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Guillermo Zapata: "Las cosas funcionan bien en la izquierda cuando hay poco ruido"

El escritor y guionista Guillermo Zapata, autor del libro 'No a todo', en una foto de archivo.
El escritor y guionista Guillermo Zapata, autor del libro 'No a todo', en una foto de archivo. Cedida / Público

En 2003, Rafael Simancas iba a ser investido presidente de la Comunidad de Madrid. El PSOE había ganado las elecciones autonómicas y podía tomar las riendas de la Puerta del Sol tras ocho años destronado. ¿Qué podía fallar? Los diputados tránsfugas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez se propusieron buscar la respuesta: el tamayazo. Los dos se ausentaron durante la votación, forzando la repetición electoral y entregando el Gobierno al PP de Esperanza Aguirre.

No fue un golpe de gracia, sino una herramienta política que retrata a la perfección el funcionamiento del poder en Madrid. Guillermo Zapata (Madrid, 1979), guionista y escritor, recoge todas las anécdotas de aquella votación en su último libro, No a todo (Lengua de Trapo). Un guion que nunca vio la luz y que ha servido como base para este ensayo sobre la lucha de egos, el diseño de una conspiración y la construcción de un proyecto político lleno de lagunas. El autor charla con Público por el vigésimo aniversario del tamayazo.

Este mes se cumplen 20 años del 'tamayazo'. ¿Ve algún vínculo entre aquella votación y los resultados del 28M?

El resultado de estas elecciones hay que leerlo en clave nacional y el tamayazo se entiende en clave local. Lo que ocurre en ambos casos es que existe una mayoría del PP que le sirve como trampolín al partido para buscar el quiebre del Gobierno central, impulsar la alternancia y, posiblemente, acabar con la hegemonía socialista. El fin de esa lógica empieza en Madrid.

Las de 2003 fueron las últimas elecciones autonómicas que dieron la victoria al PSOE. En el libro se habla de una serie de llamadas que tenían como objetivo impedir la investidura de Rafael Simancas, el candidato socialista. ¿Por qué molestaba la izquierda en la capital?

En ese momento había dos problemas. Por un lado, un partido socialista que iba a montar un Gobierno de coalición con IU. Era algo inaudito y mucha gente se puso nerviosa. Por otro lado, el candidato del PSOE propuso una serie de medidas que afectaban a algunos elementos básicos de la estructura económica de Madrid.

"Dentro del propio PSOE había gente con intereses inmobiliarios"

Simancas quería tocar políticas urbanísticas, quitar dinero a la educación concertada y regular los horarios comerciales. Dentro de su propio partido había gente con intereses inmobiliarios. Ese fue el problema más gordo.

Esos intereses inmobiliarios siguen existiendo…

Los intereses se mantienen, pero no es lo mismo. La oferta política es más amplia y se ha normalizado la diversidad de opiniones. La polarización ha distanciado mucho las bases del PP y el PSOE. En 2003, había gente en los dos partidos con los mismos intereses. No se trataba tanto de adaptarse a quien gobernaba en la sombra, sino de beneficiar a los miembros del propio partido. Ahora, en el seno de la izquierda, operan otros agentes como la desafección. La relación con los grandes poderes es cosa del PP.

Hay partes del texto que hacen pensar que Tamayo y Sáez, los dos diputados tránsfugas del PSOE, actuaban como marionetas de alguien con más poder. ¿Quién controlaba Madrid?

En un primer momento, el guion [del libro] plantea una diferencia entre Tamayo y el poder inmobiliario. Pero, realmente, la figura del constructor la representaban él mismo y sus colegas del PP. No los unían las siglas, sino el interés urbanístico. Sáez juega a otro juego, igual de chungo, pero distinto. Ella se cree la historia política con la que tratan de taparlo todo, trabaja para su corriente y obedece a sus líderes.

Y ahora, ¿quién manda?

