Cuando Matt Damon se sumó a la estampida iniciada por Paul Greengrass y anunció que dejaba la saga de Jason Bourne, esta quedó en el aire. Después de tres entregas taquilleras y habiendo agotado los libros escritos por Robert Ludlum, el futuro del espía desmemoriado que había recuperado sus recuerdos y plantado cara a la CIA y al Gobierno se veía muy negro. Dejar morir una de las franquicias de más éxito de los últimos tiempos hubiese sido un craso error para Universal. Pero, ¿cómo seguir haciendo películas de Jason Bourne sin Jason Bourne? Complicado.
Había que encontrar la manera de seguir y Tony Gilroy tenía la llave. Al guionista de las tres primeras entregas no le importó ni que Ludlum, fallecido en 2001, no hubiese dejado más material que adaptar ni que el rostro icónico de la franquicia la hubiese abandonado. Así surgieron Aaron Cross y El legado de Bourne, cuya historia transcurre paralela a los hechos acaecidos en El ultimátum. Había que buscar un digno sucesor para Damon y la balanza se inclinó a favor de Jeremy Renner, un actor con una importante carrera en películas de acción como SWAT, En tierra hostil y Misión Imposible.
Cuando los encargados de relanzar la saga se pusieron en contacto con él, a Renner le asaltó la misma duda que a todos. 'Al principio estaba muy confuso con la idea. No sabía cómo lo iban a hacer. Si no me van a ofrecer hacer de Jason Bourne, ¿qué voy a hacer?', reconoció a su paso por Madrid para presentar la película. Después le dieron el guión y se despejaron sus dudas como ahora, con el estreno este miércoles, les ocurrirá a los seguidores de la franquicia. Renner dice que una vez que leyó el guión y vio cómo se las habían arreglado para seguir sin Bourne se quedó 'más tranquilo'. La réplica femenina se la da Rachel Weisz, que interpreta a una de las científicas encargadas de mutar genéticamente a los agentes.
'El legado de Bourne' se integra sin problemas con el resto de la sagaEl legado de Bourne se mantiene en la línea marcada por las anteriores. Como en El caso Bourne, gran parte del metraje se la lleva la presentación de Aaron Cross, al que es necesario contextualizar y dar una historia. Todo se justifica con siete palabras que se recogen en el tráiler. 'Jason Bourne era la punta del iceberg'. La frase la dice Edward Norton. Él interpreta al burócrata que reclutó sobre el terreno a Cross y que ahora quiere borrarlo del mapa antes de que Bourne, que aunque no aparece físicamente sigue en espíritu, destape todo el entramado de programas gubernamentales en buscar del soldado perfecto. La sensación final es que, con sus altos y sus bajos, El legado de Bourne forma parte de un todo.
Había una pregunta obligada que hacer a Jeremy Renner cuando se dejó ver por Madrid, que si había hablado con Matt Damon. 'Nos conocíamos de antes porque somos ambos amigos de Ben Affleck. Pero no hemos hablado de la película', aclaró. No había más que decir. Las comparaciones son inevitables en estos casos, pero a Renner no parecen preocuparle. Acostumbrado a interpretar a héroes con aristas, lo suyo son los protagonistas complejos, que no llegan a ser buenos al 100%. Le gustan los hombres con 'fallos, porque es lo más humano'. Y llama la atención sobre el hecho que Shakespeare sabía muy bien como componer este tipo de personajes alejados del maniqueísmo. 'Héroes con fallos y villanos que resultaban simpáticos'. Así los define el nuevo rostro de la saga Bourne.
En El legado de Bourne, como en las anteriores, hay un juego de doble moral que en esta ocasión se ve reflejado en el personaje de Norton. Para Renner, esa falta de ética no es más que un trasfondo. 'Estas ideas son interesantes y sirven para crear un poco de drama, pero no es un factor muy importante. Lo que importa en esta película, en esta serie, son los personajes más que nada', explica. Incluso, va más allá, porque la idea de crear al soldado perfecto no es exclusiva del cine o de los cómics (léase El Capitán América), sino que ocurre en la realidad. 'No es una fantasía', reconoce Renner, quien explica que es cierto que existen programas como los de la película.
Para interpretar a Aaron Cross se requería a un actor con carisma y con atractivo para la cámara, pero también con un buen estado de forma. Con el protagonista de En tierra hostil el equipo de la película se ahorró mucho tiempo de preparación. Renner venía de rodar Misión Imposible: Protocolo fantasma y Los Vengadores, así que la parte física la tenía más que controlada. Aunque hay cosas para las que uno no puede preparase, como 'pelear con un lobo'. Aún así, estaba tan en forma que se empeñó en rodar él mismo muchas de las escenas, lo que supuso un quebradero de cabeza para las aseguradoras. El actor se lo toma a broma.
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