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Liliana Torres cuenta en 'Mamífera' la historia de las mujeres que no quieren ser madre

La película, estrenada en el South by Southwest de EEUU, denuncia las estrategias del patriarcado para devolver a la mujer al ámbito de lo doméstico.

Enric Auquer y María Rodríguez Soto, protagonistas de la película.
Enric Auquer y María Rodríguez Soto, protagonistas de la película. Filmax

Las mujeres que no quieren tener hijos son uno de los rivales más temidos del patriarcado obsesionado con devolver a la mujer al ámbito doméstico. Sacralizar la maternidad, definirla como un instinto, crear referentes imposibles de madres perfectas y prohibir o condenar el derecho al aborto son estrategias retrógradas de opresión.

La cineasta Liliana Torres, dispuesta a impedir que se siga intentando anular la libre y decidida voluntad de las mujeres, cuenta desde el cine, en Mamífera, una historia de mujeres que no desean ser madres, realidad poco o nada atendida antes desde la gran pantalla.

Lola, una profesora de arte (su especialidad son los collages), vive feliz con su pareja, Bruno. Nunca ha querido tener hijos, pero al saber que está embarazada, aflorarán temores internos y preocupaciones. Narrada en un tiempo anterior a la reforma de la ley del aborto, tiene que esperar los tres días obligatorios de reflexión (hoy no existen) antes de abortar y, en ese paréntesis, su decisión hará que cambien algunas cosas en su vida.

Protagonizada por María Rodríguez Soto y Enric Auquer, Mamífera desdramatiza la situación que vive el personaje principal, revela la realidad de la maternidad, la situación social de las mujeres que no quieren tener hijos, subraya la feliz sororidad y plantea muchas preguntas que no se han hecho aún públicamente y que merecen ya una reflexión seria.

Lo hace con sentido del humor, sin apelar a la tragedia y aprovechando el arte del collage para narrar visualmente el estado de inquietud que acompaña a la protagonista. María Rodríguez Soto ganó el premio a la mejor actriz en el Festival South by Southwest de Texas por este trabajo.

Después de unas cuantas películas sobre la maternidad contadas desde el punto de vista de las mujeres, usted hace una película sobre el deseo de no ser madre. ¿Por qué cree que no se ha tratado este tema antes en el cine? 

Más que sospechar de las mujeres que no hayan querido contar antes esto, lo sospecho es que no teníamos suficientes mujeres dirigiendo como para que haya llegado la oportunidad de que las que no queremos tener hijos pudiéramos explicar esta historia de primera mano.

Tiene que ver con el hecho también de que parece que la maternidad es algo tan complejo que lo primero que va a llegar de esta nueva oleada de mujeres cineastas tenga que ver con eso. La no maternidad sigue siendo una opción minoritaria, entonces no se han tenido tantas oportunidades como hasta ahora de contar esto.

¿No querer ser madre sigue siendo algo castigado socialmente?

No querer ser madre es excepcional. Los números hablan por sí solos, la inmensa mayoría de las mujeres tienen hijos. La norma es tener hijos y la excepción de esta norma es no tenerlos, pero creo que esto sucede por muchas razones históricas.

Está claro que tal y cómo se ha retratado y abordado desde el sistema, el Estado y desde las tradiciones, se ha puesto la maternidad en un lugar central. Sospechosamente, la ha puesto como algo muy deseable e irrenunciable. La maternidad se nos ha vendido como un instinto y lo que supone esa mentira es que tú no podías renunciar a ello, porque ¿cómo vas a renunciar a algo que es irrenunciable?

La directora y guionista Liliana Torres.
La directora y guionista Liliana Torres. Filmax

La maternidad ha significado, desde que la propiedad privada existe, la forma de continuar el linaje masculino de una familia. Y, no nos engañemos, significa un trabajo no remunerado de la mujer. La maternidad significaba muchas cosas, pero siempre se nos ha vendido como algo sagrado, fantástico, maravilloso, la realización última de una mujer y un instinto irrenunciable.

