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Estreno de ‘Matrix Resurrections’ Lana Wachowski ya no cree en el mesías

La cineasta firma la cuarta entrega de la saga, 'Matrix Resurrections', y con ella ridiculiza la producción 'en cadena' de Hollywood y se ríe de sí misma y de sus antiguas vanidades. Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss son de nuevo los protagonistas.

Lana Wachowski ya no cree en el mesías
Carrie-Anne Moss y Keanu Reeves son los protagonistas. (Warner)

"¿Por qué usar un código antiguo para crear algo nuevo?" se preguntan en la nueva entrega de Matrix, Matrix Resurrections. Y con este interrogante Lana Wachowski no solo se está refiriendo a este reboot, sino al sinfín de películas de súper héroes, a las sagas fantásticas, a las trilogías, tetralogías… producidas en cadena para beneficio de la industria. Wachowski está apuntando directamente a la máquina trituradora de Hollywood.

Y no es una pregunta baladí. A la cineasta le interesa hacerla porque quiere contestarla y porque ha decidido, en esta vuelta al cine, erigirse en defensora del cine original, alejado de esquemas y de certezas, sometido a las obligaciones del mercado. La magia de la ilusión. Y ahí entra en juego este Matrix Resurrections que es, sin duda, la película de Lana Wachowski que jamás hubiera hecho Larry Wachowski.

Con ella, otra vez Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss en los papeles de Thomas Anderson /Neo y Trinity, pero con unos cuantos años más. Años y arrugas, a los que, felizmente, les sacan un gran partido. Porque esta película no va de peleas asombrosas –y hay unas cuantas peleas-, sino de sabiduría y "del significado de la vida".

"Sencillamente, extraordinaria"

"Siento que nada de lo que he hecho en mi vida tiene importancia", dice Neo, el personaje principal de esta saga, y la directora y guionista hace suya esta afirmación para presentar su nuevo yo en la gran pantalla. Una identidad cargada de sentido del humor–toda la película se puede entender como una autoparodia-, de sentido del ritmo y de sentido común. Porque todo en esta entrega de Matrix es más que razonable.

Lana Wachowski ya no cree en el mesías
Una escena de acción del comienzo de la película. (Warner)

Para empezar, es la película de una mujer y por eso aquí Trinity, en palabras de la propia directora, "que era valiente y atrevida durante la primera trilogía, ahora es sencillamente extraordinaria". Las mujeres de esta historia se mueven, por fin, en otro nivel y uno de los personajes de la historia, el malvado, se queja amargamente: "¡Las mujeres eran tan fáciles de controlar!".

Buena y mala ficción

Por otro lado, esta es la película de una cineasta empalagada de la repetición y de lo previsible, de la cultura y el arte controlados por el dólar. Una creadora que aprovecha su película para preguntarse en público qué es lo real. A Lana Wachowski ya no le interesa en este ‘Matrix’ qué es ficción y qué es realidad, lo que quiere es que todos nos preguntemos cuál es la buena y la mala ficción, y, muy importante, quiere saber "¿qué convierte a la ficción en realidad?" y hacia el final de su historia se contesta, "los sentimientos".

Naturalmente, porque Matrix Resurrections es una historia de amor, el relato de una mujer que está hastiada del universo binario, de las divisiones en dos, del blanco o negro, de lo bueno o malo, de lo oportuno o inadecuado… de una mujer que confía en las emociones, en la humanidad y en el libre albedrío y que ha decidido mandar al carajo el destino fatal y lanzarse a los brazos de "la incertidumbre".

"¿De que coño va esto?"

Matrix es un videojuego que creó Thomas Anderson y que le hizo famoso. Mientras él se aburre como nunca en su trabajo, los personajes de aquella creación le están buscando en su forma de Neo. ¿Qué realidad es la que quiere vivir este hombre, la de Anderson o la de Neo? ¿hasta dónde son de verdad reales esos personajes? Todo se desmadra cuando la empresa recibe el encargo de crear Matrix 4.

Lana Wachowski ya no cree en el mesías
Lana Wachowski, en el rodaje de la película. (Warner)

"¿De qué coño va esto? Criptofascismo, transpolítica… Esto no puede ser otro reboot más" se preguntan los miembros del equipo, ridiculizando así los absurdos intentos de cualquier creador de hoy en los grandes estudios de Hollywood. Además, por mucho dinero que se exprimiera de alguna de las sagas más rentables del cine, incluida Matrix, estas solo consiguieron, como dice el propio personaje, "entretener a algunos chavales".

Antiguas vanidades

Ahora, Lana Wachowski, que parece que ha puesto en su sitio sus antiguas vanidades, hace reaparecer a sus legendarios personajes para jugar con ellos al cine -"Ya ves después de tantos años, apareciendo en un váter"-. Emergen de nuevo para llevar al público a ese territorio de la imaginación y, afortunadamente, liberados de la responsabilidad de convertirse en mesías y salvadores del mundo.

Más violenta y sucia, con más escombros que las anteriores, muchas peleas, un sentido del humor refrescante y la veracidad que concede a los personajes las arrugas de sus intérpretes, Matrix Resurrections ha sido, a pesar de su metraje excesivo, una buena elección de Lana Wachowski, que no estaba en absoluto programada por el destino.

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