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Una bicicleta con una cesta llena de libros para repartir cultura

POR NAZARET CASTRO

En la periferia de São Paulo, una ciudad muy hostil y marcada por la desigualdad social, un grupo de personas tocadas por la lucidez y el optimismo están empeñadas en alentar un movimiento cultural desde la base. Uno de ellos es Binho, menos conocido como Robinson Padial, que encontró en su modesto bar de Campo Limpo, periferia sur, una plataforma para celebrar saraos de poesía y música cada lunes; lo uno llevó a lo otro y acabó montando una improvisada biblioteca en el bar. Lo otro llevó a lo uno y pensó, ¿por qué no llevar los libros a la gente?

La bicicloteca surgió en el transcurso de una de las caminatas de Donde Miras Expedición Cultural por América Latina, con la que, en cuatro trayectos distintos, un grupo de unos 30 artistas, el poeta Binho entre ellos, ha recorrido ya unos 1.500 kilómetros, dejando en cada lugar la impronta de su arte.

'Intentamos atraer a quienes no tienen un contacto íntimo con los libros, ofreciéndoles algo más próximo a ellos'

En la segunda expedición, Binho decidió poner en práctica una idea que le venía rondando por la cabeza desde hacía un tiempo: compró una vieja bicicleta por 39 reales poco más de 15 euros, le colocó una improvisada cesta, se hizo con algunos libros y comenzaron a tocar puerta por puerta ofreciéndolos a los habitantes de los pueblos a los que les iba llevando su aventura.

Espontáneamente, las mismas gentes que aceptaban el regalo ofrecieron a su vez donaciones, con lo que el acervo de la bicicloteca fue creciendo. Y el éxito de la iniciativa hizo imperativo retomarla a su vuelta a São Paulo. Hoy, cuentan con 4.000 libros y un grupo de colaboradores, entre ellos la mujer de Binho, Suzi, y su hija, Naiana. Que no falte tampoco el blog: www.biciclotecas.blogspot.com.

El proyecto recibió en 2009 el apoyo de la municipalidad de São Paulo, gracias a lo cual se hicieron con dos bicicletas nuevas. Ese mismo año montaron un espacio físico que sirve de base para los libros y que fue transformándose en una brechoteca de brechô, tienda de segunda mano que se concibe como un incentivo a la lectura: reciben donaciones de ropas, muebles o juguetes que ofrecen a las personas que leen los libros; consiguieron hasta un frigorífico, que ofrecen como reclamo para un sorteo.

'Vamos empujando a las personas hacia la lectura, de una u otra forma', subraya Suzi. 'Intentamos atraer a quienes no tienen un contacto íntimo con los libros, ofreciéndoles algo más próximo a ellos', apunta Naiana.

Un esfuerzo que no es baladí en un país donde los índices de lectura son todavía terriblemente bajos y apenas existe una biblioteca pública por cada 33.000 habitantes.

La bicicloteca va tomando horizontes más ambiciosos, pero sigue funcionando de un modo desburocratizado y hasta familiar. Si bien los libros son prestados, se ofrecen como un regalo. Sin condiciones, sin papeleos, un intercambio directo. 'Es público, pero no es del Gobierno', resume Luan de Jesús, colaborador del proyecto.

La idea es que 'el conocimiento debe estar en circulación', en palabras de Alisson da Paz, responsable de otra idea revolucionaria en su simplicidad: la Correspondência Poética, con la que regalan poemas escritos a mano en las paradas de autobús.

Poemas y libros se están adueñando del paisaje urbano en la periferia paulistana.

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