El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, no pidió una rectificación del Diccionario Biográfico Español hasta ayer por la tarde. A mediodía, en un encuentro con Público, explicó que es 'la comunidad científica la que tendrá que ir corrigiendo esas voces, si es que alguna no es la adecuada'.

Dado que el diccionario le ha costado al erario público 5,8 millones de euros, ¿va a tomar alguna medida el Ministerio de Educación?

Tendremos que hacer una valoración de la inversión. Seguro que hay textos que tienen una orientación discutible, y para eso está la comunidad científica y la sociedad, para ir corrigiendo. Pero yo no quiero que se descalifique un trabajo de 40.000 voces en el que han trabajado 5.000 personas. Estoy en contra de que el poder político controle el poder académico. La política no controla a las Academias. Y espero que nadie lo esté pidiendo.

¿Qué le parece lo que se dice de Franco y de Negrín?

No lo he leído. Lo que me parecerá grave es que se haga alabanza de poderes dictatoriales, espero que no ocurra eso, o que se haga promoción de valores que son éticamente poco presentables.

A Franco lo ensalza en su faceta de militar y no menciona la represión.

Hay que pedir a ese autor que lo explique. A mí Franco sí me parecía un dictador, pero esto no quiere decir que a mí me parezca mal que en un diccionario haya distintas lecturas sobre ese asunto.

Pero alguien tendrá que supervisarlo, ¿no?

Los fondos públicos no se dan a condición de que lo que se diga allí satisfaga más o menos la opinión del ministro. Es la sociedad y la comunidad científica la que valorará el alcance de ese trabajo.

¿Y qué mecanismo se puede utilizar para...?

¿Para que la gente piense lo mismo que yo? ¿O que usted?

No, para que el diccionario sea verdadero y objetivo.

El debate sobre la objetividad en la Historia se hace en el seno de la comunidad científica y en la sociedad. Es un asunto grave, pero no lo vamos a dirimir entre usted y yo.