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La memoria de las bombas, en una viñeta

Zeina Abirached trata en 'Me acuerdo' el conflicto de Líbano

GUILLAUME FOURMONT

Escribir apaciguaba la memoria de Primo Levi. Recordar el horror del Holocausto era 'un deber, una obligación', decía el escritor italiano. Zeina Abirached, que creció entre los bombardeos que destruyeron su país, Líbano, entre 1975 y 1990, apacigua su memoria dibujando. Tras El juego de las golondrinas, en el que trata el conflicto beirutí desde la intimidad de su casa, la autora presenta Me acuerdo (Sins Entido), últimos recuerdos, 'últimas viñetas en mi labor de memoria', explica Abirached desde Avilés, donde arrancaron ayer las XIV Jornadas del Cómic.

Abirached (Beirut, 1981) robó la expresión 'Me acuerdo' al escritor francés Georges Perec quien se había inspirado en la obra del artista estadounidense Joe Brainard para satisfacer su 'necesidad de contar'. Mientras Líbano se cura de los bombardeos de Israel de 2006, la sociedad aún llama a su conflicto civil 'la guerra de los demás'. 'Mi país sufre amnesia. Ya es tiempo de recordar, de hablar de la guerra, porque los adolescentes de ahora no saben lo que pasó', explica la dibujante. Fueron 15 largos años, más de 150.000 muertos y medio millar de heridos.

Las viñetas atrapan la memoria de la guerra de Abirached. Sus 'Me acuerdo' son pedazos de cotidianidad vividos, compartidos, a veces olvidados. 'Quería mostrar cómo la guerra afectaba nuestro cotidiano', dice Abirached. En los dibujos, no hay ningún muerto, ninguna gota de sangre, pero ella se acuerda de su padre, que 'escuchaba música alta para tapar el caos exterior'. De su hermano, que 'coleccionaba fragmentos de obuses'.

¿De qué debemos recordarnos? 'No lo sé', reconoce Abirached. Porque 'no tenemos elección, los recuerdos son personales y se imponen'. Ella aún confunde el ruido de una tormenta con el estallido de las bombas. Odia los fuegos artificiales. También hay cosas que no recuerda, son en su libro páginas pintadas de negro. Abirached asegura que Me acuerdo es la última obra que publicará sobre la guerra de Líbano. Sin embargo, seguirá buscando en su memoria, seguirá haciendo su lista de 'Me acuerdo', como Perec, porque 'aunque parezca un tema tabú, los libaneses quieren contar sus historias; debemos recordarnos para no cometer los mismos errores'.

Abirached confiesa, sin embargo, que es pesimista. '¿A qué sirve todo esto?', se pregunta cuando mira el conjunto de su obra, cuando observa desde París donde reside cómo los líderes políticos actuales de su país 'siguen con sus discursos nacionalistas'. Cada vez que regresa a Beirut donde se aloja en la casa de su infancia, tiene 'la sensación de que algo desaparece' y teme la victoria de la amnesia.

Que no olvide que en Líbano ninguna viñeta de novela gráfica vale tanto como las palabras de su reconocida compatriota, la poetisa Nadia Tueni: 'Mi país es el memoria / De hombres duros como el hambre / Y de guerras más antiguas / Que las aguas del Jordán'. Y Zeina Abirached cambia de tono: 'No quería ser tan radical; claro que esta labor de memoria servirá. Espero que sí'.

 

 

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