Eso ha calado mucho culturalmente en nosotras y aunque la sociedad se ha vuelto más compleja y crítica con los discursos mayoritarios, sigue estando muy dentro de nosotras. Tan dentro que cuando escoges no ser madre, hay un cuestionamiento. Nunca se pregunta a una mujer embarazada por qué quiere tener un hijo.

¿Qué supone la 'mentira' de asegurar que la maternidad es un instinto?

La explicación de que la maternidad era un instinto yo me la tragué y me hizo daño. De ahí surgía una de mis principales preocupaciones. Si es un instinto, definitivamente, biológicamente me pasa algo.

"Hay una idea sutil, en el aire, de que si no has parido, no has pasado por la experiencia completa"

Gracias a que siempre me ha gustado leer y siempre me ha gustado investigar he podido ir desmontando esto. Y la primera autora que me lo desmontó fue Simone de Beauvoir, en El segundo sexo. Ella explica claramente cómo no hay ningún sustento biológico que diga que la maternidad es un instinto y lo compara con instintos como el de huida o lucha para decir que, si la maternidad fuera un instinto y, por lo tanto, algo irreprimible, estaríamos pariendo cada dos años o no tendríamos la capacidad de decidir cuándo queremos hacerlo.

O en épocas históricas no hubiera existido el infanticidio, y existía. Era muy extendido como una forma de controlar la natalidad. Está claro que con eso se ha querido obligar sutilmente a las mujeres a optar por la maternidad siempre.

Hay un deseo en toda la película de romper reglas, incluso empleando el sentido del humor para temas muy serios, como el aborto. ¿Cuál era el objetivo de desdramatizar de esta forma?

Tenía claro que Mamífera tenía que tener un tono luminoso, quería huir de esas películas que hablan sobre el aborto y que normalmente acostumbran a ser dramáticas o muy oscuras y traumáticas. Que está bien que las haya, no las critico para nada, pero yo me quería alejar de esto porque quería quitarle el drama a la parte traumatizante que muchas veces la sociedad pone en este tema y quería ayudar a normalizarlo un poco más. Aunque Lola sufra y nos lo oculte, quería una naturalidad de los acontecimientos.

La película se proyectó en el South by Southwest Festival de Texas donde el aborto es un delito, ¿cuáles fueron las reacciones allí?

El público que tuvimos en el festival era muy bueno, progresista, y las personas que hablaron de este tema después de los visionados estaban muy enfadadas con lo que estaba sucediendo en EEUU.

En ese sentido, el apoyo fue total y tuve la sensación de que hacía mucha falta que este mensaje se extendiera. Era muy extraño estar ahí sabiendo que había personas que para ejercer ese derecho tienen que irse a otro estado o tienen que hacerlo de forma clandestina. De hecho, una espectadora que se fue antes del coloquio nos dejó una nota explicándonos que estaba pasando por una cosa más o menos similar y me impactó muchísimo.

La historia transcurre en los tres días para reflexionar la decisión de abortar que, afortunadamente, no existen ya con la nueva ley. ¿Se sigue tratando a las mujeres como a menores de edad, como si no tuviéramos claras nuestras decisiones?

Sí, los tres días de reflexión cambiaron con la reforma de la ley del aborto. Ya no existen y esperamos que así siga y que no vaya para atrás otra vez, pero sí, era una forma paternalista hacia las mujeres, una manera de infantilizar a las personas que van a tomar una decisión perfectamente consciente. Esto me parecía gravísimo. Además, esto me permitía la ironía de que al final esos tres días el que no lo tiene claro es él. Quería darle esta vuelta de tuerca.

¿Los hombres se plantean el deseo de tener o no hijos de la misma manera que una mujer?

