Este artículo se publicó hace 8 años.
Daniel Innerarity: “El debate político en España es cutre, decimonónico”
“Hay que hacer algo; yo no puedo estar como un espectador”, se justifica el penúltimo filósofo en política. El cabeza de lista de Geroa Bai se confiesa “irritado con la incapacidad de transformar una fuerza popular en gobierno que demostramos tras el 20-D”
-Actualizado a
MADRID.- “Estoy muy irritado con la incapacidad de transformar una fuerza popular en gobierno que demostramos tras el 20-D. Yo ya no quiero llenar de ilusión Navarra o plantarle cara al PP, como he escuchado. La ilusión ya estuvo, ahora tenemos que gobernar. Y al PP -por higiene democrática, por una cuestión de justicia social- quiero sustituirlo; necesitamos que se vaya”, se justifica el filósofo que, entre máxima y reflexión, no se cansa de recordar que está en campaña.
Hace tres días, en los ratos libres que le dejaba la Universidad del País Vasco o su Instituto de Gobernanza Democrática, Daniel Innerarity (Bilbao, 1959) cuidaba de sus dos adolescentes, sus flores, sus gallinas y sus libros en un pueblecito de la montaña navarra. Hoy este highlander ibérico de apellido escocés –“vengo de una familia hecha de muchos sedimentos”, explica- es un Braveheart, cabeza de lista por Geroa Bai, entusiasmado con la posibilidad de llevar “una nueva lógica” al Congreso.
“Mi candidatura no lo es al uso. Yo no puedo ir al Parlamento a dar clases, tengo que aprender”, dice modesto el catedrático de Filosofía Política, formado en Alemania con la prestigiosa beca de la Fundación Alexander von Humboldt durante los días de la caída del Muro de Berlín. Pero añade el candidato a continuación: “Es importante la aportación de las ideas, la reflexión. Los debates que tenemos ahora en España son muy cutres, sin sutilezas; manejan conceptos decimonónicos. ¿Cómo nos vamos a entender sobre la cuestión territorial si pensamos en la soberanía en los términos de Carl Schmitt? Eso ya no funciona así”.
“Los agentes políticos están cómodos con los guiones habituales: el ‘quítate tú para ponerme yo’. Es un mundo de lenguaje acartonado”
Porque a Innerarity ya se le ha quedado vieja hasta la nueva política. “Mi futuro dependerá de los navarros y de las navarras”, dice. Vuelve a meter la cuña electoral en la esperanza de posponer cuatro años más su gran proyecto: una Teoría de la democracia compleja, que explica: “Casi todos los conceptos políticos, de democracia y de gobierno, proceden de épocas en las que había sociedades relativamente sencillas. ‘Representación’, ‘soberanía’, ‘división de poderes’, ‘territorio’, ‘participación’ son términos que, con el cambio brutal de la sociedad en los últimos dos siglos, ya no valen; no son los suficientemente complejos para un tipo de realidad que los desborda por todos los lados”.
La teoría comenzó a gestarse en 2002 con su primer libro de filosofía política, La transformación de la política, que le procuró el Premio Nacional de Ensayo. Y reaparece en el último, La política en tiempos de indignación, en el que calibra el valor y las limitaciones de los movimientos y los partidos surgidos de la crisis y la indignación. Un ensayo al que, quizás, habría que añadir el capítulo de los meses tras el 20-D, “que me han parecido penosos”, se reconoce Innerarity entre el 82% de los españoles hartos con la situación, según el CIS.
“Los agentes políticos están cómodos con los guiones habituales: el ‘quítate tú para ponerme yo’, el ‘y tú más’... Es un mundo de lenguaje acartonado que ha generado desconfianza. Para recuperarla, lo primero es decir cosas que la gente entienda -la política tiene que volver a ser algo comprensible, inteligible- que no las simplezas que se dicen ahora como si fuéramos tontos. La ciudadanía acepta más verdad de la que estamos dispuestos a darle”, asegura.
Y echa mano de la memoria para explicarlo con una anécdota: “Un día Pasqual Maragall, con quien tuve cierta amistad, me recordó una frase de su hermano Ernest: ‘La política ha dejado de ser la cosa más interesante del mundo. Y lo malo es que la gente se ha dado cuenta’. Aquella frase me golpeó. Soy de una generación que sale del franquismo con una política que lo podía todo. Después he vivido todas las fases: el combate, el desencanto… Estamos en un momento en el que los recursos cívicos, que tienen que estar al servicio de transformaciones sociales y políticas, están totalmente malogrados”.
“La cita del siglo XXI será una cita en la que el Estado nacional no va a ser protagonista”
Del final del franquismo, del año de la muerte del dictador, le viene a Innerarity el sentimiento nacionalista, no de cuna, sino por reacción. “Tiene que ver con mi año de instituto en San Sebastián, en el que tuve como compañero –y muy buena relación- con Gregorio Ordóñez. El ambiente, la efervescencia… a algo te tenías que sumar”. Él eligió un nacionalismo que hoy va mucho más allá de la reivindicación de soberanía y poco tiene que ver con la del estado propio.
“Yo no quiero ser como España. No quiero un estado con soberanía, territorio delimitado. Porque eso sería llegar tarde a esa cita con la historia y yo ya estoy pensando en la siguiente. No quiero que los navarros o vascos recuperemos el tiempo perdido porque no tuvimos un Estado. La cita del siglo XXI será una cita en la que el Estado nacional no va a ser protagonista. Para qué perder el tiempo tratando de ser como los españoles cuando podemos ser algo más innovador. Pretender que el derecho administrativo te dé la razón en el siglo XXI es una torpeza. Lo que tiene que darte la razón es la gente, la cultura, la internacionalización”.
Con su mirada globalizadora, que desarrolla en el ensayo Un mundo de todos y de nadie, el bilbaíno pone otro ejemplo de la insuficiencia del Estado como instrumento para resolver micro y macroproblemas: la crisis de los refugiados. “En Navarra, como en otros muchos lugares, hay un programa para acogerlos; lo que no hay es refugiados. Y la culpa es del Estado español. De un lado un ministro dice que tendríamos que tirar cohetes porque tenemos una recuperación sideral. Otro asegura que hay mucho paro y que no hay sitio para tantos. ¿En qué quedamos? Este es otro de los motivos –y vuelve a aparecer el candidato en campaña electoral- para cambiar el Gobierno de España y que, en temas urgentes como este, pegue un giro radical”.
En tono analítico, aventura Daniel Innerarity que “si hay sorpasso, habrá gobierno de Rajoy con la abstención de los socialistas, que, antes de pegarse un tiro en la cabeza, se lo pegarán en el pie”. Así que, mitinero, concluye una hora larga de conversación pidiendo el voto para Geroa Bai, “no porque un escaño vaya a hacer mucho, sino porque el voto de Geroa será un voto para el cambio”. No asoma a su cara rictus de arrepentimiento cuando se le recuerda la posible mudanza a Madrid desde su montaña navarra, sus gallinas, sus flores y sus libros. Tan sólo responde socarrón: “Si no salgo el 26-J, no haré como Vargas Llosa. No diré: ‘El pueblo de Navarra quiere que siga siendo filósofo’. Diré: ‘El pueblo de Navarra no quiere que sea diputado” .
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