Hace más de 15 años, Jaimy Bayly (Lima, 1965) publicó de la mano de Mario Vargas Llosa No se lo digas a nadie, una novela que llamó la atención por ser un retrato de la sociedad homosexual limeña.
Después llegaron más libros y programas en la televisión peruana que le convirtieron en una estrella mediática. Tocado con sombrero, flequillo mod -antes de los mod- acaba de publicar El cojo y el loco (Alfaguara), una crítica a la educación homófoba y clasista que da a sus hijos la aristocracia peruana y en la que ha mezclado sus ingredientes favoritos: sangre y sexo.
¿Quiénes son este cojo y este loco?
Fueron dos personas cuyas vidas y muertes fueron distintas, pero que sirvieron de punto de partida para la novela. El cojo no era cojo, sino que se volvió cojo. Y la cojera le jodió la vida. Sus padres se avergonzaron de él y por eso se volvió una persona violenta y vengativa. Lo que era una minusvalía acabó siendo una cojera del alma. Y el loco tampoco estaba loco, sino que era tartamudo, pero le ocurrió lo mismo. Les tomé gran simpatía y traté de que el lector también pudiera sentir compasión.
Los dos pertenecen a la clase alta peruana. Los dos son abominados por sus padres. ¿Qué relación esconden estas circunstancias?
Sí, no es casual. Es así porque yo eso lo he conocido. Irónicamente, los que más dinero tienen son los que, cuando les toca un hijo diferente, se comportan de un modo más brutal e ignorante. Las familias pobres de Perú cuando tienen un hijo distinto le dan más afecto. Los ricos actúan de una forma más pueblerina. Se debe a dos viejos prejuicios: la tradición católica y machista, que confluyen en la clase alta. Esta novela es muy machista.
Sí, son dos prejuicios que se lastran en la realidad latinoamericana, pero ¿no ha habido ninguna evolución en la sociedad a este respecto?
Yo quisiera creer que las cosas han cambiado para bien. Querría creer que Perú es menos intolerante y más compasivo con la complejidad humana, pero cuando leo las encuestas veo que no es así. Yo defiendo unas ideas que en Perú son muy minoritarias. Cuando digo que los homosexuales deberían tener los mismos derechos que los heterosexuales, como casarse, hay un 80% de los peruanos que lo repudia. Es decir, 8 de cada 10 peruanos es homofóbico.
A usted siempre se la ha considerado un rara avis en Perú. ¿Sigue teniendo la sensación de ser extravagante?
Por definición, un escritor es una ave rara. Un escritor es un marginal, un aguafiestas, y en este sentido sí se me ha considerado alguien que no pertenece a la fiesta. Soy percibido como una amenaza para la gente que no quiere que se cuenten las miserias. Pero el oficio del escritor implica una actitud disidente. Ser un escritor es ser un francotirador.
En 2005 fue finalista del Premio Planeta. ¿Le cambió este hecho?
En una sola cosa, y es que no me gustaría volver a postular a un premio literario. Me hubiera gustado ganar el Planeta porque la diferencia económica es grande (ríe), pero me dejó un gran sinsabor. Los premios no sólo no te hacen mejor escritor, sino que vienen envenenados. Son una tentación peligrosa. Una trampa en la que te puedes empantanar.
¿Por qué le parecen envenenados?
Porque el escritor recibe una cantidad obscena de dinero y el lector va con unas expectativas altísimas. ¿Esa novela vale medio millón de euros?, se pregunta. En segundo lugar, son premios que te enemistan con muchos colegas porque si te lo han dado a ti es que se lo han negado a ellos.
¿Por qué el sexo está tan presente en tus novelas? En una época en la que ya ha dejado de ser transgresor, ¿qué significa?
El sexo ya no me interesa tanto como hace 20 años. Tal vez porque uno se vuelve más viejo y las apetencias sexuales disminuyen. Pero a mí me interesa el sexo como se muestra en las películas de Tarantino, entreverándose con el humor. El sadismo puede ser cómico. En cualquier caso, es cierto que esta nueva novela tiene mucho sexo, pero es que se me ha ido de las manos. Mi próxima novela, que se titula Morirás mañana y es una novela negra, hay mucha sangre, crímenes, pero nada de sexo.
Su primera novela, 'No se lo digas a nadie', estaba plagada de sexo y causó un gran revuelo porque además hablaba de amor y sexo homosexual. ¿Ahora sería distinto?
Sí, sobre todo en España, donde los gays ya se pueden casar. En aquella época en España todavía había rezagos franquistas, católicos y machistas que arrinconaban a los gays, y eso se ha roto. La condición de gay y lesbiana en España se ha normalizado.
¿Por qué cree que España ha dado ese paso y Perú no?
Por el vecindario. Tener como vecinos a Holanda, Francia o Inglaterra te obliga a ser una sociedad más liberal. Por otro lado, España no ha dejado que los viejos prejuicios autoritarios secuestren la libertad personal. Y si quería ser un país moderno no podía serlo solo en lo económico. Además, aquí ha habido un liderazgo político crucial. Zapatero tuvo el enorme coraje de llevar adelante unas reformas morales a pesar de una fuerte oposición de la Iglesia. En Perú no tenemos ese vecindario. Los países latinoamericanos todavía están bajo la influencia de la Iglesia católica y el liderazgo político tampoco ayuda.
En América Latina ha habido triunfos de la izquierda en los últimos años. ¿No han ayudado a una mayor apertura en estos temas?
En Argentina y Uruguay los gays ya no están tan arrinconados. Pero no es el caso de Chile, Perú, México o Colombia. Sí creo que las cosas se están moviendo y que hay una creciente tolerancia hacia lo que es distinto en el terreno religioso, racial y sexual. Pero estoy de acuerdo con Roberto Bolaño cuando se preguntaba cómo era posible que la izquierda de Latinoamérica fuera tan homófoba. A la izquierda de Chávez o Humala las veo un poco homófobas. En este sentido, por ejemplo, lo que piensa la hija de Fujimori [Keiko Fujimori], que es la derecha, y Humala, es lo mismo.
Por cierto, en 2011 habrá elecciones en Perú. ¿Usted por quién va a votar y quién cree que saldrá ganador?
Creo que en la segunda vuelta se enfrentarán la hija de Fujimori y Ollanta Humala. Y si tengo que elegir, me decantaré por la hija de Fujimori porque no quiero que Perú se convierta en Venezuela.
¿Cree realmente que Perú está mejor que Venezuela? Según el informe de 2008 de la CEPAL en Perú la tasa de pobreza llega al 33,9% de los hogares, mientras que en Venezuela al 24,5%.
Perú está mejor porque ha elegido a su gobierno de forma democrática. En Venezuela fue elegido de forma democrática, pero no gobierna de forma democrática. Creo que el modelo de Venezuela no se debe imitar. A mi realmente me gustaría que hubiera una izquierda liberal como la de Uruguay o Chile. Yo hubiera votado por alguien como Michelle Bachelet.
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