. El lema que acompaña al título: “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción”, ayuda a explicar el caos esencial en el que se encuentran los protagonistas.
Jóvenes indecisos, desgastados, resignados
En la huelga real, los diez meses de paro hicieron que se radicalizaran algunas facciones, que muchos estudiantes desesperaran, que otros abandonaran, que crecieran peligrosamente los fanatismos. En la película hay un poco de todo ello, presentado para que se pueda entender como reflejo de la juventud hoy.
Ruizpalacios muestra a unos jóvenes que no saben muy bien cómo definir su postura política y se quedan en ese limbo. No saben si están a favor o en contra. Otros están indecisos, eternamente indecisos. Los hay desgastados y resignados y también están los que de verdad quieren ser revolucionarios, pero no tienen el bagaje político ni la experiencia, solo un poco de entusiasmo. Con ellos, afortunadamente, está Tomás, símbolo de la esperanza que todavía no ha muerto.
Son retrato de la generación del descontento que puebla el mundo entero. Chicas y chicos que sienten que les han engañado con promesas que eran falsas, que se encuentran en un mundo ordenado por un sistema que perciben como enemigo y en el que los valores que les proponían como básicos -familia, trabajo estable, seguridad…- o son imposibles o no les interesan.
"¿Cómo te atreves a hablar de estos temas"
A ello, Ruizpalacios, añade “intolerancia, racismo, clasismo…”, que le han valido algunas amenazas. “Pinche güerito fresa ¿cómo te atreves a hablar de esos temas?” le reconvinieron en la presentación del filme en Nueva York, donde el director concluyó que él era una “persona liberal, de izquierda”, que lamentaba muy especialmente “la falta de autocrítica, porque eso es lo que nos tiene donde estamos. Por eso hay tantos políticos corruptos de izquierda, por esa falta de autocrítica”.
“La huelga es, simplemente, el contexto que permite abordar otros temas de México, como el racismo, el clasismo, la intolerancia y muchas cosas más que nos definen como sociedad”, señaló en una entrevista en su país, donde la actriz Ilse Salas añadió: “Nos toca lidiar con el racismo y con el sexismo que, aunque no lo queramos ver, existen en estos movimientos”.
El filme muestra en la pantalla la miseria urbana, el laberinto real de México D.F.
Los contrastes de la Ciudad de México
Entre la ficción y el documental, la película hace también el mapa de la Ciudad de México. “Es una película sobre los contrastes, el político, el social, económico, incluso geográfico, de la ciudad”, dijo en San Sebastián Ruizpalacios, que muestra en la pantalla la miseria urbana, el laberinto real de México D.F., la soledad… y la tragedia de estos jóvenes perdidos en esas calles y en busca de un ídolo del que, realmente, no esperan nada.
Con momentos dedicados a la autoparodia, a la autocrítica del cine independiente mexicano, Güeros está protagonizada por actores muy populares, como Tenoch Huerta o Ilse Salas, con los que comparten protagonismo unos desconocidos, pero igualmente brillantes, como Sebastián Aguirre y Leonardo Ortizgris.
Es la película favorita
Con doce nominaciones a los Premios Ariel de la Academia de México, entre las que se encuentran las más importantes (Película, Director, Guion, Actor, Actriz, Ópera Prima, Actor Revelación…), se considera una de las favoritas.
- Premio a la Mejor Ópera Prima en la sección Panorama de Berlín
- Premio a la Mejor Película Latinoamericana y Premio de la Juventud en San Sebastián
- Premio al Mejor Nuevo Director y Mejor Fotografía en Tribeca
- Premio FIPRESCI en el Festival de Jerusalén
- Premio del Público en Los Ángeles
- Premio a la Mejor película de la Mostra de Cinema Llatinoamericà de Catalunya 2015
- Premio a la Mejor Película en el Festival de Los Cabos
- Gran Premio del Jurado en el Festival de Bombay
- Premio a la Mejor Opera Prima, Mejor Actor, Premio de la Crítica y Premio del Público en el Festival de Morelia
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