A la revolución se llega por el reggae. Por lo menos, ese es el camino emprendido por el músico marfileño Tiken Jah Fakoly (1968), infatigable en su compromiso con la libertad de los pueblos africanos. Un combate que le ha llevado a encararse con los más poderosos, hasta el punto de tener que exiliarse en Mali y de ser declarado persona non grata en Senegal por sus críticas al poder. Ayer, Fakoly tocó en Salt (Girona) y hoy llega a Madrid con su contagioso llamamiento a un despertar revolucionario, alentado por los acontecimientos de la Primavera Árabe, que cree que se extenderán en breve hacia el sur del Sáhara. A los que le trataron de ingenuo, Fakoly responde: 'Preparaos para lo que llega'.
Hace más de una década que canta a la revolución africana. ¿Lo que ha sucedido este año es la revolución que esperaba?
Se ha producido un despertar de las conciencias, que es lo que persigue mi música. Yo creo en la revolución inteligente, emprendida por un pueblo que conoce sus derechos y decide reclamarlos, pero no necesariamente a través de la violencia más destructiva. No creo que haya que destruir todo lo que se ha construido en los últimos 50 años. Lo que ha pasado en Túnez o en Egipto responde a mi definición de revolución inteligente.
'En la revolución de Túnez, muchos me citaron como inspiración' Durante la eclosión de estos movimientos, durante la primavera pasada, ¿sintió que el tiempo le había acabado dando la razón?
Experimenté un sentimiento de orgullo. En septiembre de 2010 publiqué mi disco African Revolution. Dos o tres meses más tarde, Túnez era libre. Muchos participantes en el movimiento me citaron como inspiración, como alguien que había dado el pronóstico acertado. Es algo que me reconforta en el combate que llevo librando desde hace años. Hasta entonces, cuando hablaba de revolución africana, mucha gente me decía que era un iluso. Que sucediera lo contrario demostró, de una vez por todas, la validez de mi reflexión y de mi análisis.
¿Por qué esta revolución ha acontecido justamente ahora?
Porque la tasa de educación es más elevada que en otros tiempos. Sin saber leer y escribir, nada es posible: no hay toma de conciencia posible. No es casualidad que haya empezado en Túnez, que lleva ventaja a muchos otros países. Todas las condiciones se reúnen para que esa revolución se extienda ahora por todo el continente: una pobreza insufrible, un paro altísimo, una política opresiva.
¿Cree posible un proceso revolucionario en el África subsahariana?
Sucederá tarde o temprano, le doy un par de décadas. Durante muchos años, se ha reprimido al pueblo limitando el acceso a la información. Hoy, con internet, ya no sirve de nada repetir en la televisión estatal que el presidente es guapo e inteligente. La juventud tiene otros medios para acceder a la información. Compare lo que sucedía hace diez años en Senegal, Mali o Burkina Faso con lo que sucede hoy. No hay color: la juventud ha entendido que tiene cierto poder en sus manos. Los gobernantes que se opongan al proceso de democratización se enfrentarán a una revolución. En 20 años, como mucho, la totalidad de África será libre.
'Vivimos una pobreza insufrible'
Se observa una evolución en su música: de describir la discriminación ha pasado a llamar al militantismo. ¿Era necesario pasar de la denuncia a la acción?
Después de 15 años de combate, me di cuenta de que ya no era suficiente con constatar la discriminación. Había que combatirla. Me propongo pasar a la acción dando ideas concretas al pueblo. Lo que es digo es que nadie cambiará la cosas por ellos y que cada generación de africanos ha tenido que cumplir su cometido. Nuestros antepasados lucharon contra el esclavismo para que sus hijos tuvieran un futuro mejor. Hoy, mi generación tiene que evitar que sus descendientes crezcan en un continente devastado, en el que nos lo han robado todo. Su vida será aún peor que la nuestra si no hacemos nada al respecto.
¿Y cómo reacciona el público africano cuando canta cosas así? ¿Qué diferencias observa respecto al espectador europeo?
En África soy un portavoz de una población que no siempre tiene los medios o las tribunas para expresarse. Tienen ganas de decir cosas, pero no saben adónde ir. En mi continente me considero un portavoz. En cambio, en Europa, soy más bien un mensajero. Transmito una realidad que el público de allí no siempre conoce. Les permito descubrir cosas que no salen por la tele, como que los africanos no son extra-terrestres. Lo que vivimos en África es un proceso normal, retardado por los condicionantes históricos. Hay que dar tiempo a los africanos.
¿Cómo descubrió el reggae y por qué lo adoptó como instrumento político?
Lo descubrí siendo muy pequeño, a principios de los ochenta, en mi pueblo de 200 habitantes. Era muy mal estudiante, así que, por las noches, me escapaba para escuchar música. Allí descubrí a Bob Marley, que desde entonces se ha convertido en mi auténtico modelo. Descubrí en su combate que lo que denunciaba también servía para nosotros. La diferencia entre el reggae que hago yo y el del Caribe es que, pese a tener una historia parecida, nos enfrentamos a problemas distintos.
El reggae tiene conexiones con la religión. ¿También su música?
Yo no creo que tenga un gran peso. Soy religioso, musulmán practicante, pero no me gusta mucho hablar de ello ni ponerlo por delante. Quiero que todo el mundo, tenga las creencias que tenga, se pueda identificar con lo que canto.
Es muy crítico con los países occidentales que apoyan, de manera más o menos abierta, a las dictaduras africanas. Algunos prefieren su supuesta 'moderación' al extremismo que podría surgir de las urnas. ¿Qué opina?
Hay que dejar de apoyar a toda dictadura. Combatirlas en Europa y apoyarlas en África es intolerable. Toda dictadura es un freno a nuestro desarrollo. Los dictadores se aprovechan de la ignorancia de sus pueblos e impulsan a la juventud a seguir marchándose lejos. Yo quiero que la juventud africana se quede aquí, pero en las condiciones actuales no es posible.
'Es intolerable que Europa apoye a las dictaduras en África' ¿Cómo se vive en el exilio?
Cuando decidí dedicar mi vida a este combate supe que cabía esperar muchos conflictos y enfrentamientos. Me parece normal y me lo tomo con filosofía. Además, el exilio también puede tener efectos positivos. De entrada, en Mali me siento muy bien. Por otra parte, me ha ayudado a verme más africano que marfileño.
¿Cómo valora el nuevo gobierno de Alassane Ouattara en Costa de Marfil, tras el adiós a la fuerza de Laurent Gbagbo?
Es pronto para juzgar a Ouattara, pero por lo menos está trabajando mucho para hacer que las cosas cambien. Se ha producido un cambio de valores, porque Gbagbo se presentaba a trabajar, con suerte, hacia mediodía. Personalmente, creo que Gbagbo merece ser juzgado por el Tribunal Internacional de La Haya [el expresidente comparecerá este lunes por vez primera ante el tribunal acusado de crímenes de lesa humanidad]. Es algo que piensa mucha gente, pero aún no se atreven a decirlo en voz alta. Me gustaría que los artistas se comprometieran más para dar ejemplo.
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