"La gente sabe que manda Florentino. Es obsceno, porque no lo esconden"

Desde el tamayazo ninguna persona con intereses urbanísticos tuvo problemas con los gobiernos de turno, porque todos han legislado tratando de maximizar los beneficios del sector privado. Para muestra, Ayuso con la regulación de los alquileres. Se opone, dice que cada uno con su casa hace lo que quiere. Ni Ayuso ni Almeida necesitan presiones, porque tienen claro para quien gobiernan. Es obsceno, porque no lo esconden. La gente sabe que manda Florentino, pero es que a Almeida lo votan precisamente por eso.

En 2003 había un sector del PSOE, defensor del bipartidismo, que no quería saber nada de pactos. ¿Qué pensará Tamayo de los resultados del 28M?

Hace mucho tiempo que Tamayo dejó de hacer política y pasó a ser simplemente un corrupto. Supongo que le dará igual quien gobierne, pero creo que no tendría ningún problema en votar a Isabel Díaz Ayuso.

Si algo dejó claro el 'tamayazo' es que lo de hacer externas las miserias internas de los partidos puede tener efecto rebote. ¿No ha aprendido la izquierda?

Una cosa es la gestión más o menos mala de las diferencias políticas y otra cosa son los intereses particulares o económicos. En el tamayazo, las coartadas políticas eran una excusa para tapar lo que verdaderamente estaba en juego. No obstante, la izquierda tiene una tendencia al exhibicionismo de la diferencia, un gusto por la trifulca...

"La izquierda tiene una tendencia al exhibicionismo de la diferencia"

Entendemos todo como una especie de pelea constante, sin diferencias entre lo interno y lo externo, más aún en el contexto de las redes sociales. La gente se da cuenta de que las cosas están funcionando bien entre las organizaciones de izquierda cuando hay poco ruido. Si hay ruido, algo falla.

Cuenta también que para gobernar Madrid hay que ser funcional con el proyecto político que se comenzó a construir en 2003. ¿Ayuso es útil en este sentido?

El proyecto que nace en 2003 es el del neoliberalismo y la privatización de los servicios. Lo encabeza Esperanza Aguirre y se desarrolla sobre dos ejes principales: la capacidad de consenso y la corrupción. En 2015, el proyecto está a punto de caer, pero el PP de Cifuentes salva la papeleta. Ayuso es la continuidad de ese proyecto, aunque lo moderniza y lo enfrenta al Gobierno de coalición. Hay una línea de continuidad, los problemas tanto de desigualdad como de corrupción son los mismos.

También dice que una comunidad funciona mejor cuanto más se parece su modelo al de una empresa. ¿Es esta la clave del éxito de la derecha en Madrid?

La derecha no gobierna como si fuese una empresa, pero sí construye esa idea. En Madrid, una buena parte de la población cree que sale adelante gracias al sueldo que recibe de su empresa y no al papel de los servicios públicos. Esto es lo que te dice el PP, te hacer creer que lo normal es depender por completo de lo privado, que si una institución te ayuda es porque no eres lo suficientemente bueno…

En 2003, la campaña electoral estuvo marcada por el no a la guerra. El pasado 28M, por la sombra de ETA y el ruido de los pucherazos. ¿Qué nos espera el 23J?

"Sumar puede combatir la desafección de la izquierda"

El PP va a intensificar una campaña basada en la ilegitimidad del Gobierno progresista. Nada nuevo. El PSOE va a apostar por la defensa de su identidad y el miedo a la ultraderecha. En la medida en que Sumar sea capaz de lograr un acuerdo, habrá una tercera campaña que hablará de llegar a final de mes y mejorar la vida cotidiana de la gente. Es aquí donde se puede combatir la desafección de la izquierda.

Para terminar, cuando escribió este guion sobre el 'tamayazo' pensó en titularlo 'Maletines'. ¿Qué título le pondría a una película sobre el Madrid actual?

Me cuesta pensarlo, no soy especialmente bueno con los títulos. Erosión creo que podría ser una buena opción.

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