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El maestro del desnudo chic

Karl Lagerfeld recuerda a Helmut Newton en un libro que recoge una selección de sus mejores fotografías

ROCÍO PONCE

Antes de los flashes, las modelos y los cochazos, el fotógrafo judío Helmut Newton (Berlín, 1920-Los Ángeles 2004) tuvo que huir de la Alemania nazi, separarse de su familia y desde la absoluta pobreza, abrirse hueco en el elitista mundo de la fotografía de moda. 'La vida de Helmut Newton es un tríptico. En primer lugar está Berlín, su infancia. Luego el periodo australiano, desconocido, misterioso. Y más tarde, los últimos 25 años, que empezaron el día en que llegó a París en su Porsche', relata el diseñador Karl Lagerfeld en el prólogo de la segunda edición de Photo Poche, Helmut Newton (Lunwerg), con una selección de 61 fotografías y notas biográficas.

El trabajo de Helmut Newton es incapaz de pasar desapercibido. Desde que logró notoriedad a partir de los sesenta, resultó imposible que no surgiese una legión de antinewtonianos -que veían a un fotógrafo pornográfico del capitalismo-, pero también otra que, del mismo modo, lo adoraba y encumbró hacia el olimpo de los mejores fotógrafos del siglo XX.

Creía que sus trabajos no requerían explicación alguna

'No pretendo hacer arte, siempre trabajo por encargo', explicaba sin pudor. Poco le importaba que sus instantáneas llegasen a colgar de las paredes de los principales museos de arte contemporáneo. 'Si busco un punto de vista auténtico, no empezaré mirando lo que el arte acepta para adecuarme a ello', argumentaba Newton. Según él, no había que buscar mensaje en sus fotografías, no requieren explicación alguna.

Se puede dividir la obra de Newton en tres bloques: moda, erótica y retratos. El grueso de su carrera lo dedicó a la de los dos primeros, pero como retratista pudo fotografiar a Salvador Dalí, David Lynch, Jean-Marie Le Pen y al propio Karl Lagerfeld, entre muchas otras personalidades. El momento del disparo es descrito por el diseñador de Chanel como un momento si no orgásmico, sí fuera de lo común: 'Puedes llegar a tener una sensación casi física al convertirte en un Newton y él también entra en trance'.

Según Lagerfeld, decir que sus fotos son pornográficas es 'ridículo'

El fotógrafo Helmut Newton disfrutaba de una serie de obsesiones que no ocultaba, sino que potenciaba en cada trabajo. Por encima de todo estaba el cuerpo desnudo de una mujer. Que no lo estaba completamente hasta que no se desprendía de toda su ropa y se calzaba unos vertiginosos tacones. Vogue, Elle, Vanity Fair y Playboy son sólo algunas de las publicaciones que se rindieron ante la provocación exquisita de Helmut Newton.

Para Newton, una joven puede pasear tranquilamente por la Avenida George V del París de 1974 sólo con sus tacones y una capa de zorro. La vulgaridad no entra en la escena convirtiendo la imagen en un momento erótico tremendamente glamouroso. Según Lagerfeld, decir que las de Newton son fotografías pornográficas 'roza lo ridículo', pero también cree que 'ha influido profundamente en las fantasías eróticas de nuestro tiempo', se lee en el libro.

'No me considero un fotógrafo de la sociedad de consumo'

Otros de sus temas recurrentes eran las piscinas, los maniquíes y los lujos de la alta sociedad. Esta última obsesión le generó más detractores si cabe. 'No me considero un fotógrafo de la sociedad de consumo, pero trabajo en un sistema capitalista', se defendía en las entrevistas. Fotografiaba la ostentación porque según él, no conocía lo suficientemente bien a las clases más desfavorecidas. ¿Maniquíes en un entorno miserable? 'Resultaría totalmente falso', sentenciaba.

Bajo el trabajo de un fotógrafo de moda, entre tacones y prendas de alta costura, se escondía cierta intención sociológica: 'He querido mostrar las reglas de una sociedad determinada, poner de manifiesto unos determinados comportamientos'.

Murió estrellando su Cadillac contra un muro de Sunset Boulevard

Helmut Newton murió a los 83 años, como no podía ser de otra manera, estrellando su Cadillac contra un muro de Sunset Boulevard (Los Ángeles). Testigo de los avances tecnológicos, optó por rechazarlos. Ni cámara digital, ni ordenadores. Seguía revelando de forma tradicional y utilizando película en blanco y negro o en color. La manipulación, en el caso de Helmut Newton, no iba tras el disparo, sino antes. En sus estudiadas puestas en escena.

A este transgresor no le interesaban la suavidad ni la amabilidad, sino buscar reacciones. Estaba rompiendo con todos los tabúes de la fotografía de moda y del desnudo. El fotógrafo Helmut Newton no tenía tiempo para tonterías.

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