Este artículo se publicó hace 7 años.
Paula Bonet: "Me cansé de ser la chica que pintaba chicas con mofletes colorados"
"No hago mi trabajo para que sea aplaudido" / "No tengo en cuenta al público cuando dibujo, como tampoco a los medios" / La pintora castellonense presenta junto a The New Raemon 'Quema la memoria', cancionero ilustrado del músico catalán.
Madrid--Actualizado a
Un nubarrón cubre la Gran Vía a la espera de la pintora Paula Bonet (Vila-real, 1980). Su tono plomizo parece sacado de aquellos óleos que en su día ilustraron La Sed (2016), trabajo con el que la castellonense tuvo a bien enterrar definitivamente ese mundo dulce y pizpireto que le catapultó con Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End (2014).
Reconoce algo apresurada que lleva un par de vinos y que viene de preparar junto a The New Raemon la presentación de Quema la memoria (Lunwerg Ed.), un cancionero ilustrado con el que el músico catalán celebra diez años de carrera y en el que Bonet, a través de sus pinturas, ha podido volcar "unos meses de angustia", confidencia que acompaña con una mueca entre enigmática y triste. Un ademán que al poco corrige para compartir entusiasta sus dos nuevas pasiones; Liszt a todo volumen mientras trabaja y su flamante taller de grabado.
Con ella hablamos de luces y sombras, redes sociales, literatura femenina y compromiso con una carrera artística que ni reniega de lo que hizo, ni se reinventa en lo que hace, simplemente no deja de buscar (que no es poco).
Internet fue su gran altavoz inicial... ¿Temió que se le fuera de las manos? ¿Cuál es su relación actual con las redes?
Las redes sociales tienen muchas aristas y algunas pueden llegar a ser incluso peligrosas, pero si sabes gestionarlas no tienes por qué preocuparte.
¿Cuál es su secreto?
Para mí es importante mostrar pero no exhibir.
Delicado equilibrio...
Es una línea muy fina pero que tuve muy clara desde mis inicios. Creo que si muestras demasiado de tu vida personal esa vida se desdibuja hasta el punto de que trabajo y vida personal se confunden. No sabría vivir sin dibujar, sin pintar, sin escribir... Poner eso en peligro no me lo perdonaría. Afortunadamente cuando estalló todo yo tenía 30 años y a esa edad ya sabía el grado de compromiso que quería con mi trabajo y el error que supondría su banalización.
¿No cree que su primer trabajo —'The End'— anduvo cerca de esa banalización?
El problema con The End es que se etiquetó de preciosista sin ir más allá. Yo creo que sí había contenido en ese trabajo, lo que sucedió es que el envoltorio hizo que la gran mayoría de los consumidores no llegara al hueso de lo que planteaba. Digamos que mientras yo trataba de comunicar, el gran público se quedaba con que aquello era simplemente bonito.
Pero y qué hay del reconocimiento, ¿no le supuso cierta seguridad?
El éxito también puede comportar mucha inseguridad. No es algo que buscara, de forma que al principio lo recibes como un gran elogio, y afortunadamente después me di cuenta de que debía tener los pies en el suelo, no me podía dejar arrastrar por ese fervor entusiasta porque seguramente era mentira. Creo que tuve la suerte de detectar que se me podía ir de las manos y me aferré a mi obra.
Y optaste por reinventarte...
Es que no se trata de reinventarse, yo lo interpreto como seguir avanzando, me cansé de ser la chica que dibujaba chicas con mofletes colorados. Además, aquello fue algo anecdótico que hice durante unos meses en los que necesitaba expresarme de una forma más inmediata... Yo vengo de otro lugar, no se trata de poner todo mi esfuerzo en demostrar que soy otra cosa, no tiene sentido. No tengo en cuenta al público cuando dibujo, como tampoco tengo en cuenta lo que dicen los medios cuando publico algo, si fuera así me convertiría en una marioneta. Quien quiera convertir mi trabajo en un objeto mercantil que lo intente, seguramente no lo conseguirá porque no voy a participar de ello y la autora soy yo.
Seguramente ya lo han pretendido...
Alguna insinuación ha habido, pero tengo mucha suerte con mi editorial y siempre han respetado mis decisiones. Nunca me han exigido repetir un determinado patrón que ha funcionado.
¿Entiende el arte como una búsqueda constante?
Es que los autores a los que admiro y la obra de los cuales consumo y me alimentan son un ejemplo perfecto de búsqueda, ninguno de ellos repite un patrón que funciona. Además, es que no tiene ningún sentido repetirse, yo no hago mi trabajo para que sea aplaudido, para mí el éxito es otra cosa...
¿Y qué es?
Para mí el éxito es poder hacer lo que te gusta aunque no vivas de ello. Cuando acabé Bellas Artes en Valencia, tuve que trabajar en un comedor escolar, en un estudio de diseño gráfico e incluso dando clases, pero nunca dejé de pintar, nunca abandoné lo que me daba la vida.
He leído que pasa más tiempo en librerías que en salas de arte
No sé si eso es bueno o malo, pero sí, es cierto. Crecí leyendo a hombres y de esas lecturas aprendí no sólo términos y conceptos, también un modo de ver la realidad. Me interesa mucho leer a mujeres ahora, me interesa cómo se enfrentaron a un contexto en el que estuvieron a la sombra de un hombre. Muchas de ellas fueron valoradas, leídas e incluso premiadas, pero la historia de la literatura las dejó a un lado... Así, las mujeres que hemos venido después no hemos podido tenerlas como referentes y partimos de cero a la hora de enfrentar determinados problemas que, si bien no son sólo femeninos, nos afectan de lleno precisamente por esa falta de referentes femeninos.
¿Cuándo y por qué se sumerge en la causa feminista?
Sucede que publico un libro como Qué hace cuando en la pantalla aparece The End y por el hecho de ser mujer y hacer algo bonito se me trata con paternalismo, algo que no le ocurrió a otros compañeros con un trabajo muy similar. No niego que, como muchas otras mujeres, repitiera de forma inconsciente determinados patrones machistas, pero llega un momento en el que estos patrones me duelen más de lo que me dolían anteriormente, y es entonces cuando busco respuestas y las encuentro leyendo a mujeres como Anne Sexton, Clarice Lispector y Sylvia Plath.
¿Qué supone esta colaboración con The New Raemon en su carrera?
Me ha venido muy bien porque he podido volcar muchas ideas que me han ido surgiendo durante unos meses en los que he estado llena de tinieblas. Han sido unos meses de angustia y las canciones de Ramón, que están llenas de luces y tinieblas, me han servido de ayuda. Además, hay algo que valoro mucho de su música y su trayectoria, algo con lo que yo me siento muy identificada, y es su capacidad de renuncia, su valentía para abandonar el lugar en el que es aplaudido para probar nuevas cosas.
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