Yo diría que la inmensa mayoría no. Por supuesto que hay algunos que reflexionan sobre ello, pero creo que la inmensa mayoría llega a ello un poquito a través de las mujeres, cuando tienen una pareja que lo desea o una pareja que no lo desea y, de repente, se lo tienen que cuestionar.

Creo que a ellos siempre les ha llegado la paternidad a través de una mujer primero. Cuántas maternidades singulares, es decir, sin pareja, existen y cuántas paternidades sin pareja existen. Te diría que cero. En ese sentido yo pienso que ha sido la mujer la que históricamente ha traído esa decisión al hombre.

Aunque es la historia de una mujer que no quiere ser madre, ¿pretende también con la película invitar a la reflexión sobre por qué se desea tener hijos?

Claramente. Si partimos del punto de que obviamente la maternidad no es un instinto, sino que es un deseo y una decisión legítima, entonces tenemos la capacidad de reflexionar sobre ella y de debatir. Esto me parece muy importante, que juega muy a favor nuestro. Es decir, podemos liberarnos de esas cargas que supuestamente eran biológicas y preguntarnos ¿por qué tenemos que pasar por la experiencia de parir?

La técnica del collage sirve en la película para adentrarse en los sueños del personajes.
La técnica del collage sirve en la película para adentrarse en los sueños del personajes. Filmax

Hay muchas mujeres que están sufriendo con tratamientos de fertilidad... Hay una idea sutil, en el aire, de que si no has parido, si no has tenido tú al bebé, no has pasado por la experiencia completa. No vas a darle pecho… Todo el tiempo se está vendiendo esta maternidad natural y se está dando tanto valor a estos procesos con los que se genera mucho dolor a las personas que físicamente no pueden quedarse embarazadas. De modo que están ahí obsesivamente intentándolo en contra de su salud y estamos dejando de lado una opción que me parece la verdadera opción altruista, la adopción.

Además, usted revela en 'Mamífera' todos los problemas que conlleva la maternidad.

Sí, hay con ello la voluntad de desacralizar la maternidad y bajarla de ese pedestal. Por otro lado, está la voluntad clara de decir que la forma en que tú vas a poder ser maternal tiene que ver con tu código postal y no con la influencer perfecta que sigues en Instagram y que tiene todo el tiempo del mundo para dar el pecho a demanda, escoger todos los alimentos, hacer los potitos cada mañana…

Creo que eso hace mucho daño y está generando una oleada de culpa en muchas madres con estos modelos perfectos de maternidad que son inalcanzables en la sociedad en la que vivimos, sobre todo si vives en una clase social precarizada.

Quería hablar de cómo afecta tu código postal en tu maternidad y cómo condiciona tu vida. Nunca luchando un modelo de mujer contra otro, ni mucho menos, pero sí poniendo en evidencia un poco que este sistema al final, tanto a las no madres como a las madres, no está cuidándonos para nada y lo que está haciendo es empujar para domesticarnos de una forma o de otra.

¿Hacia dónde lleva esto?

Para mí esta nueva maternidad súper extra demandante, donde la mujer está ahí al servicio de sus hijos todo el tiempo es una forma encubierta de devolver a la mujer a lo doméstico.

A la mujer que no tiene hijos se le ha intentado domesticar marginalizándola, sin referentes positivos. Hasta ahora todos los referentes que hemos tenido han sido las brujas de Disney, todas eran solteras sin hijos, se comían a los niños y eran unas amargadas, no les gustaban las criaturas. Al final todo eso responde a querer anular las voluntades reales de las mujeres y colocarlas en lugares que sean más cómodos para el patriarcado, para el capital, para el sistema.

¿Un sistema que amenaza a las no madres con la pregunta de quién nos va a cuidar en el futuro?

Sí, es una de las grandes amenazas que lanza la sociedad sobre las mujeres que no tenemos hijos. Siempre está sobrevolando la pregunat de ¿quién te va a cuidar? y también si "vas a estar sola". A eso quiero dar una respuesta con el final de la película. Para mí, ahí está la respuesta.

