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"¿Y ese quién es?"

Una veintena de músicos y decenas de personas del gremio musical se manifiestan frente al Ministerio de Industria para pedir, principalmente, que acabe con la piratería

JESÚS MIGUEL MARCOS

La pregunta que más se ha escuchado en la protesta de los músicos: “¿Y ese quién es?”. Había pocos (a ojo, una veintena) y, salvo excepciones, no de los más conocidos. El resto era gente del gremio musical, que también se han manifestado ante el Ministerio de Industria bajo el lema ‘La música es cultura. La música es empleo’.

Loquillo, Luis Eduardo Aute y el presidente de Promusicae, Antonio Guisasola, compusieron la representación que le entregó en mano al ministro de Industria, Miguel Sebastián, el manifiesto en el que han plasmado sus reivindicaciones. “Esto es sólo el principio”, amenazó Aute. Sus quejas son muchas (una Ley de la Música, seguridad social para los músicos, mejoras en el circuito de salas, que a la música se le considere cultura…), pero ayer sólo se oía una: la piratería por Internet (el Top Manta va pasando a la historia).

“Al ladrón, desconexión”, “Del Top Ten al Top INEM”, “Lo que a algunos les sale gratis a nosotros nos cuesta caro” o “Somos músicos y no el pito del sereno” fueron algunas de las pancartas que enarbolaron los manifestantes. “Venimos con un grito de socorro, nos estamos arruinando”, proclamó de forma vehemente Rosario antes de chillar: “¡Que viva la música! La mejor medicina que tenemos”.

Por allí también se vio a Chenoa (que pidió “más espacios musicales para los jóvenes”), Conchita (que se desmarcó de la crítica principal: “Yo no lo centraría todo en el pirateo”), Carmen París (que también defendió a los usuarios que se descargan música: “No hay que perseguir a la gente, sino a las compañías de telecomunicaciones”) e incluso Virginia, de ‘OT’ (que se quejó de “un sistema político vergonzoso”).

Se volvió a oír, años después de la legendaria expedición musical a la Moncloa, el mantra de “La música se muere”. E incluso se guardó un minuto de silencio porque “la música se está muriendo”. Desde la acera de enfrente, un chaval melenudo con una guitarra a la espalda miraba la escena: la guapa presentadora de la protesta decía que “si no se mueven desde el Gobierno, la música se va a morir”.

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