Esta película se puede ver desde muchos puntos de vista muy diferentes, ¿cómo son las reacciones del público?

La experiencia ha sido muy enriquecedora y ha habido controversia. Eso demuestra hasta qué punto, este, es un debate en el que no hemos entrado como sociedad. El aborto también despierta polémica.

La primera pregunta que me hicieron en un coloquio en València, en el primer pase abierto al público, fue una señora que me sorprendió muchísimo, me preguntó que, si Lola era vegana y no quería matar a animales para comer, por qué abortaba. Brutal. Pero claro, entonces tienes la oportunidad de poder decirle a esta señora, que es que no tiene nada que ver un ser que está aquí, que siente, que está vivo, que estamos explotando, con un embrión que no tiene un sistema nervioso, que no tiene conciencia, que no está.

"La paternidad para los hombres es algo mucho más liviano, menos amenazante"

Estamos muy en la casilla de salida. También hubo un señor que sacó el tema de que en España estábamos en un momento de inversión de la pirámide poblacional, que aquí no había superpoblación y que las mujeres teníamos que tener dos hijos cada una.

Imagínate el marco mental de ese señor, pero yo pude decirle que yo no soy una máquina de construir obreros que le vayan a pagar las pensiones en el futuro. La maternidad es un ítem muy sagrado y sobre el que hemos reflexionado poco. Los referentes que tenemos en el cine, sobre todo, han sido desde la perspectiva del hombre, del hijo que ha visto la maternidad como la mamá que sufre por todos, esa figura mítica.

En su película, el hombre se da cuenta de pronto de que quiere tener hijos…

Es muy diferente la forma en que las mujeres y los hombres pensamos e imaginamos sobre la maternidad. Para nosotras hay una cuestión biológica, sabemos que es una posibilidad real y que puede estar ahí en cualquier momento y, por lo tanto, te obliga a sentir más peso en esta decisión que puedas llegar a tomar. Para ellos es algo mucho más liviano, mucho menos amenazante.

Cuando esa situación se instala entre los personajes, Lola lo ha pensado bastante y lo tiene claro, pero para él, la teoría aterriza y entonces imagina lo que podría ser y le gusta. Era muy importante para mí que rompieran porque yo quería subrayar que la no maternidad es una opción igual de irrenunciable que la maternidad y que no es una cosa que una pueda cambiar por una pareja.

Las obsesiones y preocupaciones de Lola la persiguen en sueños y en forma de los collages que ella hace, ¿por qué decidió esta manera de dar forma a sus sueños?

El collage estaba presente siempre y tenía razones muy importantes. La primera es que yo quería que Lola tuviera un trabajo que fuera vocacional, que le gustara, pero que no fuera un trabajo con una importancia real muy grande, es decir, que no estaba salvando vidas en África y, por tanto, sí la hubieran perdonado no ser madre.

Es uno de los típicos clichés. Quería alejarme de eso. Escogí el collage porque es un arte que siempre ha sido considerado, aunque no para mí, como un arte menor. Yo quería que ella trabajara en algo nada esencial para la sociedad, pero vocacional. A la vez, eso me permitía utilizar esta técnica de collage para adentrarme en los sueños que Lola vive durante estos tres días, que son básicamente todas las congojas, ansiedades, sentimientos no integrados que va experimentando y que se dejan ir en el inconsciente durante la noche.

Me parecía que el collage le iba como anillo al dedo al inconsciente, porque en los sueños tú recortas un elemento de la realidad y lo pones en otro escenario y ¡pum! tiene un significado distinto.

¿Ha sido difícil encontrar financiación para una película que trata este tema?

Pues la verdad es que ha sido más fácil que en otras ocasiones. Creo que eso indica que las personas han valorado el proyecto en las sucesivas rondas de financiamiento y han entendido que había necesidad de hablar de esto. Eso quiere decir que seguramente, de alguna forma, ya estamos preparadas y preparados para abrir este debate.

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